SECRETARIO TILLERSON: Gracias. Gracias. Muchísimas gracias.
Buenos días. Valoro enormemente esta oportunidad de visitar Stanford durante mi viaje a la Costa Oeste y, en particular, poder hablar con este grupo de personas. Quisiera agradecer a Stanford y al Instituto Hoover, así como al grupo de estudios internacionales, por permitirme hablar con ustedes esta mañana. Estoy familiarizado con el Instituto Hoover; he sido orador en algunos de los eventos que organizaron en el pasado, antes de que tuviera la función que ejerzo ahora, y siempre ha generado académicos extraordinarios y comprometidos que promueven el gobierno representativo, el emprendimiento privado y la defensa del estilo de vida estadounidense que es central a sus actividades, así como otros temas sumamente importantes a los cuales nos dedicamos.
Y en ese sentido, sin duda cuentan con una genuina defensora entre ustedes: mi amiga, la Dra. Condoleezza Rice, quien no sé si asume la responsabilidad que le cabe por la situación en la cual hizo que yo me encuentre actualmente (risas), pero yo la considero parcialmente responsable. Valoro los consejos y el asesoramiento de Condi. Cuando uno llega al despacho del secretario de Estado, busca encontrar algún tipo de manual para la función, pero sencillamente no hay ninguno. Así que ha sido una importante fuente de ayuda e inspiración para mí.
Y también quisiera reconocer al otro coanfitrión, uno de los funcionarios públicos más talentosos y comprometidos de nuestra nación, y sin duda del siglo XX: el exsecretario George Shultz. George y yo también nos conocemos desde hace tiempo, y soy un gran admirador de su trabajo.
Acabo de regresar de una reunión ministerial en Vancouver, en la cual diversas naciones dialogaron sobre cómo implementar de manera más efectiva nuestra máxima campaña de presión contra Corea del Norte. Estados Unidos y nuestros aliados están y siguen estando unidos para dar impulso a esta campaña, hasta que Corea del Norte tome medidas genuinas que contribuyan a la desnuclearización. Todos estuvimos de acuerdo, sin excepción, en que no aceptaríamos una Corea del Norte con armas nucleares.
Desde Vancouver, hice una rápida escala aquí en California. Y agradezco las gestiones que hizo la Dra. Rice para organizar esto para mí, con tan poca anticipación. Hay algunas personas en Washington que sospechan que en realidad estoy escapando del mal clima al venir aquí, pero lo cierto es que para mí es una gran satisfacción haber venido.
El objetivo de hoy es hablarles acerca de qué tiene previsto hacer en adelante Estados Unidos en Siria.
Empezaré dándoles un poco de contexto histórico y político sobre algunas de las situaciones sumamente difíciles que enfrenta la población siria, y que generan preocupación también para todas las potencias internacionales.
Luego, quisiera describir por qué es indispensable que nuestra defensa nacional mantenga una presencia militar y diplomática en Siria, a fin de contribuir a que termine el conflicto y asistir al pueblo sirio, a medida que se encaminan hacia un nuevo futuro político
Y luego, por último, quisiera explicar en detalle los pasos que está dando este gobierno para lograr una Siria estable, unificada e independiente, sin amenazas terroristas y sin armas de destrucción masiva.
Luego, como se indicó, la Dra. Rice y yo hablaremos un poco.
Durante casi 50 años, el pueblo sirio padeció la dictadura de Hafez al Assad y su hijo Bashar al Assad. La naturaleza del régimen de Assad, al igual que su patrocinador, Irán, es maligna. Ha promovido el terrorismo de Estado. Ha empoderado a grupos que matan a soldados estadounidenses, como Al Qaeda. Ha apoyado a Hizbulá y Hamás. Y ha reprimido de manera violenta la oposición política. La gran estrategia de Bashar al Assad, si es que acaso tiene una más allá de su propia supervivencia, incluye acoger a algunos de los elementos terroristas más radicales de la región y usarlos para desestabilizar a sus vecinos. El régimen de Asad es corrupto, y sus métodos de gobierno y desarrollo económico han excluido progresivamente a determinados grupos étnicos y religiosos. La precaria situación de los derechos humanos en su país es conocida en todo el mundo.
Esta opresión no puede continuar por siempre. Y a lo largo de los años, el enojo latente se fue acrecentando en el país, hasta que numerosos sirios se alzaron en contra del régimen de Assad. A pocos días de lo que empezó como manifestaciones pacíficas en toda Siria durante 2011, Assad y su régimen respondieron disparando y encarcelando a su propio pueblo.
Desde entonces, la historia de Siria ha sido la de una catástrofe humanitaria. Hasta medio millón de sirios habrían perdido la vida. Más de 5,4 millones de sirios son actualmente refugiados y 6,1 millones son desplazados internos. Y como resultado de conflictos entre el régimen y fuerzas de oposición, se han destruido ciudades enteras. Se tardará años en reconstruir a toda una nación.
Los esfuerzos estadounidenses anteriores por detener el conflicto han sido ineficaces. Cuando Assad utilizó armas químicas contra su propia población en 2013, desafiando una amenaza estadounidense de represalias, la inacción de EE. UU. hizo que el régimen se atreviera a seguir despreciando las vidas de civiles. En abril del año pasado, el gobierno de Trump respondió al uso del agente nervioso sarín contra civiles lanzando ataques con misiles de crucero que destruyeron el 20% de la fuerza aérea de Assad. Lo hicimos para degradar la capacidad de las fuerzas militares sirias de llevar a cabo ataques con armas químicas, proteger a civiles inocentes y disuadir al régimen sirio de continuar el uso o la proliferación de armas químicas. Estados Unidos considera que el tema de las armas químicas es una cuestión muy seria, y no podemos permanecer pasivos y permitir que su uso se normalice. Seguiremos exigiendo rendición de cuentas y justicia por las víctimas de ese ataque.
En 2012, las fuerzas militares del régimen de Assad empezaron a luchar enérgicamente contra la oposición armada. El régimen pronto recibió la asistencia de fuerzas combatientes respaldadas por Irán. Sin embargo, pese a esta ayuda, para agosto de 2015 las fuerzas rebeldes sirias habían hecho avances sustanciales contra el régimen de Assad. Temiendo por su propia supervivencia, Asad entonces pidió ayuda a su histórico aliado, Rusia, que intervino para salvar al régimen, en gran parte aportando potencia aérea, inteligencia y armas.
