La prensa francesa está presentando el viaje del presidente Francois Hollande a Qatar como un esfuerzo por normalizar las relaciones de Francia con ese país. Para ello cita la evolución de las relaciones con las demás monarquías del Golfo, menciona la polémica que existe en Francia sobre la acción de Qatar en los barrios populares franceses y cierra el tema refiriéndose a la posibilidad de jugosos contratos.
Pero la prensa extranjera interpreta ese viaje de otra manera. Estima que el presidente francés no viaja al Golfo sino que está emprendiendo una gira «siria».
La visita de Hollande a Doha coincide, en efecto, con una conferencia económica franco-qatarí, pero también, y por sobre todo, coincide con la reunión de los «Amigos de Siria», en la que participan 11 ministros de Relaciones Exteriores –entre ellos el secretario de Estado John Kerry. Hollande viajará después a Jordania, también para conversar sobre el tema sirio.
Resulta, en todo caso, algo incómodo tener que negociar con el emir Hamad y con su primer ministro cuando ya se sabe que se trata de dos personajes desahuciados por Washington que están con un pie en la puerta de salida. A más tardar en agosto de 2013, el príncipe Tamim debe pasar a ocupar el trono en Qatar.
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