Señor Presidente;
Señores miembros de esta distinguida Asamblea Anual de Naciones Unidas:
Quiero referirme en primer término en esta intervención a ratificar la postura personal de esta Presidenta, la de la República Argentina como país y la del pueblo argentino en cuanto al enfático repudio y rechazo al salvaje asesinato de que fuera objeto el embajador estadounidense Chris Stevens en la ciudad de Bengassi en la República de Libia. Este hecho que caracteriza una vez más la andanada terrorista ha merecido por parte nuestra también un período de reflexión acerca de determinadas interpretaciones que hubo en su momento referidas a acontecimientos sucedidos en los países árabes y que fueron por muchos líderes occidentales interpretados o denominados, tal vez periodísticamente, como la primavera árabe, pero que en realidad, humildemente y con mucho respeto desde nuestro punto de vista, reflejaba tal vez otras situaciones no percibidas, no entendidas, no comprendidas por los principales líderes de Occidente.
La muerte de Chris Stevens en Bengassi no es casualidad, fue precisamente allí donde se originó el principal foco de resistencia al régimen de Muhamar Kadafi y donde aquellos que tenemos cierta inclinación por la política internacional sabíamos muy claramente que residían precisamente allí los principales fundamentalistas islámicos opositores, no ya al régimen de Muhamar Kadafi sino a una coexistencia pacífica en un mundo de paz, entre hombres y mujeres de diversas razas, religiones, creencias o pertenencias.
Digo esto porque es necesario tener una clara percepción de cuáles son los problemas y cuáles son verdaderamente las situaciones que se están originando en el mundo y en Medio Oriente en especial, para entender la necesidad de tener políticas diferentes orientadas a construir una paz verdadera y duradera. Una paz que debe implicar siempre elegir, antes que el lenguaje de las armas, el lenguaje de la diplomacia. Porque si uno recorre la historia reciente podrá advertir que muchas veces personajes, fracciones políticas que parecían aliadas de Occidente, finalmente al cabo del tiempo terminaron convirtiéndose en acérrimos enemigos de los valores occidentales por una tal vez mala interpretación o mala adecuación de políticas que permitieran comprender lo que está pasando en Medio Oriente y fundamentalmente en el mundo.
La necesidad del reconocimiento del Estado de Palestina, como también la necesidad y el reconocimiento de que Israel viva dentro de sus fronteras legalmente reconocidas desde 1967, son parte fundamental y el nudo fundamental del problema en el Medio Oriente. Nosotros abogamos por parte de la República Argentina, y creo también reflejar los intereses de nuestra región, de dar una respuesta a algo que viene reclamándose durante décadas y que sin embargo por distintas circunstancias y atravesando distintos gobiernos, las distintas potencias occidentales que tienen una inmensa responsabilidad en este liderazgo no han logrado construir. Para Chris Stevens y para su familia ya no habrá primavera árabe, ni siquiera verano sino un invierno terrible y eterno.
Por eso creo que es imprescindible replantear desde Occidente estrategias y políticas diferentes respecto de Medio Oriente, porque corremos el riesgo de que diciendo defender valores terminemos finalmente, a través de estrategias equivocadas atacando esos valores, profundizando la crisis y que sucedan hechos como el que sucedió en Bengassi, donde tenemos que lamentar la muerte de un diplomático, cualquiera sea su origen, en este caso un embajador estadounidense, cosa que no sucedía desde hacía muchísimo tiempo.
Similar situación podría describirse respecto de la otra gran crisis que aparentemente de carácter económico sacude al mundo. En el año 2008, cuando nos tocó concurrir a esta asamblea, se detectó la va se desplomaba en Lehman Brothers, y una crisis que parecía causada porque había pobres que no podían pagar hipotecas, la famosa crisis de las sub prime, hoy ha terminado en algo más que una crisis de pobres que no puede pagar sus hipotecas, se ha corrido finalmente el velo y se ha descubierto, o por lo menos ha quedado expuesto a la luz pública, que ha sido precisamente la administración financiera de capitales sin ningún tipo de regulación, no ya en beneficio de los sectores más empobrecidos sino de los sectores más ricos de la sociedad, la causante de esto que ya es una crisis global.
En Europa la crisis de la Eurozona, que no es más que la crisis de las deudas soberanas, países que deben más que su PBI y familias endeudadas más allá de sus posibilidades por los próximos 20 ó 30 años. En estos mismos momentos que estamos aquí se está produciendo en España una represión contra indignados que reclaman la renuncia del gobierno por los programas de ajuste que se están aplicando, recetas ortodoxas, las mismas que se vienen aplicando desde hace décadas infructuosamente.