En diciembre de 2016, la ciudad de Alepo cayó en manos del régimen, luego de una campaña cruenta que básicamente destruyó a la ciudad, donde la población era de más de dos millones de personas antes de la guerra. Esto simbolizó la determinación implacable del régimen de dar nuevo impulso al conflicto. También hizo que Assad creyera erroneamente que mantendría su poder sin atender los reclamos legítimos del pueblo sirio.
La guerra civil en Siria fue un acontecimiento nefasto en sí mismo. Sin embargo, Siria fue empujada hacia un conflicto aún más grave con la aparición del Estado Islámico de Irak, o ISIS. Pretendían constituir un Estado terrorista dentro del territorio de Irak y Siria. El conflicto entre el régimen y varios grupos opositores que combatían para revertir el control de Assad sobre el poder generó las condiciones propicias para que ISIS se expandiera rápidamente en 2013 y 2014. ISIS se formó inicialmente a partir de lo que quedaba de Al Qaeda en Irak, una organización que Assad había apoyado disimuladamente. La evidencia sugiere que Assad también ayudó a ISIS al liberar a conocidos terroristas que estaban en cárceles sirias y al no hacer nada para impedir que ISIS creciera. ISIS se aprovechó de la inestabilidad y la falta de una autoridad central en Siria para establecer lo que falazmente denominó “califato”, cuya capital era la ciudad siria de Raqa. Finamente, ISIS se expandió hasta controlar un territorio casi equivalente al tamaño del Reino Unido, y una importante fuerza combatiente. Con dinero de bancos saqueados y con el control de yacimientos petrolíferos en Siria e Irak, ISIS tuvo todos los elementos necesarios para mantenerse y perpetrar ataques contra el territorio estadounidense y el de nuestros aliados. La creación de un Estado terrorista atrajo a miles de yihadistas de más de 100 países, e instó a otros terroristas de todo el mundo a cometer ataques en los países donde viven.
Ante el surgimiento de ISIS, millones de personas abandonaron de sus viviendas, aldeas y ciudades para huir de la cruenta limpieza étnica llevada a cabo por el régimen, lo cual generó una afluencia masiva de refugiados hacia países vecinos y también en regiones tan distantes como Europa y Escandinavia. A mediados de 2014, ISIS tenía una base de operaciones estable en Siria e importantes fuentes de ingresos para financiar, planificar, instigar e instruir atentados contra blancos en Occidente y contra nuestros aliados regionales. Utilizaba a Siria para construir armas químicas que pudiera usar contra nuestros socios. En reconocimiento del poder destructivo que implicaba una organización terrorista que se fortalecía, Estados Unidos centró sus esfuerzos en la derrota militar de ISIS. Pese a la amenaza que ISIS representaba para Siria, Asad se enfocó en cambio en combatir la oposición siria, aun cuando las fuerzas militares iraníes y rusas lo apoyaban.
La política contra el terrorismo del gobierno de Trump es muy sencilla. Consiste en proteger de ataques terroristas a los estadounidenses en su propio territorio y en el extranjero. Un aspecto central de esta política es negar a los terroristas y a las organizaciones terroristas la posibilidad de organizarse, recaudar fondos, reclutar a combatientes, brindar entrenamiento, y planificar y llevar a cabo atentados.
Cuando asumió, el presidente Trump tomó medidas decisivas para acelerar los logros que se estaban consiguiendo en Siria e Irak. Dio instrucciones al secretario de Defensa Mattis de que presentara, en el término de 30 días, un nuevo plan para derrotar a ISIS. El presidente aprobó rápidamente ese plan. Ordenó que las operaciones tuvieran un ritmo que permitiera conseguir resultados decisivos rápidamente, y delegó mayor autoridad a los comandantes estadounidenses en el terreno, además de conceder mayor margen de libertad a los líderes militares para determinar y aplicar las tácticas que resultaran más eficaces para asegurar la derrota de ISIS. En la actualidad, casi la totalidad del territorio en Irak y Siria que estuvo en un momento controlado por ISIS, o cerca del 98 % de ese territorio que llegó a tener las dimensiones del Reino Unido, ha sido liberado, e ISIS no ha podido recuperar ni una franja de ese espacio. La sede física del “califato” de ISIS, Raqa, fue destruida. La capital liberada del califato ya no atrae a quienes aspiran a construir un imperio terrorista. Cerca de 3,2 millones de sirios y 4,5 millones de iraquíes han sido liberados de la tiranía de ISIS. Más de 3 millones de ciudadanos iraquíes desplazados internos están ahora de nuevo en su hogar, y Mosul, la segunda ciudad capital del califato en Irak, y una de las mayores ciudades de ese país, está completamente libre de la presencia de ISIS. En Irak, por primera vez desde el inicio de la crisis en diciembre de 2013, hay más iraquíes que regresan a sus casas que los que todavía están desplazados.
Un panorama de Siria actual nos permite ver la situación más amplia, que se distingue principalmente por tres factores:
ISIS ha sido derrotado en gran medida, pero no completamente.
El régimen de Asad controla cerca de la mitad del territorio de Siria y su población.
Persisten las amenazas estratégicas contra Estados Unidos, no solo de parte de ISIS y Al Qaeda, sino también de otros actores. Y esta amenaza a la que me estoy refiriendo es, principalmente, Irán.
Como parte de esta estrategia para crear un arco norte, que se extienda desde Irán hasta el Líbano y el Mediterráneo, Irán ha fortalecido sustancialmente su presencia en Siria, enviando soldados de la Guardia Revolucionaria Iraní; apoyando al Hizbulá libanés; e importando terceras fuerzas desde Irak, Afganistán, Pakistán y otros sitios. Mediante su posición en Siria, Irán se está ubicando para seguir atacando los intereses estadounidenses, a nuestros aliados y al personal en la región. Está destinando miles de millones de dólares al año a apoyar a Asad y llevar a cabo guerras subsidiarias en vez de apoyar a su propio pueblo.
Asimismo, el padecimiento continuo de millones de refugiados y desplazados internos sirios sigue constituyendo una crisis humanitaria. La situación catastrófica se relaciona directamente con la falta constante de seguridad y gobernanza legítima en la misma Siria. Asad ha atacado con gas a su propia población, ha arrojado bombas de barril contra poblaciones enteras y barrios urbanos, y ha frustrado reiteradamente toda las oportunidades de resolución pacífica de las diferencias políticas. Esos abusos continúan hasta hoy, como lo evidencian las muertes recientes en Guta oriental e Idlib[1]. No hay una única forma eficaz de facilitar el retorno seguro y voluntario a gran escala de refugiados, si no media una solución política.
