El emir Tamim ben Hamad Al Thani de Qatar apareció el lunes 5 de junio de 2017 en la televisión nacional qatarí, Al-Jazeera, para pronunciar un discurso a la Nación en presencia de un selecto grupo de figuras oficiales.
Existía gran expectativa alrededor de esta intervención, dado el contexto de crisis diplomática regional en la que el pequeño pero rico emirato parece haber quedado totalmente aislado. Los transportes terrestres hacia Qatar y desde ese país han quedado interrumpidos, al igual que numerosas líneas marítimas y aéreas. Ya no quedan productos frescos en el país.
El emir de Qatar es un soberano absoluto, que no está obligado a rendir cuentas de sus actos ante nada ni nadie. Está en el poder desde que su padre fue obligado a abdicar a su favor, en junio de 2013. Pero numerosas fuentes aseguran que los miembros de su gobierno no están autorizados a hacer política y que todas las decisiones en realidad se toman desde la embajada de un país aliado.
Al comenzar su intervención ante las cámaras de televisión, el emir declaró: «Qatar nunca ha dejado de desempeñar su papel árabe e islámico ni de defender los intereses de nuestros países árabes e islámico». Pero, a los 19 segundos de haber comenzado, la transmisión fue interrumpida.
Atónita, la presentadora de Al-Jazeera apareció nuevamente en pantalla sin saber qué decir.
Nunca sabremos lo que el emir Tamim quería decir o hacer. La prensa qatarí del martes 6 de junio no contiene ni una palabra sobre lo sucedido.
Nadie sabe quién puede contar con autoridad para cortar un mensaje del emir a la Nación, ni quién se esconde detrás de este títere.
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