Y quiero decirles que cuando hablamos de esto no hablamos desde lo empírico, cuando hablamos de esto en la República Argentina lo hacemos desde el conocimiento profundo por haber sido una suerte de conejillo de indias de las políticas neoliberales, producto del Consenso de Washington, que traspusieron las fronteras de toda la década de los 90 y finalmente implosionaron en el país en el 2001 cuando se produjo el default de deuda soberana más importante que se tenga memoria. Argentina llegó a deber 160% de su producto bruto, producto de políticas de endeudamiento, políticas de desindustrialización, políticas de ajuste permanente en el consumo, que uno ve aplicar ahora casi metódica y ferozmente sobre los países que hoy como España, como Grecia, como Portugal y como otros tantos están poniendo en peligro la Eurozona.
Poner en peligro el Eurozona es algo más que poner en peligro una región económica, es poner en peligro también la estabilidad misma del sistema financiero internacional. Debemos recordar que si bien el 60% o 65% de las reservas internacionales de los distintos países están depositadas en sus bancos centrales en dólares, hay no menos de un 24% de reservas de los diferentes bancos centrales depositadas en euros.
También, es bueno decirlo, es necesario un replanteo por parte de lo que significa una guerra comercial que se ha desatado en los distintos países a partir de políticas que unos denuncian como proteccionistas y que sólo constituyen políticas de defensa de nuestras sociedades, de nuestros trabajadores y de nuestros empresarios frente a las economías de los países desarrollados, que han sido en definitiva las causantes de la crisis que hoy estamos viviendo y que se intenta transferir. Yo siempre me pregunto algo: si cualquier país de los nuestros tuviera un déficit de la cuenta corriente como tiene por ejemplo Estados Unidos de Norteamérica, sería un país al que seguramente habrían censurado, sería un país al que habrían criticado, pero claro, al ser moneda de reserva, al hacerse el 85% de las transacciones comerciales del mundo en dólares, al ser el país que emite la moneda de reserva por excelencia, queda totalmente separado de toda recomendación o de todo ajuste explicitado por el Fondo Monetario Internacional. Sin embargo el Fondo Monetario Internacional sigue reclamando políticas de ajuste e inclusive, como en el día de ayer, amenazando a países a como la República Argentina, en una imitación que quiso hacer la titular del Fondo Monetario Internacional con un partido de fútbol, que si Argentina no cumplía determinadas cosas le iban a sacar tarjeta roja. Quiero decirle a la titular del Fondo Monetario Internacional que esto no es un partido de fútbol, que esta es la crisis económica y política más grave que se tenga memoria desde los años 30. En segundo lugar debo decirle que mi país no es un cuadro de fútbol, es una nación soberana que toma soberanamente sus decisiones y que por lo tanto no va a ser sometida a ninguna presión y mucho menos a ninguna amenaza de que si no hace tal cosa se le va a poner tarjeta roja. Por otra parte, si vamos al rol, ya que estamos en orden de comparar fútbol con economía, debo decir que el que el rol del presidente de la FIFA ha sido bastante más satisfactorio que el rol de los directores del Fondo Monetario Internacional en cuanto a organizar lo que es su responsabilidad. En efecto, la FIFA organiza cada cuatro años el mundial de fútbol, el próximo será en la República Federativa de Brasil y seguramente será un éxito. El Fondo Monetario Internacional viene tratando de organizar la economía desde los años 80 y crisis tras crisis no logra hacerlo. Sin embargo parece que los únicos que deberíamos criticarnos somos los países, no he escuchado ninguna autocrítica del Fondo Monetario Internacional en cuanto a cuáles eran las estadísticas de España, cuáles eran las estadísticas de Grecia, de Portugal, de Irlanda, de Italia, que permitieron que contrajeran deudas, que emitieran bonos sin ningún tipo de control. Cuáles son los controles, a quiénes controlan y por qué se controla a unos y a otros no.