Es decir, Siria sigue siendo una fuente de graves amenazas estratégicas y un desafío significativo para nuestra diplomacia.
Pero Estados Unidos seguirá teniendo presencia allí, como medio para proteger nuestros propios intereses de seguridad nacional.
Estados Unidos aspira a lograr cinco situaciones finales para Siria:
En primer lugar, que ISIS y Al Qaeda en Siria hayan sido derrotados en forma duradera, no representen una amenaza para la patria y no resurjan bajo otra forma; y que Sira nunca más sirva como plataforma o refugio seguro para que los terroristas organicen, recluten, financien, capaciten y lleven a cabo ataques contra ciudadanos estadounidenses o contra nuestros aliados.
En segundo lugar, que el conflicto subyacente entre el pueblo sirio y el régimen de Assad se resuelva a través de un proceso político encabezado por la ONU y establecido en la Resolución 2254 del Consejo de Seguridad, y que una Siria estable, unificada e independiente, que haya dejado atrás el liderazgo de Assad, funcione como Estado.
En tercer lugar, que disminuya la influencia iraní en Siria, se nieguen sus aspiraciones de formar un arco norte y los vecinos de Siria estén seguros frente a todo tipo de amenazas originadas en Siria.
En cuarto lugar, que se creen condiciones para que los refugiados y desplazados internos puedan empezar a regresar a Siria de manera segura y voluntaria.
Y en quinto lugar, que no haya en Siria armas de destrucción masiva.
El gobierno de Trump está implementando una nueva estrategia para alcanzar estas cinco situaciones finales. Este proceso implica, en gran medida, que mayores acciones diplomáticas sigan a nuestro éxito militar en curso. Nuestros esfuerzos diplomáticos se distinguirán por iniciativas de estabilización y un mayor énfasis en la solución política al conflicto sirio.
Pero seamos claros sobre esto: Estados Unidos mantendrá una presencia militar en Siria, enfocada en asegurar que ISIS no pueda resurgir. Nuestra misión militar en Siria seguirá estando supeditada a condiciones. No podemos cometer los mismos errores que en 2011, cuando la partida prematura de Irak permitió que Al Qaeda sobreviviera en ese país y luego se transformara en ISIS. Fue ese vacío el que permitió que ISIS y otras organizaciones terroristas hicieran estragos en el país. Y posibilitó que ISIS tuviera un refugio seguro desde donde planificar atentados contra los estadounidenses y nuestros aliados. No podemos permitir que la historia vuelva a repetirse en Siria. Actualmente, ISIS está próximo a ser destruido y, al mantener una presencia militar estadounidense en Siria hasta la derrota absoluta de ISIS, lograremos que esa destrucción sea total.
Entendemos que algunos estadounidenses se muestren escépticos a la posibilidad de que mantengamos nuestra presencia en Siria y que cuestionen las ventajas de hacerlo en un país tan conflictivo.
Sin embargo, es vital que Estados Unidos siga interviniendo en Siria por varias razones: los espacios sin gobierno, sobre todo en zonas de conflicto, son un terreno fértil para ISIS y otras organizaciones terroristas. La lucha contra ISIS no ha terminado. Hay bandas de combatientes de ISIS que ya están empezando a armar una insurrección. Nosotros y nuestros aliados nos ocuparemos de perseguir y matar o capturar a estos actores.
Asimismo, debemos seguir estando en Siria para vencer a Al Qaeda, que todavía tiene una presencia significativa y su base de operaciones en el noroeste de ese país. Al igual que en los años previos a los acontecimientos del 11 de septiembre, Al Qaeda anhela generar un lugar seguro desde donde planificar y perpetrar ataques contra Occidente. Aunque ISIS es la organización terrorista que más ha ocupado los titulares en los últimos años, Al Qaeda sigue siendo una grave amenaza y aspira a reconstruirse de nuevas y potentes formas.
Además, una retirada total de personal estadounidense en este momento restauraría a Assad y continuaría su trato brutal contra su propio pueblo. Un asesino de su propio pueblo no puede generar la confianza necesaria para la estabilidad a largo plazo. Una Siria estable, unificada e independiente en última instancia requiere un liderazgo posterior a Assad para tener éxito. La presencia continuada de EE. UU. para garantizar la derrota duradera de ISIS también ayudará a allanar el camino para que las autoridades civiles locales legítimas ejerzan un gobierno responsable de sus áreas liberadas. La partida de Assad a través del proceso de Ginebra liderado por la ONU creará las condiciones para una paz duradera dentro de Siria y seguridad a lo largo de las fronteras para los vecinos de Siria.
La retirada de Estados Unidos de Siria le daría a Irán la oportunidad de fortalecer aún más su posición en Siria. Como hemos visto por las guerras de poder de Irán y los anuncios públicos, Irán busca el dominio en el Medio Oriente y la destrucción de nuestro aliado, Israel. Como nación desestabilizada y que limita con Israel, Siria presenta una oportunidad que Irán está ansioso por explotar.
Y finalmente, de acuerdo con nuestros valores, Estados Unidos tiene la oportunidad de ayudar a un pueblo que ha sufrido mucho. Debemos darles a los sirios la oportunidad de regresar a sus hogares y reconstruir sus vidas. El regreso seguro y voluntario de los refugiados sirios sirve a los intereses de seguridad de Estados Unidos, nuestros aliados y nuestros colaboradores. Para aliviar la enorme presión de los flujos de refugiados en la región circundante y en Europa, se deben crear las condiciones para que estos refugiados regresen a sus hogares de manera segura y voluntaria. Será imposible garantizar la estabilidad en un extremo del Mediterráneo, en Europa, si el caos y la injusticia prevalecen en el otro extremo, en Siria.
Estados Unidos, junto con sus aliados y colaboradores, emprenderá los siguientes pasos para traer estabilidad y paz a Siria:
Primero, las iniciativas de estabilización en las áreas liberadas son esenciales para asegurar que la vida pueda volver a la normalidad y que ISIS no resurja. Las iniciativas de estabilización consisten en medidas esenciales como el despeje de las minas terrestres sin estallar dejadas atrás por ISIS, lo que permite que se vuelvan a abrir los hospitales, se restauren los servicios de agua y electricidad y que los niños vuelvan a la escuela. El enfoque ha resultado exitoso en Iraq, donde millones de iraquíes han regresado a sus hogares. En Siria, sin embargo, a diferencia de Iraq, no contamos con un colaborador del gobierno nacional para los esfuerzos de estabilización, por lo que debemos trabajar con otros. Por lo tanto, existe una gran dificultad para ellos. Desde mayo, Estados Unidos ha enviado diplomáticos adicionales a las áreas afectadas en Siria y ha trabajado con las Naciones Unidas, nuestros colaboradores en la Coalición Mundial para Derrotar a ISIS y varias organizaciones no gubernamentales.
