El increíble retraso en la fabricación del F-35 está dando pie a interrogantes sobre las verdaderas capacidades de la industria aeronáutica estadounidense y ya se observa un desplazamiento de los pedidos hacia los aviones de guerra rusos (Su-30, Su-34 y Su-35) e incluso el Rafale francés. Sólo la aviación de Estados Unidos persiste en querer dotarse del F-35.
Cuarenta y cinco años después del primer vuelo del F-16, Lockheed Martin Corporation planea desmontar su cadena de montaje de la fábrica de Fort Worth, en Texas, debido a la falta de pedidos de aviones de nueva generación 4++ y para concentrarse en la fabricación del avión de guerra de quinta generación F-35. El año pasado se construyeron 11 ejemplares del F-16, pero este año sólo se fabricarán 8. En 1987, se fabricaba uno al día. La decisión de Lockheed Martin puede traer problemas a los países que utilizan las versiones viejas del F-16, que carecerían entonces de piezas de repuesto.
Posteriormente, sólo alrededor de 600 ejemplares del F-35, en sus versiones A, B y C, formarán parte de la dotación del Pentágono para reemplazar una parte de los más de 900 aviones de combate F-16 (versiones C y D) actualmente en servicio en las fuerzas armadas de Estados Unidos. Pero una parte de los 600 nuevos aviones irá a la Guardia Nacional estadounidense, que opera actualmente con las versiones A y B del F-16.
Los retrasos en el programa de desarrollo del F-35 han sido provocados principalmente por la voluntad de Lockheed Martin de utilizar casi la misma estructura básica para fabricar tres aviones diferentes: el F-35A, para operar desde pistas normales; el F-35B, para operar desde portaviones, lo cual impone despegue y aterrizaje cortos; y el F-35C, de despegue y aterrizaje verticales, para operar desde los portahelicópteros.
Dinamarca, Holanda, Israel, Noruega, Taiwán y Bahréin tendrán que esperar hasta después de 2020-2022 para adquirir todos los F-35 solicitados ya que no pueden darse el lujo de comprar esos aparatos. Sólo después de ese plazo, los países mencionados, que actualmente poseen viejos F-16A y F-16B podrían –quizás– vender esos aviones a Rumania, Bulgaria, Croacia y los países bálticos, Estados adeptos de la compra de F-16 ya usados al precio de aviones nuevos.
Bélgica, Jordania y Portugal, países que tampoco pueden darse el lujo de comprar aviones nuevos, explotarán sus F-16A y F-16B hasta den su último suspiro.
En cambio, Tailandia, Indonesia y Venezuela ya se orientan hacia la sustitución de sus F-16 A y B con los nuevos aviones de combate rusos Su-30 y Su-35.
Mientras tanto, Boeing se enfrenta al mismo dilema que Lockheed Martin en cuanto a mantener su línea de producción de aviones de la generación 4++, F-18 Hornet E y F y EA-18G Growler, con la opción de sustitución de todos los F-18 de la US Navy por el F-35B, en los portaviones, y por el F-35C, en los portahelicópteros de la infantería de marina. Canadá, que posee 73 CF-18A y CF-18B, se niega a comprar nuevos aviones de ese tipo y ha optado por mantener en servicio los que ya tiene hasta 2025. España, por su parte, reemplazó sus viejos F-18 de las versiones A y B, por 34 Eurofighter. Boeing contaba con la compra de 24 F-18, versiones E y F, por parte de Kuwait, pero ese país acabó optando por la adquisición de 28 Eurofighter.
Mientras tanto, después de un largo periodo durante el cual se planteó la posibilidad de poner fin a la producción de su avión de combate de la generación 4++ Rafale, el fabricante francés Dassault se ve ahora con una cantidad de contratos que le permite mantener su línea de producción de ese aparato ya que debe fabricar 24 Rafale para Egipto, otros 24 para Qatar y posiblemente otros 36 (aún por confirmar) para la India.
Pero es Rusia el país que más provecho saca de la actual coyuntura, gracias al bajo costo y la alta calidad de su tecnología en materia de aviones de combate de la generación 4++. Después de su exitosa campaña aérea de 6 meses en Siria, Rusia se halla ante una alta demanda de ese tipo de aviones.
Rusia es actualmente el segundo exportador de armamento a nivel mundial, con un 27% de las compras registradas en 2015, por un valor de 15 500 millones de dólares.
Durante el Singapore Air Show (del 16 al 21 de febrero de 2016), Argelia firmó con Rusia un contrato para la compra de un primer lote de 12 ejemplares nuevos del Su-34, una variante del Su-32 destinada a la exportación. Pero la intención de Argelia es adquirir un total de 40 Su-34 y 14 Su-35. De aquí a 2017, Argelia recibirá, también de Rusia, 14 aviones de combate multipropósito Su-30MKI y Venezuela recibirá 12 aviones Su-30MK2.
Por su parte, Egipto está encantado de haber recibido de la India varios MiG-29 para el portaviones Vikramaditya (el antiguo Almirante Gorchkov) y ya inició negociaciones con Rusia para comprar 46 MiG-29 capaces de formar parte de un grupo de ataque aeronaval. Esos aviones reemplazarían los últimos MiG-21/F-7 que aún se mantienen en servicio en la aviación egipcia.
A pesar de la oposición estadounidense, Irán va a dotarse de 36 aviones Su-30 SM nuevos, mientras que China ya recibió 24 aviones Su-35 e Indonesia 10 Su-35. Malasia, que actualmente opera 18 Su-30MKM, quiere reemplazar 12 viejos MiG-29 N por un número aún indeterminado de Su-34 y Su-35.
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