Estas son algunas de las cosas que nos planteamos hoy aquí frente a ustedes, porque es necesaria una reformulación, lo venimos diciendo desde el año 2003 en que el presidente Kirchner por primera vez vino aquí y sostuvo, ante una Argentina devastada por la crisis, con índices de pobreza y de indigencia nunca vistos, el 25% de los argentinos no tenía trabajo, se habían quedado con sus ahorros en dólares, en pesos, en rupias, en libras, en lo que venía, no tenían nada. Vino aquí y dijo dennos una oportunidad para crecer porque las sociedades para poder pagar sus deudas deben crecer, los muertos no pagan sus deudas. Esta fue la frase de aquel argentino que no se equivocó y que en el año 2003, a partir de las políticas que pudo aplicar y sin acceder, inclusive hasta el día de la fecha, al mercado de capitales, Argentina ha reestructurado el 94% de su deuda soberana y vienen pagando rigurosa y regularmente cada uno de sus vencimientos desde el 2005 a la fecha. Y lo vamos a seguir haciendo, porque privilegiamos políticas donde la producción nacional, el valor agregado, la generación de trabajo, atender a los sectores más vulnerables a través de programas sociales que representan el 1,2% de nuestro PBI y que han sido definidos por hombres como Bernardo Kliksberg como los programas de política social más importantes de Latinoamérica, nos ha permitido un crecimiento que sin lugar a duda es el más importante de los 200 años de historia que tiene la República Argentina.
No venimos a dar lecciones a nadie porque no nos consideramos maestros ni profesores de nadie, simplemente queremos contar la experiencia de un país que vivió una situación similar a la que están viviendo otras naciones del mundo desarrollado. Lo que queremos aportar es desde lo empírico, no desde lo teórico y sabemos que tenemos que tomar como miembros del G-20 medidas que todavía no se han tomado porque siguen sin regularse los grandes movimientos de capitales que un día golpean en un país y otro día golpean en el otro, donde un día la bolsa de un país que está prácticamente en default sube 20 puntos para bajar al otro día 7 siete puntos. Señoras, señores, no seremos economistas pero no somos tontos, sabemos que cada uno de estos movimientos implica formidables transferencias de ingresos y los únicos perjudicados siguen siendo los millones y millones de habitantes que pierden su trabajo, pierden sus esperanzas y lo que yo aspiro es a que no pierdan la paciencia, porque normalmente cuando se pierde la paciencia en situaciones sociales límite, cuando no se consigue trabajo, donde los pobres no tienen un Estado que los proteja y los contemple, finalmente terminan sobreviniendo crisis políticas e institucionales como las que nos tocó vivir a nosotros en el año 2001.
Creo también necesario entender que estamos ante un nuevo mundo y un nuevo mundo exige también liderazgos creativos, exige arriesgar nuevas ideas y nuevos conceptos, querer solucionar los problemas que hoy tiene el mundo con las recetas que los provocaron resulta absolutamente absurdo, es necesario decirlo claramente. El tema del déficit en cuenta corriente que es trasladado de los Estados Unidos a los países emergentes, donde se revalorizan por allí nuestras monedas y tenemos que hacer ingentes esfuerzos a través de acumulación de reservas y de medidas para que no nos transfieran desde los países centrales stocks de manufacturas a muy bajo precio que atentan contra nuestras economías, que por otra parte, bueno es decirlo, los últimos 10 años el crecimiento económico global fue sostenido precisamente por los países emergentes y hoy somos los países emergentes los que tenemos que estar soportando que nos denuncien como proteccionistas por parte de aquellas economías que han vivido protegiendo, a través de subsidios agrícolas y promociones de toda índole, en detrimento de nuestras economías y fundamentalmente en detrimento de la inclusión de millones de ciudadanos que ahora han podido ser incluidos al aparato productivo. Es clave que los países desarrollados entiendan la contribución que los países emergentes podemos hacer al resurgimiento de la economía internacional, por la cantidad de millones que todavía debemos incluir a los beneficios sociales y a la producción, porque además hemos bajado nuestro nivel de endeudamiento como nunca se ha visto. La Argentina, de haber sido un país que estuvo con el 160% de su PBI endeudado, hoy apenas tiene un 14% del PBI en relación a la deuda, el resto es deuda intra sector público y estamos en el más bajo endeudamiento en moneda extranjera y referente a titulares extranjeros.
Obviamente que para algunos somos un mal ejemplo. ¿Por qué? Porque cuando reestructuramos nuestra deuda, y no estoy proponiendo como solución la reestructuración, pero cuando reestructuramos nuestra deuda sostuvimos que hace a la esencia del capitalismo que quien toma el riesgo de colocar en un país dólares, con una tasa como la que se llegó a pagar en la República Argentina durante los años 90 para sostener la convertibilidad, entre el 15 y el 16%, mientras en el resto del mundo se pagaba apenas un 2 por ciento, debe asumir que si alguien le paga esa cantidad de dinero frente a un mundo que paga solamente el 2 por ciento, hay grandes posibilidades de riesgo que ese señor, ese banco, esa institución no les devuelva el dinero.