Nuestro trabajo para ayudar a las autoridades locales y regionales a brindar servicios a las áreas liberadas genera confianza entre las poblaciones locales y los líderes locales que regresan. Los terroristas prosperan en condiciones que les permiten vender sus mensajes deformados y odiosos a las personas vulnerables en áreas afectadas por conflictos. Nuestros esfuerzos de estabilización ayudarán a esas personas a alejarse de la perspectiva del terrorismo y acercarse a la integración en sus comunidades locales.
Debemos ser claros: La “estabilización” no es un sinónimo de construcción abierta de naciones ni un sinónimo de reconstrucción. Pero es esencial. Ninguna de las partes en el conflicto sirio es capaz de conseguir la victoria o estabilizar el país solo por medios militares. Nuestra presencia militar está respaldada por el Departamento de Estado y los equipos de USAID que ya están trabajando con las autoridades locales para ayudar a los pueblos liberados a estabilizar sus propias comunidades.
Simultáneamente con los esfuerzos de estabilización, la reducción del conflicto general también es un paso crítico para crear las condiciones para un acuerdo político posterior a Asad. Desde julio, Estados Unidos ha estado trabajado con Rusia y Jordania para establecer el área de desintensificación en la parte suroeste de Siria. Ha logrado un alto el fuego, ha puesto fin al bombardeo indiscriminado de poblaciones civiles y, con algunas pocas excepciones, hasta ahora se ha mantenido bien. El acuerdo en el sudoeste también aborda la seguridad de Israel al exigir que las milicias respaldadas por Irán, especialmente Hizbulá, se alejen de la frontera de Israel. Necesitamos que Rusia continúe trabajando con Estados Unidos y Jordania para hacer cumplir esta área de desintensificación. Si lo hace, el cese resultante de las hostilidades del régimen-oposición permitirá la entrega segura de ayuda humanitaria, creará las condiciones para el regreso seguro y voluntario de los desplazados internos y los refugiados, y proporcionará al pueblo sirio la seguridad para comenzar a reconstruir las áreas marcadas por el conflicto. Nuestros esfuerzos han sido… han ayudado a refugiados y desplazados internos a regresar a las áreas de desintensificación del sudoeste de donde se habían refugiado en Jordania, y en general, un estimado de 715.000 sirios en total, incluidos 50.000 sirios del extranjero, regresaron a sus hogares en 2017. Estas tendencias tempranas pero positivas pueden aumentar a través de la continuación de los esfuerzos de desintensificación, no solo en el suroeste, sino en otros lugares.
En el antiterrorismo, continuaremos trabajando con aliados y colaboradores, como Turquía, para abordar la amenaza terrorista en Idlib y abordar la preocupación de Turquía con los terroristas del PKK en otros lugares. Al Qaeda está intentando restablecer una base de operaciones en Idlib. Estamos desarrollando activamente la mejor opción para neutralizar esta amenaza junto con aliados y colaboradores.
Estados Unidos está apoyando vigorosamente los esfuerzos de la ONU para lograr la solución política bajo la Resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU. Este es el marco político para la paz y la estabilidad en una Siria unificada que ya ha sido acordado por los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU. Específicamente, trabajaremos en lo que se conoce como el proceso de Ginebra, apoyando en sus esfuerzos al Enviado Especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura.
El régimen de Assad claramente considera a Rusia como garante de su seguridad. Por lo tanto, Rusia tiene un papel significativo que desempeñar en persuadir al régimen de Assad para que participe constructivamente en el proceso de Ginebra. Más allá del voto de Rusia en apoyo de la RCSNU 2254, el Presidente Putin reafirmó el compromiso de Rusia con Ginebra en su declaración conjunta con el Presidente Trump emitida desde Da Nang, Vietnam, el noviembre pasado. Estados Unidos y Rusia han trabajado juntos en el área de desintensificación del suroeste para tener éxito, y hemos establecido acuerdos para el término del conflicto alrededor del valle del río Éufrates con el fin de garantizar la seguridad de nuestras respectivas fuerzas.
Rusia debe cumplir el compromiso que nuestros presidentes hicieron el noviembre pasado de encontrar una solución definitiva a través del proceso de Ginebra liderado por la ONU. Una de las formas en que Rusia puede hacer eso es ejercer su influencia única sobre el régimen sirio, que a su vez ha aceptado participar en el proceso de Ginebra. Rusia debe ejercer nuevos niveles de presión sobre el régimen para que no solo se presente en Ginebra, sino para que también se comprometa de manera creíble con los esfuerzos de la ONU e implemente los resultados acordados.
Estados Unidos, la UE y los colaboradores regionales no proporcionarán ayuda internacional para la reconstrucción a ninguna área bajo control del régimen de Assad. Pedimos a todos los interesados en el futuro de Siria que hagan lo mismo. No alentaremos las relaciones económicas entre el régimen de Assad y cualquier otro país. En cambio, alentaremos la asistencia internacional para reconstruir las áreas que la coalición mundial y sus colaboradores locales han liberado de ISIS. Una vez que Asad haya abandonado el poder, Estados Unidos alentará gustosamente la normalización de las relaciones económicas entre Siria y otras naciones. Estados Unidos hace un llamamiento a todas las naciones para que ejerzan disciplina al presionar económicamente a Asad y reconstruir a Siria después de una transición política. Nuestra expectativa es que el deseo de regresar a la vida normal y estas herramientas de presión ayuden a reunir al pueblo y las personas sirias dentro del régimen para obligar a Asad a hacerse a un lado.
La RCSNU 2254 también convoca elecciones libres supervisadas por la ONU en Siria. Estados Unidos cree que las elecciones libres y transparentes, que incluyan la participación de la diáspora siria que ha sido desplazada -todos aquellos obligados a huir del conflicto- darán como resultado la salida permanente de Assad y su familia del poder. Este proceso tomará tiempo, e instamos a la paciencia en la partida de Assad y el establecimiento de un nuevo liderazgo. El cambio responsable puede no ser tan inmediato como lo esperan algunos, sino más bien se conseguirá a través de un proceso gradual de reforma constitucional, con elecciones supervisadas por la ONU, pero ese cambio llegará.
