Durante todo su viaje al Levante, la canciller alemana Angela Merkel se presentó como una dirigente de buena voluntad que quiere que su país participe en la ayuda a los refugiados sirios. Pero sus interlocutores la vieron como alguien que esconde sus verdaderos objetivos tras una máscara de buenas intenciones pero que en realidad es un actor de la guerra contra Siria .
De visita oficial en Jordania y Líbano, la canciller alemana Angela Merkel tenía como objetivo, oficialmente, evitar la llegada de más refugiados a Europa ayudando esos países a dar respuesta a la crisis siria.
La visita de Merkel coincide con la elaboración de un plan estadounidense para desbloquear el conflicto israelo-árabe.
Acompañaba a la señora Merkel una delegación de jefes de empresas alemanas que esperan negociar contratos, principalmente para la «reconstrucción» del Líbano.
En Jordania, la canciller alemana se entrevistó con el rey Abdallah II y expresó su inquietud ante la eventual instalación del Hezbollah, aliado de Irán, en el sur del Líbano, lo cual supuestamente amenazaría simultáneamente a Israel y Jordania. Merkel desbloqueó un préstamo de 100 millones de dólares para contribuir a que Jordania pueda enfrentar su crisis económica, parcialmente imputable a la llegada al reino de 650 000 refugiados sirios, y responder a las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI). También parece haber apoyado el proyecto estadounidense de creación de una Nueva Jordania que abarcaría los territorios actualmente administrados por los palestinos (Cisjordania y Gaza).
La canciller alemana aprovechó la ocasión para visitar las tropas alemanas acantonadas en al-Asrak desde su retirada de Turquía.
Jordania es una monarquía autoritaria mientras que el Líbano es un Estado tricéfalo dirigido simultáneamente por el Presidente de la República (cristiano), el presidente del gobierno (musulmán sunnita) y el presidente del Parlamento (musulmán chiita).
En Beirut, la canciller Merkel se entrevistó sucesivamente con el presidente del gobierno (o primer ministro) Saad Hariri, con el presidente del Parlamento Nabih Berri y con el Presidente de la República Michel Aoun.
En su primer encuentro, Merkel subrayó la carga que constituye para el pequeño Líbano la llegada de miles de refugiados sirios y se comprometió a ayudar a estabilizar esa población y a desarrollar la economía libanesa. El primer ministro Saad Hariri agradeció a Alemania su participación en el Tribunal Especial encargado de juzgar a los autores del asesinato de su padre, Rafic Hariri. Ese órgano de imprecisos estatutos se creó inicialmente para condenar al entonces Presidente del Líbano, Emile Lahoud, y al Presidente sirio Bachar al-Assad.
Pedagogo, el presidente del Parlamento, Nabih Berri, se pronunció, por su parte, por una mejor coordinación con el gobierno de la República Árabe Siria para organizar el regreso de los refugiados a ese país.
La llegada de sirios al Líbano no es comparable con su traslado a Alemania dado el hecho que el Líbano y Siria fueron históricamente un solo país, hasta la Segunda Guerra Mundial. Si hubiese que hacer algún tipo de comparación sería con la reunificación de Alemania, aunque actualmente nadie trata de reunificar la Gran Siria. En este momento hay en Líbano más de un millón de sirios, pero no todos son refugiados.
El tercer encuentro transcurrió mucho menos bien. El Presidente de la República Libanesa, Michel Aoun, resaltó la carga que los refugiados representan para su país y defendió su regreso a Siria, a las zonas ya liberadas. Pero Alemania considera que las “zonas liberadas” no son las que se hallan bajo control de las autoridades democráticamente electas por el pueblo sirio sino las que aún están en manos de «la oposición moderada», que el Presidente libanés Aoun considera yihadistas. Desde el punto de vista del Presidente Michel Aoun, cuando Berlín propone al Líbano ayuda para acoger a los sirios, lo que está haciendo es tratar de implicar su país en la política anti-siria de Alemania.
En la conferencia CEDRE, realizada durante el mes de abril en París, Alemania había prometido al Líbano una donación de 61 millones de dólares. En aquel momento surgió la misma polémica y el ministro libanés de Exteriores Gebran Bassil, yerno del Presidente Aoun, había anunciado que rechazaría ese dinero si se ponía a su país como condición el otorgamiento de la ciudadanía libanesa a ciertos refugiados.
El embajador de Alemania, Martin Huth, aseguró entonces que su país nunca había pensado obligar la República Libanesa a otorgar su ciudadanía a alguien.
Sin embargo, Angela Merkel ha hecho hincapié en que, en su opinión, los refugiados sólo podrían regresar a Siria bajo la protección de la ONU, o sea no de las autoridades democráticamente electas.
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