Las autoridades rusas publican poca documentación sobre su visión del mundo. El programa Línea directa con Vladimir Putin es por ello una oportunidad excepcional para evaluar cómo evoluciona la percepción de las cosas en Moscú. Más allá del hecho que el presidente ruso respondió a las preguntas de sus compatriotas durante 4 horas, es de destacar que Rusia parece haber renunciado a la normalización de sus relaciones con Estados Unidos y que está preparándose para un largo periodo de aislamiento en relación con Occidente.
El pasado 16 de abril, el presidente Vladimir Putin se entregó a un sorprendente ejercicio: responder durante 4 horas consecutivas a las preguntas de sus compatriotas, en vivo, a través de 3 canales de televisión y 3 estaciones de radio. Durante la transmisión, los organizadores recibieron más de 3 millones de llamadas telefónicas e hicieron al presidente 74 preguntas [1].
Aunque era evidente que algunas preguntas ya estaban preparadas, la mayoría eran preguntas espontaneas. Las reacciones de Vladimir Putin reflejan claramente su pensamiento.
Cómo gobernar
En primer lugar, el presidente explicó su manera de ver las instituciones sin hacer referencia a las categorías occidentales de «República» (servicio del interés general) o «Democracia» (gobierno del pueblo por el pueblo) ni tampoco al concepto de su consejero Vladislav Surkov de «Democracia soberana» (o sea una administración de carácter popular sin interferencia extranjera).
Según Vladimir Putin, el papel del Estado consiste en ayudar a la población y el de los dirigentes políticos es mantener la unidad del pueblo y la estabilidad. Por ello, según explica, ha rechazado una que otra decisión que podía parecer razonablemente adecuada pero que rompería la unidad del pueblo. Por esa misma razón se opone a cambios legislativos frecuentes señalando que la gente no puede depositar su confianza en dirigentes que modifican constantemente las reglas del juego. También expresa su total desinterés por el sistema administrativo occidental, con sus exoneraciones fiscales por categorías y sus subvenciones en función de los ingresos. Estima, por el contrario, que su papel es garantizar la puesta en marcha de grandes proyectos y concebir reglas que sean lo más simple posible.
La política económica
Como en todos los países, las preguntas de la ciudadanía tenían que ver en primer lugar con los problemas económicos. Rusia acaba de atravesar una grave crisis, consecuencia de los embargos decretados por las potencias occidentales –las llamadas «sanciones»– y de la caída de los precios del petróleo. Se ha preservado el poder adquisitivo de los jubilados pero, debido a la inflación, el de la población activa se redujo en alrededor de un 10%.
Para Vladimir Putin, el problema viene principalmente de la caída de los precios del petróleo y la consiguiente reducción de los ingresos de ese rubro. Estima que su país tiene que adaptarse a esta nueva situación, que además puede prolongarse. Pero señala que los embargos no disminuyen la riqueza del país sino que lo obligan a reorganizarse. Resalta que los embargos permiten incluso una pausa después del periodo de feroz competencia posterior a la incorporación de Rusia a la Organización Mundial del Comercia (OMC). Rusia tiene que aprovechar esta coyuntura para salvar su agricultura, parcialmente en peligro. Y debe hacerlo por sus agricultores pero también porque se trata de una necesidad estratégica. El embargo ha demostrado que el país no era autosuficiente y que su seguridad alimentaria podía verse en peligro.
Vladimir Putin no cree que los aspavientos de Occidente –incluyendo la manipulación de las deudas privadas para convertir al gobierno en deudor– representen una amenaza para el sistema bancario ruso. También estima que puede estabilizar el rublo antes de fines de 2016.
La política exterior
Al definir su política exterior, Vladimir Putin señala que no abriga ningún tipo de ambición imperial. Incluso critica la manera cómo la URSS imponía a sus aliados su modelo económico y reconoce que Rusia todavía está pagando actualmente las consecuencias de aquel error.
Al mismo tiempo, sin embargo, el presidente ruso subraya que es su responsabilidad proteger a todo el que se defina como persona de cultura rusa, sea o no poseedor de un pasaporte ruso.
Al pedírsele precisar quiénes son los enemigos de Rusia, Vladimir Putin cita el terrorismo, la xenofobia y el crimen organizado. Resalta que Rusia no designa ningún Estado como enemigo y ruega a los demás Estados que hagan lo mismo.