Estados Unidos reconoce y honra los grandes sacrificios que las Fuerzas Democráticas Sirias han hecho para liberar a los sirios de ISIS, pero sus victorias en el campo de batalla no resuelven el desafío del gobierno local y la representación para el pueblo del este y norte de Siria. Los acuerdos políticos locales provisionales que dan voz a todos los grupos y etnias que apoyan la transición política más amplia de Siria deben surgir con apoyo internacional. Cualquier acuerdo interino debe ser verdaderamente representativo y no debe amenazar a ninguno de los estados vecinos de Siria. Del mismo modo, deben escucharse en Ginebra las voces de los sirios de estas regiones y en el debate más amplio sobre el futuro de Siria.
Sobre estos puntos, Estados Unidos escucha y toma en serio las preocupaciones de nuestro aliado de la OTAN, Turquía. Reconocemos las contribuciones humanitarias y los sacrificios militares que Turquía ha realizado para derrotar a ISIS, para apoyar a millones de refugiados sirios y para estabilizar las áreas de Siria que ha ayudado a liberar. Debemos contar con la estrecha cooperación de Turquía para lograr un nuevo futuro para Siria que garantice la seguridad de los vecinos de Siria.
Finalmente, reducir y expulsar la maliciosa influencia iraní de Siria depende de una Siria democrática. Durante muchos años, Siria bajo Bashar al Assad ha sido un estado satélite de Irán. Un gobierno central sirio que no esté bajo el control de Asad tendrá una nueva legitimidad para ratificar su autoridad sobre el país. La ratificación de la soberanía nacional por parte de un nuevo gobierno, junto con los esfuerzos de desintensificación y los nuevos flujos de ayuda internacional, reducirá la violencia, establecerá mejores condiciones para la estabilidad y acelerará la partida de los combatientes extranjeros.
Reconocemos que Siria presenta muchas complejidades. Nuestras soluciones propuestas no serán fáciles de lograr. Pero es necesario proceder de esta manera por el bien de nuestra seguridad y la de nuestros aliados. No repetiremos los errores del pasado en Iraq, ni repetiremos los errores cometidos en Libia.
Las intervenciones militares bien intencionadas, independientes de la estabilización y las estrategias políticas, dan lugar a una serie de consecuencias adversas e involuntarias. Por esta razón, buscamos reducir el conflicto de la guerra civil en Siria, trabajar por la paz y alentar a todas las partes a dirigirse a la mesa de negociaciones. Es probable que la continuación de los combates provoque un empeoramiento de las condiciones humanitarias, más caos y una mayor intervención militar regional en Siria. Nuestro objetivo es construir un camino político positivo que honre la voluntad del pueblo sirio y sostenga la unidad y la integridad territorial de Siria.
Al igual que con casi todos nuestros desafíos de política exterior, los pasos para alcanzar nuestros objetivos no se pueden tomar solos. Continuamos trabajando estrechamente con aliados y colaboradores regionales. Al sufrir muchos ataques terroristas en los últimos años, nuestros aliados en Europa lamentablemente han experimentado de primera mano lo que grupos como ISIS y Al Qaeda son capaces de hacer. Necesitamos aliados y colaboradores para apoyar nuestra estrategia a fin de mitigar permanentemente el riesgo para la seguridad que representan estas organizaciones terroristas y otros.
Y por último, el pueblo sirio ha soportado siete años de caos y dificultades inimaginables. Necesitan ayuda. Un nuevo curso de acción es una alternativa preferible a más años de ilusiones. Una Siria estable, unificada e independiente servirá a los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos, sus aliados y nuestros colaboradores. Si esa realidad puede suceder, será una victoria para todos, y apoyará la capacidad del pueblo sirio para perseguir sus propios derechos de vida, libertad y búsqueda de la felicidad que Dios le ha dado.
Gracias por su amable atención, y espero con interés nuestra discusión. (Aplausos).
SECRETARIA RICE: Bueno, gracias. Muchas gracias por la visión integral de uno de los problemas más desalentadores que, creo, haya enfrentado nadie en el sistema internacional, y me gustaría retomar un par de cuestiones sustantivas, pero primero quisiera hacerle una pregunta sobre ser Secretario de Estado. Es un trabajo un poco difícil, ¿verdad? (Risas.)
SECRETARIO TILLERSON: Es – sí, es un poco diferente. (Risas.)
SECRETARIA RICE: Sí. (Risas). Pues, cuando era secretaria, me levantaba por la mañana, y había algunas cosas que veía en mi calendario, y pensaba, “Qué bien, voy a poder hacer eso”, y luego había algunas cosas sobre las que pensaba: “Creo que mejor me vuelvo a la cama”. ¿Qué le gusta del trabajo y qué le parece más desafiante?
SECRETARIO TILLERSON: Bueno, lo que más me gusta del trabajo es lo que siempre he disfrutado a lo largo de mi carrera, y es la calidad de las personas con las que tengo el privilegio de trabajar todos los días. Y lo que voy a decir sobre las personas del Departamento de Estado, la gente de carrera, así como el personal de libre designación: Estas son personas extraordinariamente dedicadas, algunos de los mejores patriotas que conocerás en cualquier lugar, y realmente vienen todos los días con un objetivo en mente, y es llevar a cabo los objetivos de la política exterior, los objetivos del gobierno, pero para servir a los intereses del pueblo estadounidense.
Pues, lo que espero con ansias todos los días -incluso si estamos hablando de asuntos realmente complicados, como el que acabo de describir, y Siria es una de las situaciones más complejas sobre el terreno- es el nivel de inteligencia y el nivel de apertura que necesitamos para tener una buena conversación sobre eso, eso es lo que más espero. Y tengo una oficina de planta abierta, solía ser la oficina del Subsecretario de Administración. Me fugo allí, y allí no tenemos más que pizarras, y me encanta ir a la oficina de planta abierta y simplemente escribir estos ejercicios.
Lo que menos espero es que lleguen esos días en los que tengo que lidiar con la pérdida de vidas. Y ya sea la pérdida de una persona del Departamento de Estado, o la pérdida de personal militar, o cualquier ciudadano estadounidense en cualquier lugar, esos son los días difíciles, porque haces llamadas a miembros de la familia, tratas de… personas que han sido tomadas como rehenes, tratas de tranquilizar a sus familias, pero esos son días realmente difíciles.