La tesis fue entonces que si habían arriesgado debían compartir parte de ese riesgo y, por lo tanto, propusimos una reestructuración en la cual esto fuera soportado por ambas partes.
De cualquier manera, la Argentina pagó más que la ENRON a sus accionistas. La ENRON pagó de cada 100 dólares, 1 dólar creo por accionista; nosotros, de cada 100 dólares, pagamos entre 25 y 30 dólares. Así que, en realidad, en esta reestructuración tuvimos mucha mayor amplitud y mucha mayor consecuencia que la tuvo, por ejemplo, la empresa ENRON, no ya con el resto del mundo sino con los propios ciudadanos americanos.
Decía entonces que estas cosas por supuesto pueden molestar a determinados organismos multilaterales de crédito, sobre todo porque la Argentina, durante la década de los años 90, fue exhibida como un ejemplo de lo que debía hacerse para en el año 2001 soltarle la mano y dejarla que se arregle sola.
Por eso creo que algunos creen que deben censurarnos o multarnos para que el ejemplo no cunda. Pero en realidad, si se piensa el mundo como una totalidad y como una globalidad, si se concibe que no estamos ante un problema económico, sino que estamos ante un problema político, porque cuando carecemos de liderazgos que nos indiquen un camino cierto y concreto para superar una crisis económica de la magnitud que tiene el mundo, ya no estamos ante un problema de la economía ni de los economistas, estamos ante un problema de la política que no encuentra soluciones ni respuestas ni nuevos modelos para darle solución a estos problemas.
Por eso sabemos del enojo de algunos organismos multilaterales con la Argentina y por eso les decimos que no vale la pena enojarse, que lo importante es replantearse en economía y en política qué errores se han cometido; qué cosas se están haciendo mal para poder corregirlas, seguir adelante y remontar esta crisis que, de seguir prolongándose en el tiempo, va a provocar no ya severos problemas económicos sino severos problemas institucionales y políticos.
Y lo que más miedo me da como militante política desde muy joven y que le ha tocado vivir períodos en su propio país donde no se respetaron los valores occidentales, donde se violaba, se torturaba y se desaparecía gente, porque había desaparecido la democracia; el temor más grande que tengo como militante política, frente la falta de resolución de esta crisis, es que muchísimos occidentales, que millones dejen de creer que un sistema democrático puede darles las soluciones.
Si uno observa la historia de la humanidad, puede observar claramente que los más terribles totalitarismos que asolaron la humanidad fueron precedidos por severas crisis económicas que no dieron solución a la gente, que le quitaron la esperanza y que crearon oídos propicios para los cantos de sirena prometiendo cosas que todos sabemos que es imposible cumplir.
Por eso quería referirme en términos enfáticos a cómo abordar el problema o a cómo concebirlo para de esta manera poder encaminar y encarrilar una situación que está descarrilada desde el año 2008 y que desgraciadamente no tiene visos, porque también comenzamos a ver que la crisis de los países desarrollados comienza a trasladarse a los países emergentes que hemos sido motores del crecimiento a nivel global.
Y creo que una cosa está vinculada con la otra y que es una falta de interpretación, de codificación adecuada, interpretación correcta de sucesos políticos y económicos que se entremezclan en la historia de la humanidad y nos llevan a concebir falacias como que, en definitiva, determinados movimientos políticos quieren vivir como los occidentales o que, tal vez, determinadas recetas ortodoxas de ajuste pueden conducir a alguna salida o a alguna solución. Nada más equivocado por cierto.
Finalmente, quiero referirme a dos temas que pueden parecer, tal vez, de carácter bilateral: uno fue entregado en cada una de las misiones que están aquí representadas, este cuadernillo impreso en español y en inglés acerca de la cuestión colonial de Malvinas.
En el pasado mes de junio estuve presente ante el Comité de Descolonización de este organismo, aquí en Nueva York, para presentar nuestro alegato, nuestro deseo de que se dé cumplimiento a la 2065 Resolución de Naciones Unidas, en cuanto a instar al diálogo entre ambos países, el Reino Unido y nosotros, sobre la cuestión de Malvinas.
