El ejército libanés realizó una intervención sorpresiva en los campamentos de refugiados sirios de al-Nur y Qariya, al este de Ersal, el 30 de junio de 2017.
Cinco suicidas hicieron estallar cargas explosivas que llevaban sobre sus cuerpos al tratar de rechazar a los soldados libaneses, que iniciaron la operación desde la base aérea de Rayak. Una niña resultó muerta por los yihadistas y 7 soldados fueron heridos. Unas 350 personas fueron detenidas durante la operación.
Esta es la primera operación de ese tipo desde el inicio del conflicto en Siria y el posterior fracaso, en agosto de 2014, de una operación similar durante la cual varios militares libaneses cayeron en manos de al-Qaeda. Algunos de aquellos uniformados fueron liberados posteriormente por orden de Qatar (que da órdenes a los yihadistas, aunque afirma que no los apoya) pero otros todavía se hallan retenidos en calidad de rehenes.
Todo indica que en Líbano la situación política ha cambiado radicalmente, en detrimento de los yihadistas. Los campamentos de Ersal se abrieron, por iniciativa del senador estadounidense John McCain, para servir de retaguardia a los yihadistas que operan en Siria.
En 2011, los yihadistas fueron acogidos calurosamente por la población de Ersal y disponían del respaldo pasivo de los partidos políticos vinculados a Arabia Saudita, como la Corriente del Futuro de Saad Hariri, las Fuerzas Libanesas de Samir Geagea y el Partido Socialista de Wallid Joumblatt. Pero actualmente la población libanesa de Ersal está exigiendo a gritos la expulsión de los yihadistas, mientras que la clase política guarda silencio.
Para el ejército libanés parece haber llegado el momento de restablecer la soberanía nacional sobre la región de Ersal, ahora que el conflicto en Siria parece abocado a su desenlace. Los partidos políticos libaneses que mantienen relaciones con Siria –como el Hezbollah, encabezado por Hassan Nasrallah– saludaron la operación del ejército libanés y expresaron su reconocimiento a los soldados heridos en la lucha por la patria en contra de los yihadistas.
En todo caso, las cárceles libanesas están saturadas y no se sabe adonde serán enviados los detenidos. En el pasado, el gobierno libanés agrupaba a los yihadistas detenidos en un edificio de la cárcel de Roumieh… que acabó convirtiéndose en el cuartel general de al-Qaeda en la región ya que, con ayuda de la administración, los detenidos disponían allí de toda clase de facilidades para comunicarse con el exterior.
Los yihadistas presos en Roumieh incluso llegaron a disponer allí de una sala de tortura para interrogar a sus propios prisioneros hasta que la policía, aprovechando un cambio político, forzó la entrada en el lugar y los yihadistas detenidos fueron dispersados en diferentes cárceles. Pero al año siguiente fueron liberados y se reagruparon en el campamento palestino de Ain al-Hilweh, cerca de Saida, donde 138 líderes de al-Qaeda buscados por la ONU instalaron su nuevo cuartel general regional. Debido a la existencia de varios acuerdos internacionales, el ejército libanés no fue autorizado a penetrar en ese campamento –que dispone de una cláusula de extraterritorialidad– y tuvo que limitarse a cercarlo.
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