SECRETARIA RICE: Sí. Ahora, como Secretario, también enfrenta algunos desafíos únicos. Las redes sociales apenas nacieron cuando yo era secretaria. Y doy gracias a Dios por eso. Y sabemos que a su jefe le encantan las redes sociales, entonces, ¿cómo se siente y cómo lidia con la presión constante de las redes sociales, especialmente fuera de la Casa Blanca?
SECRETARIO TILLERSON: Bueno, él es de clase mundial en las redes sociales y yo no, (risas) y quiero confesar aquí en el corazón de la creación de esta gran tecnología, que no tengo cuentas de redes sociales. Nunca he tenido ninguna y no pretendo tenerla. (Risas.) Es una gran herramienta cuando se usa bien. El Presidente la ha utilizado con gran efecto al eludir los medios tradicionales de comunicación, y se nutre de esta capacidad de comunicarse al instante no solo con el pueblo estadounidense, sino también con nuestros amigos y aliados o con nuestros adversarios, y con el mundo entero.
No sé cuándo lo va a hacer porque él… así es como opera el Presidente. Así que el desafío es simplemente estar al día porque yo no… Ni siquiera tengo una cuenta de Twitter para poder seguir lo que está twitteando, por lo que mi personal generalmente tiene que imprimir sus tweets y entregármelos. (Risas.) Ahora, por un lado, se podría decir: “Bueno, eso es una locura. ¿Por qué no consigue una cuenta?” Pero, por otro lado, de hecho he llegado a la conclusión de que no es un sistema malo porque sale y no sé si se va a salir, por lo tanto, no voy a hacer mucho hasta que haya salido. Para cuando me entero, en realidad ha pasado un período de tiempo, y dependiendo de dónde me encuentre en el mundo, pueden pasar cinco minutos o puede pasar una hora antes de que alguien me entregue un trozo de papel y me diga: “Oiga, el Presidente acaba de twittear esto”. Pues, ya tengo las primeras reacciones al respecto y ello ahora me permite pensar, muy bien, ¿cómo lo consideramos? Si se trata de un tema de política exterior, ¿de qué está hablando?, ¿cómo tomamos eso y lo usamos ahora?
Y entonces es interesante. La gente me pregunta mucho sobre eso, caramba, debe ser imposible lidiar con eso. Tuve que acostumbrarme temprano porque era muy poco convencional para todos nosotros. Pero lo tomo y digo, está bien, esto es información. Vamos… sabemos cuáles son nuestros objetivos y él no cambió ninguno de ellos. Esta es solo su forma de querer comunicarse sobre el tema. ¿Cómo tomamos eso y lo usamos? Y así eso es lo que… así es como me las arreglo con eso, pero creo que probablemente me iré a la tumba y no habré tenido nunca una cuenta en las redes sociales. (Risas.)
SECRETARIA RICE: Me sorprendió mucho cuando habló de Siria y habló sobre el camino a seguir en Siria, dejando de lado el aspecto militar, lo que obviamente ha producido algunos avances reales, particularmente en la eliminación de ISIS en Irak y ahora una ventaja, al menos, en ISIS en Siria. Pero me llamó la atención que cuando pasó a la estabilización política, usó algunas palabras que la mayoría de las personas no asociarían con la Administración del Presidente Trump. Quiero que hable un poco sobre eso. Usted habló sobre los valores, los valores de Estados Unidos. Usted habló sobre los derechos humanos. Usted habló sobre la necesidad de que el pueblo sirio pueda expresarse en elecciones libres.
Consideraríamos esas partes de la agenda de los valores, si se quiere, porque en realidad se remontan a Woodrow Wilson, los presidentes estadounidenses han creído que la composición interna de los estados realmente importa. Y creo que ha presentado un muy buen argumento de que una de las razones por las que enfrentamos el problema que enfrentamos en Siria es que Bashar al Assad es un dictador que ha asesinado a su propio pueblo y ha oprimido a su propio pueblo.
Entonces, dejemos de hablar de Siria y hable de cómo, después de casi un año en el trabajo, ve la cuestión de los valores, los derechos humanos, la democracia en la política exterior estadounidense.
SECRETARIO TILLERSON: Bueno, es una gran pregunta, y es una que… como ingeniero, creo que me ha costado describir a los demás cómo lo veo. Nuestros valores estadounidenses de libertad, respeto por el individuo, dignidad humana, todas las manifestaciones de los valores que definen quiénes somos como pueblo, quiénes somos colectivamente como un grupo de personas que nos hemos alineado en torno a estos valores y definen cómo tratarse unos a otros todos los días… cómo llevar eso a la arena de la política exterior.
Y a un nivel, estos son valores que son perdurables, y lo que le he dicho a la gente es que… Ya sabe, con la política exterior si ustedes – cuando toman los valores y tratan de ponerlos en la política exterior, la preocupación que siempre he tenido es que las políticas pueden cambiar y adaptarse, y lo hacen. Entonces, ¿cómo lo hace? Si lo hace, sus valores nunca cambian. Nunca se adaptan. Por lo que nuestros valores están siempre con nosotros en todas las interacciones.
Ahora, ¿cómo se implementan?, y usaré esa palabra, ¿cómo se implementan los valores? Porque creo que eso está llegando al fondo de la pregunta. Y, en mi opinión, Siria es un gran caso de estudio sobre eso. Ir a Siria y defender los derechos humanos, las libertades religiosas, la participación igualitaria de las mujeres en medio de literalmente miles de personas y civiles asesinados cada día no sienta muy bien, porque el derecho humano más importante para cualquiera es el primero: el derecho a la vida. La vida, luego la libertad, luego la búsqueda de la felicidad. Y esa es la forma en que pienso acerca de nuestros valores. Primero tengo que evitar que la gente muera, y si puedo evitar que mueran y si podemos crear áreas de estabilidad, entonces comenzamos a crear las semillas de la libertad, y luego creamos el camino hacia la búsqueda de la felicidad. Y debajo de todo eso están, entonces, la articulación de nuestro respeto por la dignidad humana, la condición humana, todas las formas en que expresamos estos valores que son valores exclusivamente estadounidenses.