El próximo año, en enero, se van a cumplir 180 años de que el Reino Unido, Inglaterra, usurpara ilegalmente nuestras islas Malvinas. No solamente no ha cejado en esto, no solamente no ha dado oído alguno ni respuesta alguna a un reclamo y a una resolución...en realidad, son muchas las resoluciones de Naciones Unidas, son muchas las resoluciones del Comité de Descolonización, son muchas las resoluciones de distintos organismos como la OEA y como distintas agrupaciones multilaterales, Grupo de Río, etcétera, que piden a Gran Bretaña que se siente a dialogar con la Argentina. No estamos pidiendo que digan que tenemos razón, eso no es diálogo, eso es imponer un criterio; simplemente queremos que se sienten a cumplir con la resolución de Naciones Unidas a dialogar sobre la cuestión de la soberanía en las islas Malvinas. Y además también a desmilitarizar el Atlántico Sur, una región, la América del Sur, de paz, sin diferencias étnicas ni religiosas ni de ninguna naturaleza que nos lleve a enfrentamientos entre nosotros.
Por eso, una vez más, reiteramos nuestro pedido. No se puede tener el doble estándar permanente de que aquellos miembros que se sientan en el Consejo de Seguridad en forma permanente, tienen derecho a violar todas y cada una de las disposiciones de Naciones Unidas y el resto de nosotros, simples mortales, debemos hacer saludo y venia ante cualquier resolución del Consejo de Naciones Unidas. Esto no es construir multilateralismo, esto no aporta en nada a la construcción de la paz que todos demandan y que todos necesitamos; esto aporta a generar una sensación creciente de injusticia y de desigualdad entre las naciones que afecta sensiblemente las posibilidades de un mundo más justo, que afecta sensiblemente las posibilidades de vivir en un mundo sin violencia.
Por eso reiteramos una vez más que esta no es una cuestión bilateral entre el Reino Unido y nosotros, se ha convertido en una cuestión global, terminar con los últimos vestigios de colonialismo, que ha sido uno de los grandes méritos de Naciones Unidas cuando creó en 1961 el Comité de Descolonización. Ingresar a este siglo XXI sin territorios coloniales hace también al respeto de los derechos humanos. Derechos humanos que, por cierto en mi país, defendemos con mucha fortaleza y que somos un ejemplo a nivel global del cumplimiento de los mismos.
Finalmente y vinculado también con lo que empecé, con el repudio y la condena a la muerte del embajador Christopher Stevens en Libia, quiero referirme también a lo que para nosotros, los argentinos, constituye y sigue constituyendo una llaga abierta porque todavía no ha habido justicia y que es la voladura de la mutual israelita AMIA en el año 94 y también de la embajada de Israel en el año 92, hechos absolutamente condenables y deplorables.
En reiteradas oportunidades, tanto el ex presidente Kirchner como quien les habla, ha pedido a la República Islámica de Irán, que ha sido acusada por la Justicia argentina de tener participación en dicho crimen, su colaboración y su cooperación.
En el año 2010 y en el año 2011, ante la falta de respuesta a ese pedido de colaboración y de cooperación, ofrecí, como alternativa a esto, si es que la República Islámica de Irán no tenía confianza en la equidistancia, en la independencia de la Justicia argentina, adoptar una doctrina que es la doctrina del caso Lockerbie, que todos ustedes recordarán, y que se refiere al atentado contra un avión estadounidense por parte de terroristas libios y que, finalmente, tuvo lugar un juicio en un tercer país y allí pudo repararse, si es que la muerte puede tener reparación, algo del daño que se había hecho.
Ofrecimos, precisamente, la elección de común acuerdo entre ambos países, de un tercer país para que se desarrolle allí un juicio que garantice a las partes que todos van a poder acceder a la justicia y, por sobre todas las cosas, que se va a conocer la verdad sobre este hecho tan terrible.
Empecé hablando sobre acciones del terrorismo internacional y termino también hablando sobre estas mismas acciones, no ya cometidas en un lejano país africano y contra un miembro del Cuerpo Diplomático estadounidense; estoy hablando de algo sucedido en mi país, en mi tierra y contra ciudadanos argentinos en clara violación también a la soberanía territorial.
El día miércoles pasado, 19 para ser más exactos, hemos recibido por parte de la República Islámica de Irán un pedido de reunión bilateral precisamente para dialogar entendemos que sobre este tema. Mi país, que sigue reclamando el diálogo como un instrumento universal y también como un instrumento particular en el caso de Malvinas, ha decidido instruir a nuestro Canciller para que tenga lugar aquí en Naciones Unidas, tal cual lo ha solicitado la República Islámica del Irán, una reunión bilateral entre ambas cancillerías.
