¿Chipre salvado? Grecia fue el primer país rescatado de la crisis en mayo de 2010; también Irlanda y Portugal. Y luego España recibió ayudas multimillonarias para sus maltrechos bancos. Como en esos países, las medidas de austeridad impuestas a Chipre reducirán sus ingresos fiscales, debilitarán al Estado al privarlo del sector público y convertirán su economía en un espejismo (algo sobre lo que los medios han pasado de puntillas). Además de medidas financieras, ese rescate supone duras medidas de restricción que sufrirá la ciudadanía: recortes presupuestarios, reformas (léase pérdida de derechos), privatizaciones y reducción del déficit. Siempre reducción del déficit, como en Grecia, Portugal o España. Diversos analistas aseguran que por ese camino Chipre seguro caerá en los próximos años en una depresión que supondrá una rebaja del 20 por ciento de su producto interno bruto. Además de mayor sufrimiento personal masivo, empobrecimiento de gran parte de la ciudadanía y aumento de la desigualdad. Pero según el diario Fileleftheros (Grecia), la troika pretendía aplicar medidas de austeridad aún más duras. La única noticia aceptable es que, finalmente, los pequeños ahorradores no serán desvalijados de su dinero para salvar bancos. Por ahora.

Sin embargo, como buena muestra de la necedad de la Comisión Europea, al comisario de Servicios Financieros, Michel Barnier, le faltó tiempo para prometer que los controles financieros aprobados sólo se aplicarán algunos días, porque cualquier restricción a la libertad de capitales, dijo, sólo puede ser “excepcional y temporal”. No aprenden.

Ni se enteran de que la crisis europea es justamente fruto del descontrol financiero establecido por los tratados de Maastricht, Países Bajos y Lisboa, Portugal, con la consagración de la reducción del déficit como nuevo becerro de oro y una generosa patente de corso para que los capitales hagan lo que les dé la gana sin control ni norma alguna, al supeditar así los gobiernos soberanos a los beneficios de la banca.

En tal escenario de torpeza, ceguera y prepotencia de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional, Angela Merkel ha calificado el acuerdo chipriota como apropiado, porque “obliga a asumir responsabilidades a quienes han contribuido a causar los problemas”. Aparte de dudar de que Merkel tenga la menor idea de quiénes son los verdaderos responsables de la crisis en Europa, si se trata de que rindan cuentas los responsables de la crisis, ¿qué hacemos, por ejemplo, con Mario Draghi, Mario Monti y otros “infiltrados” de la gran banca en la Unión Europea, cuyas acciones u omisiones contribuyeron sin duda a la crisis-estafa? Acciones como falsear y maquillar las cuentas griegas que perpetró Goldman Sachs para que Grecia ingresara en la Eurozona. Banca de la que Draghi y Monti eran preclaros directivos. Pero no hay nadie en la cárcel, ni siquiera procesado.

Puesto que en Chipre se repite en esencia lo ocurrido en Grecia, Irlanda, Portugal, España, etcétera, cabe dar por buena la conclusión de Luis García Montero: “el capitalismo ha declarado una verdadera guerra de los ricos contra los pobres, de los mercados contra la soberanía cívica”. Y, por si hay duda, recordemos a Thomas Jefferson, quien hace 211 años diagnosticó que “los bancos son más peligrosos para nuestras libertades que ejércitos listos para el combate. Si el pueblo americano permite que los bancos privados controlen su moneda, privarán a la gente de toda posesión, primero con la inflación y enseguida con la recesión.” Lo que es aplicable a Europa y al mundo, por cierto.

Y, ya en esa línea de defendernos del poder financiero, el antropólogo británico Chris Knight recomienda que, puesto que “ricos y poderosos son responsables de saqueos y violencia a muy grande escala, detengamos ahora y condenemos a esos criminales de alto nivel, y ya nos ocuparemos luego de los pequeños”.

Un buen programa tras estudiar lo que ocurre en Chipre y por supuesto, en el resto de Europa.

Fuente
Contralínea (México)