Y así es realmente cómo se crean las condiciones para que la gente pueda lograrlo, y la prioridad en Siria en este momento es evitar que mueran las personas. Están siendo asesinados. Están siendo asesinados por miles. Detener eso, estabilizarlo, comenzar a crear algunas condiciones, y luego podemos comenzar a promover el respeto por las libertades religiosas de las personas, el respeto por su dignidad. Y por eso es muy…, en mi opinión, y como ingeniero, esta es la forma en que creo que es un proceso. Es un proceso dentro de un sistema, y en cualquier momento y dependiendo de la condición del país, la ubicación, las circunstancias, vamos a estar en un lugar diferente en ese proceso. Si tenemos un gobierno estable… estable que es represor de ciertas organizaciones religiosas, entonces vamos directo a eso. Porque no es que las personas estén siendo asesinadas, sino que están siendo perseguidas; se les niega su propia búsqueda de la felicidad.
Entonces, creo con mucho que… Pienso en cada situación, la miro y digo, ¿cuál es la prioridad aquí? Y la primera prioridad es siempre la protección de la vida: evitar que mueran personas. Y si lo haces, comienzas a crear las condiciones en las que realmente podemos avanzar y defender los valores mismos.
SECRETARIA RICE: Y las herramientas para hacer el tipo de trabajo del que está hablando, obviamente cuando se estabiliza una situación, todavía tiene que tener la diplomacia, todavía hay que tener la asistencia a las personas. Ha habido preocupaciones acerca del compromiso con, digamos, la ayuda extranjera y de contar con esas herramientas en las que los diplomáticos estadounidenses confían para traer estabilidad. Aparentemente, Jim Mattis dijo que si no tiene ayuda del exterior, va a necesitar más balas, solo para parafrasear.
Ahora bien, un par de esfuerzos de ayuda exterior estadounidense que han sido universalmente apreciados: PEPFAR, el Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del SIDA, que probablemente, a través de los esfuerzos del Presidente Bush y el Presidente Obama, salvó a millones de personas de una pandemia; y luego, el Millenium Challenge, que trata de obtener ayuda extranjera y dársela a los estados que la van a usar con prudencia, que no son corruptos. ¿Podría hablar un poco sobre el futuro de esos programas? Y sé que usted es un defensor de ellos. ¿Cómo le va dentro de la administración y en el capitolio?
SECRETARIO TILLERSON: Bueno, escogió dos de los más fáciles de defender, porque PEPFAR es ampliamente visto, incluso dentro de la administración, como el estándar de oro del éxito. Ha producido resultados extraordinarios y ha demostrado que realmente usa el dólar estadounidense sabiamente. Por el dólar invertido, si lo considera una inversión, se trata de un dólar invertido para la ganancia: PEPFAR, con cualquier medida que desee examinarlo, ha tenido un gran éxito.
Y Millennium Challenge Corporation, de manera similar, ha tenido un gran éxito debido al proceso disciplinado que utiliza. Creo que el debate que continúa más no es sobre ese tipo de programas, sino sobre muchos otros programas de asistencia que pueden no tener el tipo de estructura a su alrededor que tiene el PEPFAR o el tipo de estructura que los rodea… y la responsabilización que va con la estructura, que el Millennium Challenge tiene, y una visión de que Estados Unidos es, ha sido y todavía es hoy, la nación más generosa del planeta Tierra en lo que respecta a asistencia humanitaria, ayuda en desastres. Siempre estamos ante todo.
Pero si nos fijamos en la situación con las finanzas de la nación, y todos sabemos sobre los déficits que estamos acumulando todo el tiempo, creo que el Presidente ha hecho correctamente la pregunta de… está bien, sabemos lo que estamos haciendo, ¿cómo lo está haciendo el resto del mundo? ¿Y está haciendo su parte? Y eso se ha convertido en una superposición de cómo piensa esta administración en todos los medios de asistencia extranjera, desde el tipo de asistencia que se proporciona a través de USAID y el Departamento de Estado a las ventas y asistencia militar extranjera, a organizaciones internacionales en la ONU y otros. Haremos nuestra parte, pero exigimos que los demás también hagan su parte. Y por eso ha creado expectativas muy altas de que saldremos y haremos que otros den un paso adelante y comiencen a contribuir más de forma proporcional con su capacidad para hacerlo. Y es bien sabido que ha señalado a naciones de todo el mundo que les va extraordinariamente bien. En muchos casos les va mejor que a nosotros con nuestra propia economía, sin embargo, no están aportando lo que en nuestra opinión es su parte en esta necesidad que tiene el mundo.
Gran parte del año pasado e incluso la primera parte de este año ha tratado y trata del compromiso activo con los países en torno a este tema. Habiendo dicho eso, no hay abandono de nuestro reconocimiento de estas necesidades. Y como usted sabe y a través del proceso presupuestario, el proceso presupuestario involucra a nuestras dos ramas del gobierno, ramas co-iguales. El Congreso también tiene algo que decir sobre eso así como la Administración. Así que mucho de esto es… al final, lo resolvemos a través del proceso de negociación del presupuesto.
Lo último que diría sobre el presupuesto del Departamento de Estado en particular, porque recibió mucha información, ha sido muy discutido, me gusta darles a las personas una perspectiva. El presupuesto del Departamento de Estado proviene de un presupuesto récord: $55 mil millones, el mayor presupuesto que el Departamento de Estado haya tenido nunca y una serie de los últimos cinco o seis años de un presupuesto récord tras otro. Y lo que les digo a la gente, y habiendo dirigido otra organización que tenía grandes cifras con las que teníamos que lidiar todos los días, es muy difícil de ejecutar: es muy difícil para el Departamento de Estado ejecutar un presupuesto de $55 mil millones. Quiero decir, francamente, si se quiere hacerlo bien y si se quiere ser un buen administrador del dólar de los contribuyentes estadounidenses que tanto les costó ganar, tenemos que poder salir y hacerlo bien. Y la verdad del asunto es que es una de las razones por las que no tuvimos dificultades en 2017 es que teníamos mucho dinero para llevar adelante porque nadie podía ejecutar ese tamaño de presupuesto. Y por lo tanto hay mucho dinero que se está moviendo.
Así que ahora mismo diría que estamos en una situación dinámica en la que no estamos…. no estamos en una posición de no poder cumplir, creemos, las necesidades más críticas que existen. Pero está ocurriendo y estamos tratando de planificar el futuro y estamos tratando de conseguir que otros en todo el mundo compartan la carga de las responsabilidades.