Debo decirles que espero resultados de esa reunión, resultados en la manifestación que ha hecho la República Islámica de Irán de querer cooperar y colaborar por el esclarecimiento del atentado. Si no lo quiere hacer frente a la Justicia argentina o si no lo quiere hacer frente a un tercer país, esperamos resultados de esa reunión en cuanto a propuestas de cómo encaminar este conflicto tan profundo que data del año 1994.
Quiero recordarles a todos que el presidente Kirchner asumió como presidente recién en el año 2003; ya habían transcurrido nueve años del atentado sin tener ningún resultado.
Pero también quiero decir que esperamos que de esta reunión haya resultados concretos. Si hay propuestas por parte la República Islámica de Irán para avanzar en un sentido que no sea el que ha propuesto la Argentina, quiero decirles también que, como miembro de un país representativo, republicano y federal, someteré a consideración de las fuerzas que tienen representación parlamentaria en mi país la propuesta que nos haga la República Islámica de Irán. Es un tema demasiado importante para ser resuelto solamente por el Poder Ejecutivo, más allá de que la Constitución le asigne la representación y el ejercicio de las relaciones exteriores. Pero acá no estamos ante un caso de relaciones exteriores típico o casual, estamos ante un hecho que ha marcado la historia de los argentinos y que también se inscribe en la historia del terrorismo internacional.
Por eso quiero que tengan la certeza, fundamentalmente los familiares de las víctimas, con los cuales me siento particularmente comprometida, fui durante seis años miembro de la Comisión Bicameral de seguimiento de ambos atentados, de la Embajada y de AMIA, siempre sostuve posturas muy críticas de cómo se desarrollaba la investigación. Por eso creo que tengo la autoridad para poder dirigirme a los familiares de las víctimas, que son realmente los que más respuestas necesitan acerca de lo que pasó allí y de quiénes son los responsables, para decirles que tengan la certeza de que esta Presidenta no va a tomar ninguna resolución respecto de ninguna propuesta que le sea formulada, sin consultar previamente con quienes han sido las víctimas directas de esto. Y, al mismo tiempo también, con las fuerzas políticas con representación parlamentaria en mi país, porque esto no lo puede decidir una sola fuerza política y porque además todos tienen la obligación de emitir opinión pública y fijar posición frente a situaciones de esta naturaleza.
Para terminar quiero decirles a todos los miembros de esta Asamblea que la Argentina va a tener el altísimo honor, pero también la altísima responsabilidad, durante los años 2013 y 2014, de ocupar un sillón, de ocupar un lugar de los no permanentes, obviamente, en el Consejo de Seguridad de este Cuerpo.
Quiero que sepan que más allá de que esté sentada formalmente la República Argentina, en ese lugar tienen que sentirse representados todos y cada uno de los países que aspiran a la paz en serio como un valor universal, pero con la convicción de que esa paz no es una enunciación formal e ingenua de deseos, en la comprensión de que la paz es un valor que se construye a través de la verdad, de la justicia y de la igualdad. No puede haber paz en un mundo donde no se trate en forma igual a los países; no puede haber paz en un mundo donde haya cada vez más pobres y menos incluidos; no puede haber paz en un mundo no se diga la verdad y las cosas como son.
Por eso creemos que en la construcción de esa paz que todos anhelamos, mayores responsabilidades tienen las grandes naciones líderes de este mundo. Como en cada uno de nuestros países la responsabilidad empieza por el presidente y va en forma descendente con sus autoridades, lo mismo ocurre en el mundo.
No podemos, más allá del reclamo de igualdad, ignorar las hegemonías, ignorar la importancia de determinados países en la resolución de los conflictos o, tal vez, no solamente en la resolución, sino también en la provocación de los conflictos.
Por eso, creo que –y quería decirlo y compartirlo con todos ustedes- ese sillón que ocupará la República Argentina, lo hará en nombre de los valores que siempre ha defendido: la paz, la vigencia irrestricta de los derechos humanos en todos los países, no solamente en aquellos que me resultan simpáticos o en aquellos que no me resultan simpáticos; los derechos humanos son valores universales que deben ser respetados en todas las latitudes y cualquiera sea la denominación de los gobiernos.
Y es obligación de esta Asamblea y es obligación de ese Consejo de Seguridad, actuar con un solo estándar para, precisamente, construir ese valor de paz, derechos humanos, igualdad y verdad, que es la única manera de asegurarnos vivir en un mundo más justo y más seguro del que vivimos hoy.
Muchísimas gracias y muy buenas tardes a todos y a todas.
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