Después de enunciar ese principio, Vladimir Putin considera a Estados Unidos como un imperio, aunque no lo designa formalmente de esa manera, y resalta que ese país no tiene aliados sino únicamente vasallos. Observa que Estados Unidos aduló a Boris Yeltsin hasta que este último se le enfrentó en Yugoslavia y que a partir de ese momento lo cubrieron de insultos. En general, reprocha a Estados Unidos lo mismo que a la Unión Soviética, el tratar de imponer su modelo económico a los demás. Y concluye que Estados Unidos también fracasará y que también tendrá que pagar por ello.
En cuanto a Ucrania, considera que Washington manipuló las frustraciones de la gente hablándole de nacionalismo. De esa manera, Washington convirtió a Rusia, que invirtió 32 000 millones de dólares en Ucrania, en el enemigo de los ucranianos mientras que presentaba a Estados Unidos, que sólo invirtió 5 000 millones, en aliado de Ucrania. El presidente ruso declaró que Rusia perdió por razones de política interna local, sin precisar a cuáles de los antiguos aliados ucranianos considera responsables. Lo que considera importante es salvar a las poblaciones de cultura rusa del Donbass y Lugansk y es por esa razón que tiene intenciones de hacer que se respeten los acuerdos de Minsk.
A la hora de definir las alianzas de Rusia, Vladimir Putin cita 3 organizaciones:
- los países designados como BRICS;
- la Organización del Tratado de Shanghai
- y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva.
Sin embargo, no menciona la Unión Económica Euroasiática que aún le parece en estado embrinario.
La política de defensa
En ese aspecto, el presidente Putin cita al zar Alejandro III, quien estimaba que los únicos verdaderos aliados de Rusia eran su ejército y su marina de guerra. Vladimir Putin confirma que Rusia cuenta con casi las mismas capacidades nucleares que Estados Unidos, por lo que cualquiera puede ponerse razonablemente lo mismo del lado de Estados Unidos como de Rusia. Y finalmente anuncia que, en 2020, Rusia habrá renovado el 70% de su equipamiento militar, devolviendo así a las fuerzas armadas rusas su poderío de antaño.
Al referirse a los navíos de guerra de la clase Mistral cuya compra se había pactado con Francia, Vladimir Putin señala que, más que resolver una necesidad rusa, el objetivo era ayudar a los astilleros franceses –una manera elegante de no mencionar el dinero que se repartieron por adelantado los entonces presidentes de Francia, Nicolas Sarkozy, y de Rusia, Dimitri Medvedev, quien además pretendía presentarse nuevamente como candidato a la presidencia contra el propio Putin. Anunció seguidamente que Rusia exigirá sólo un reembolso si Francia no entrega los buques. Y agregó que hay que reconocer que la soberanía y la fiabilidad de Francia ya no son las de antes desde que ese país regresó al mando integrado de la OTAN.
Al ser interrogado sobre el Emirato Islámico, Vladimir Putin observó que esa organización surgió en Irak –bajo la ocupación estadounidense– y engrosó sus filas con numerosos militares iraquíes marginados por los ocupantes y por los gobernantes que esos mismos ocupantes pusieron en poder. Lanzó después una advertencia sobre el peligro que representan los elementos provenientes de Rusia y de otros países ex soviéticos que se han unido al Emirato Islámico y resaltó que podrían volver a la Federación Rusa con la intención de perpetrar atentados.
La victoria fundacional sobre el nazismo
Vladimir Putin se refiere repetidamente a la «Gran Guerra Patria», o sea a la Segunda Guerra Mundial y la lucha contra el nazismo. Estima, en efecto, que fue ese el acto fundacional de la Rusia moderna, lo que llevó a pueblos muy diversos a unirse para luchar por la libertad de todos. Y con ello admite que la Revolución de 1917 y la creación de la Federación en 1991 no son acontecimientos unificadores.
Esa referencia lo lleva a denunciar, sin alternativa para la negociación, la presencia de nazis en el régimen que ocupa el poder en Kiev, presencia que la Unión Europea acepta sin problemas. Esa presencia de nazis en el poder ucraniano permite además a Vladimir Putin sugerir que Estados Unidos es el sucesor del III Reich, algo que ya había dicho claramente en el pasado desatando con ello duras polémicas.
[1] “Direct Line with Vladimir Putin”, por Vladimir Putin, Voltaire Network, 16 de abril de 2015.
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