En el año 1987, frente al anuncio del entonces gobierno aprista de estatizar la banca, un grupo de peruanos aterrados por las medidas populistas se organizó para hacer un mitin de rechazo a la medida en nombre de la Libertad.
Durante los siguientes tres años, se iniciaría una campaña por la presidencia del Perú liderada por el novelista Mario Vargas Llosa. En su libro El pez en el agua, Vargas Llosa narra esos hechos junto a episodios trascendentales de la infancia del otrora candidato: desde conocer a su padre hasta su viaje a Francia para convertirse en escritor.
Sin duda alguna, Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936), es un personaje sobre el que se ha hablado y escrito mucho. El novelista ha sido polémico siempre por sus libros que en su momento tocaron temas muy controversiales, por su paso por la política activa entre 1987 y 1990, por sus opiniones y endosos a otros candidatos presidenciales en el Perú, por su defensa de las libertades económicas, recientemente también por sus críticas al feminismo y demás. Vargas Llosa es un personaje que polariza: muchos lo aman, muchos lo odian. Algunos lo reclaman como un orgullo de Arequipa, del Perú… otros se refieren a él como un “español”, como una “casualidad histórica” que naciera en nuestro país y demás.
Por ello mismo, me parece importante entender a la persona más allá de las opiniones y, sobre todo, buscando objetividad de la posición política. En esa línea, El pez en el agua brinda una verdadera y fantástica oportunidad de entender las pasiones de su autor. La difícil y complicada relación con su padre, las decisiones de vida que lo marcaron, el aislamiento de su familia por épocas, su incursión en la joven política universitaria, sus primeros trabajos como escritor y periodista, su contacto con la realidad de la prensa y el acoso estatal del ochenio (liderado por el Montesinos de Odría: Esparza Zañartu o “Cayo Bermúdez” de Conversación en La Catedral)… en algunos capítulos se habla de personas ilustres en la historia política, cultural y artística peruana vista desde los ojos jóvenes de un Vargas Llosa universitario como Raúl Porras Barrenechea.
Somos testigos de primera mano de la miseria y mezquindad en que se ha convertido gran parte de la política peruana en los últimos 40 años. Es interesante, y por episodios muy lamentable y triste, cómo el populismo ha desbordado a las ideas, cómo los partidos políticos en su esencia fueron aniquilados, cómo las tretas sucias se apoderaron de los medios de comunicación, de las fuerzas políticas, de escritores, de las iglesias (en plural) y demás. Lo que será muy interesante para el lector es ver el accionar de muchos políticos entre 1987 y 1993 (fecha en la que fue escrito el libro) y su consecuencia o la falta de ella, o el alquiler total a las fuerzas que conformaron el poder del momento.
Hay personajes tristemente célebres que siguen vigentes hoy, con mucho poder e influencia todavía. Hay muchas tácticas, tretas sucias, campañas de descrédito y aniquilamiento al opositor tan vigentes en 1990 cómo lo están hoy casi 30 años después. Lo que es también importante es que muchas cosas que fallaron en la campaña del Frente Democrático liberal y de derecha en 1990, han seguido vigentes en campañas sucesivas de la derecha (o las fuerzas aliadas a ella) en los siguientes años, uno de los principales problemas es que nunca más apareció en el Perú un “Movimiento Libertad” que reclamara las luchas liberales y de reforma económica desde un trabajo democrático de bases, de ideales y de ideas. Lo que vino después fue clientelismo, oportunismo y servilismo al poder del turno… todo acompañado de corrupción.
¿Nos perdimos a un gran presidente en Mario Vargas Llosa? No lo sé, de hecho lo dudo. El mismo autor dice que es un negado para la política. Quizás como gobernante no hubiera sido capaz de llamar al consenso político que se necesitaba para ejecutar las reformas liberales. Lo cierto es que quienes llegaron después de esa campaña tampoco fueron democráticos del todo, campeó la corrupción y se ahondó en que se pudran muchos estamentos de la cosa pública en el país. De lo que sí tengo certeza, es que hay muchas reformas que siguen pendientes y quizás algunas de las cosas que se plantearon en el 90, siguen vigentes.
Los peruanos tenemos una obligación con la historia: no seguir empeñando, cada 5 años, el país en manos de improvisados, de intereses oscuros ni de personajes que ven la cosa pública como una forma de hacerse ricos a costa del beneficio del pueblo. Leer, informarnos y formarnos sobre nuestra historia, es una obligación.
Leer El pez en el agua es altamente recomendable, sin importar si se simpatiza o no con Mario Vargas Llosa, pues ayudará a entender a la persona detrás del gran novelista y un poco más sobre una campaña política y un contexto histórico que, para bien o para mal, marcó mucho de la historia reciente del país en los últimos 30 años.
“Muchas cosas aprendí en el proceso electoral, y la peor fue descubrir que la crisis peruana no solo debía medirse en empobrecimiento… el funcionamiento de la democracia resultaba una suerte de parodia, en la que los más cínicos y pillos llevaban siempre las de ganar.”
Mario Vargas Llosa, El pez en el agua (pp. 579)
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