SECRETARIA RICE: Gracias. Una última pregunta antes de dejarle ir. Sería negligente si no preguntara sobre dónde comenzó sus comentarios: Corea del Norte. Tenemos falsas alarmas que se activan en Hawái. Tenemos personas hablando de que la guerra llegará a la península. Al mismo tiempo, los norcoreanos y los surcoreanos deciden que van a marchar juntos en los Juegos Olímpicos.
¿Tiene la sensación de que toda la retórica que hemos estado utilizando, el hecho de que tal vez la diplomacia no sea tan directa como algunas de las conversaciones sobre nuestras opciones militares, de que podamos estar al borde de la brecha con nuestros aliados surcoreanos? Sé que cuando era secretaria e intentaba llevar a cabo los Diálogos de los Seis, a los norcoreanos les encantaba abrir una brecha para eliminar a los chinos o eliminar a los surcoreanos o eliminar a los rusos, y era realmente importante para Estados Unidos no aislarse.
Entonces, ¿cómo debemos interpretar estas iniciativas entre el Norte y el Sur? Y cuéntenos sobre la diplomacia, porque creo que todos estamos de acuerdo, nadie realmente quiere la guerra en la península, en la península de Corea, a pesar de la seriedad de la amenaza de Corea del Norte.
SECRETARIO TILLERSON: Bueno, nuestros esfuerzos diplomáticos, que comenzaron realmente en febrero pasado, la primera semana estaba… después de prestar juramento, estaba con el Presidente en el Despacho Oval y el primer desafío de política exterior que me presentó fue que me dijo que tenía que desarrollar un enfoque de política exterior para Corea del Norte. Y así lo hicimos y lo trabajamos a través del proceso interinstitucional.
Y lo que nosotros… lo denominé campaña de presión pacífica. Desde entonces, el Presidente lo ha denominado como campaña de máxima presión. Pero lo es, y sé que la gente dice: “Ah, hemos intentado sanciones en el pasado. Nunca funcionaron”. Nunca hemos tenido un régimen de sanciones tan completo como este, y nunca hemos tenido el apoyo chino para las sanciones como lo estamos teniendo ahora. Rusia es un problema ligeramente diferente. Pero los chinos se han apoyado fuertemente en los norcoreanos hasta el punto… Parte de este enfoque era ayudar a los chinos a darse cuenta de que Corea del Norte durante los últimos 50 o 60 años puede haber sido un activo para ellos; ahora son una responsabilidad. Y quiero decir, es por cómo pueden ocurrir los eventos en la Península Coreana. Si China no nos ayuda a resolver este problema, existen muchos efectos de seguimiento, y China los conoce muy bien.
Por lo tanto, creo que los esfuerzos diplomáticos tratan de unificar a la comunidad internacional en torno a esta campaña de sanciones, que ha sido extraordinariamente eficaz. Como el propio Presidente Moon nos contó en la llamada telefónica. Y le diría que probablemente tenemos… El nivel de comunicación que existe entre nosotros, Corea del Sur y China sobre este tema es bastante extraordinario. La gente probablemente se sorprendería de la frecuencia con la que estamos hablando por teléfono sobre esto a la semana. El Presidente Moon comentó que la razón por la que los surcoreanos vinieron a nosotros fue porque sienten la mordedura de estas sanciones. Y lo estamos viendo en algunos de los informes, lo estamos viendo a través de las pruebas anecdóticas que surgen de los desertores que están escapando.
Los japoneses hicieron ayer un comentario en nuestra sesión de que han tenido más de 100 barcos de pesca norcoreanos que se han ido a la deriva hacia las aguas japonesas: dos tercios de las personas en esos barcos han muerto, no estaban tratando de escapar, y los que no murieron, querían volver a casa. Por lo que los enviaron de regreso a Corea del Norte. Pero lo que averiguaron es que los enviaron en el invierno a pescar porque hay escasez de alimentos, y los están enviando a pescar con combustible insuficiente para regresar.
Así que estamos obteniendo mucha evidencia de que estas sanciones realmente están comenzando a doler. Y así el acercamiento del Norte al Sur, ahora están en la estrategia del juego que ustedes conocen tan bien como cualquiera. Y la estrategia del juego es… bueno, vamos a comenzar nuestra ofensiva de encanto para el resto del mundo y dejarles ver que somos gente normal como todos los demás. Vamos a suscitar algo de simpatía. Vamos a tratar de abrir una brecha entre Corea del Sur y sus aliados. Y pasamos ayer una cantidad extraordinaria de tiempo en la audiencia de discusión grupal de la Ministra de Relaciones Exteriores Kang de Corea del Sur sobre cómo no van a permitir que eso suceda.
Por lo que entendemos de qué se trata todo esto, y hemos sido partidarios de este acercamiento, porque el otro elemento de la diplomacia es que hemos estado esperando a que Kim decida que quiere hablar. Hemos sido muy claros, y nuestros canales están abiertos. Y como dije ayer en mi conferencia de prensa, él sabe cómo contactarme si quiere hablar. Pero él tiene que decirme que quiere hablar. No vamos a ir detrás de él.
Así que este puede ser su primer esfuerzo para romper el hielo; ya veremos. Puede que no salga nada de eso, pero lo apoyamos, y les diría que entre los aliados de la región, pero igualmente con China, no creo que hayamos estado nunca tan unidos contra esta amenaza. Porque China conoce las consecuencias potenciales de esto, las consecuencias imprevistas que podrían venir después. Y en la diplomacia, cuando se está negociando con alguien de esta manera, y cuando lleguemos a esa mesa de negociaciones, y confío en que lo haremos, quiero saber que el Secretario Mattis cuenta con una opción militar muy, muy fuerte respaldándome. Eso me dará una mejor posición desde la cual tratar de resolver esto.
Como les dijimos el Secretario Mattis y yo a nuestros homólogos chinos cuando estábamos sentados a la mesa enfrente de ellos en un diálogo estratégico y de seguridad, le dije a mi homólogo, Yang Jiechi, le dije: “Consejero de Estado, si usted y yo no resolvemos esto, estos muchachos se van a pelear, y no queremos que eso suceda. Y ustedes tampoco”.
Por lo que estamos muy motivados. Es un proceso largo. Se requiere mucha paciencia. Ya veremos. Pero estamos comprometidos, como todos en la comunidad internacional, con una Corea del Norte desnuclearizada. Y vamos a insistir en ello hasta que lo logremos.
SECRETARIA RICE: Muchas gracias y le deseo lo mejor. Ciertamente esperamos que tenga éxito. Muchas gracias. (Aplausos.)
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