El virus de la enfermedad conocida como Ébola fue descubierto en 1976 en el norte de Zaire, cerca de un río que lleva ese nombre. En aquel momento la epidemia mató 280 personas y luego desapareció.
Al parecer, ciertos murciélagos son portadores sanos de esta enfermedad y pueden contaminar tanto a cierto tipo de monos como a los hombres. La transmisión también puede producirse entre portadores humanos a través de la sangre, de la leche materna, de las heces fecales o del vómito e incluso al entrar en contacto con la saliva de un enfermo en estado avanzado. No parece hasta ahora que esta enfermedad pueda transmitirse por vía aérea.
La mortalidad entre los enfermos de ébola es sólo de un 20%. Pero puede dispararse hasta el 90% si los pacientes no reciben una rehidratación correcta o no reciben las transfusiones necesarias, como generalmente sucede en Guinea, Liberia y Sierra Leona. De ahí la importancia de la ayuda que pueden aportar las ONGs, como Médicos Sin Fronteras, o Estados como Cuba.
En los años 1980, el régimen del apartheid entonces imperante en Sudáfrica encargó al doctor Wouter Basson la realización de investigaciones sobre una serie de gérmenes patógenos que al parecer podían ser modificados para que sólo mataran personas de piel negra (Project Coast). Entre esos gérmenes se hallaba el virus del ébola.
En 1988, el ministro de Salud de Zimbabue, Dr. Timothy Stamps, acusó a Sudáfrica de haber realizado, en el marco de su guerra biológica, experimentos con el ébola y con el virus conocido como Marburg a lo largo del río Zambeze.
En 1992, Shoko Ashara, líder la secta Aum Shinrikyo, viajó a Zaire para recoger allí muestras del virus del ébola.
Aparentemente, el doctor Basson destruyó en 1994 los cultivos del virus del ébola que utilizaba en sus investigaciones. Pero lo hizo sin verificación.
El test recomendado por la OMS (Organización Mundial de la Salud) para determinar si un paciente está contaminado con el virus del ébola no verifica si el virus está presente en la sangre del paciente sino que sólo comprueba que sus síntomas coinciden con los síntomas que provoca el virus. El resultado es que un gran número de personas han sido erróneamente consideradas enfermas.
Desde 1976, se han registrado en África unas 30 epidemias de Ébola. Pero ninguna había alcanzado hasta ahora el nivel de la registrada en 1976 (280 víctimas).
Sin embargo, la epidemia surgida este año en África occidental ha matado cerca de 5 000 personas en 10 meses, cifra que está lejos de ser impresionante en comparación con la cantidad de muertes que provocan otras enfermedades, aunque puede calificarse de pandemia.
En septiembre de 2014, Estados Unidos decidió aportar al África occidental una ayuda de carácter masivo contra el Ébola [1]
El 14 de octubre de 2014, al término de una videoconferencia, Barack Obama, Francois Hollande, Angela Merkel, Matteo Renzi y David Cameron calificaron el Ébola como «la más grave urgencia sanitaria de los últimos años».
Lo que ha hecho hasta ahora Estados Unidos es crear un sitio web titulado «Fighting Ébola: A Grand Challenge for Development». Con el pretexto de desplegar material sanitario, el Pentágono envió al oeste de África más de 4 000 soldados del AfriCom, lo cual es sin dudas muy conveniente para los intereses políticos y económicos de Estados Unidos en la región pero no será de mucho efecto contra la enfermedad.
Mientras tanto, Cuba ha enviado más de 500 médicos, enfermeros y técnicos de la salud, lo cual constituye muy ampliamente el mayor esfuerzo realizado hasta ahora por un Estado para aportar ayuda a la población afectada por el virus.
[1] «Ébola, el Pentágono se instala en África», por Manlio Dinucci, Il Manifesto (Italia), Red Voltaire, 23 de septiembre de 2014.
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