En agosto de 2020, la OTAN encargó a 2 ex colaboradores de John Kerry en el Departamento de Estado la realización de un estudio que justificase que la alianza atlántica creara un banco. Un primer informe fue presentado al Atlantic Council, donde se discutió entre los socios de la OTAN. Un segundo informe se presentó en el Center for American Progress, donde el equipo del «presidente electo» Joe Biden lo adoptó. Entre los dos informes, el razonamiento evolucionó en el sentido de convencer a los dirigentes estadounidenses. Barack Obama financierizó la ecología. Joe Biden va a financierizar la defensa.
Luego de pasar por un proceso de remodelación en el arsenal militar de Tarento, para ponerlo en condiciones de recibir los aviones de guerra F-35B de despegue corto y aterrizaje vertical, el portaviones italiano Cavour está a punto de zarpar hacia Estados Unidos.
Esto lo anunció el agregado militar de la embajada de Italia en Washington, precisando que a partir de mediados de febrero, el portaviones italiano estará en la base estadounidense de Norfolk, en Virginia, para obtener la calificación que le permitirá participar en «operaciones conjuntas» con la US Navy y con el Cuerpo de Marines de Estados Unidos. Se prepara así la participación del navío insignia de la marina de guerra italiana en misiones de la OTAN bajo el mando de Estados Unidos en lejanos teatros de guerra.
Todo eso tiene un costo, tanto en términos políticos –ya que Italia se implica cada vez más en la estrategia de guerra Estados Unidos/OTAN– como en el plano económico. El portaviones Cavour ha costado 1 300 millones de euros y los 15 aviones F-35B cuestan 1 700 millones de euros. A eso hay que agregar los costos operacionales: un día de navegación del Cavour cuesta más de 200 000 euros y una hora de vuelo de un F-35 cuesta más de 40 000 euros. Otros 15 aviones F-35B comprados por Italia irán a la fuerza aérea, además de 60 aviones F-35A capaces de portar armas nucleares.
Pero hay un problema. En 2019 Italia botó otro portaviones, el Trieste, que tendrá que dotarse de un número de aviones F-35B todavía mayor que el Cavour, aviones que habrá que comprar por un monto total aún más elevado.
Para dotarse de ese armamento –y de otros más– Italia tendrá que incrementar sus gastos militares. Ya no bastarán los 26 000 millones de euros anuales. Habrá que pasar al menos a 36 000 millones anuales, como establece la OTAN y como ha recordado el nuevo presidente demócrata Joe Biden.
¿Pero dónde hallar más dinero en la actual situación de crisis? Resulta que el Center for American Progress, uno de los tanques pensantes más influyentes de Washington –vinculado al Partido Demócrata– ha parido una idea genial: que la OTAN cree su propio banco para franquear el «foso financiero». En otras palabras, cuando se cree ese banco los países de la OTAN que no tienen fondos para incrementar sus gastos militares hasta el nivel requerido podrán obtener esos fondos como préstamo de la misma OTAN.
Así que Italia tendría su problema “resuelto”. Si no tiene los 10 000 millones de euros que agregar a sus gastos militares anuales, el banco de la OTAN se los prestará… con una tasa de interés que no se ha precisado. Claro, Italia acumularía así una nueva y creciente deuda externa con un organismo controlado por Estados Unidos, que es quien tiene las riendas de la OTAN.
En su presentación del proyecto, el tanque pensante [estadounidense] subraya que, de inmediato, «la administración Biden tendrá que restaurar el compromiso de Estados Unidos hacia la OTAN y empujar la alianza a fortalecerse», en primer lugar para «defender a Europa de la agresión rusa». De ahí la necesidad de que «la OTAN cree su propio banco para invertir en capacidades militares fundamentales».
Entre esas «capacidades militares fundamentales» estará seguramente la compra de los F-35 a la empresa estadounidense Lockheed Martin, la cual –junto a los otros gigantes de la industria de guerra– sería la principal beneficiada por el banco de la OTAN. Por ejemplo, ese banco financiaría la compra de más F-35B para la marina de guerra italiana, prestando a Italia miles de millones que nosotros, los italianos, tendríamos que reembolsar después, pagando además intereses, y todo saldría de nuestros fondos públicos.
Además de la que acabamos de describir, el banco de la OTAN asumiría también otras funciones, como «invertir en infraestructuras de doble uso»: puentes que permitan la circulación en Europa de pesados vehículos blindados, desde el oeste hacia el este, y redes 5G que se utilizarían también con fines militares. Según el tanque pensante estadounidense, se trata de ofrecer a países y regiones «una alternativa a tener que dirigirse a bancos de rivales de la OTAN, como China y Rusia».
El banco de la OTAN tendría, en general, como función «aumentar la capacidad de la alianza para enfrentar los desafíos financieros del conflicto» ya que «todo esfuerzo militar significativo depende de la capacidad económica y financiera».
El mensaje a los países miembros de la OTAN es muy claro: «El financiamiento de la alianza no puede ser sólo responsabilidad estadounidense, debe ser una responsabilidad compartida». Esas son las líneas esenciales del proyecto de banco de la OTAN, proyecto que, antes de su presentación por parte del tanque pensante de Washington pasó por el tamiz de los políticos que ocuparán importantes cargos en la administración Biden.
titre documents joints
"NATO’s Financing Gap", por Max Bergmann y Siena Cicarelli
Center for American Progress, 13 de enero de 2021
(PDF - 1.4 Mio)
"Open a bank" por Max Bergmann y Siena Cicarelli
Atlantic Council, 14 de octubre de 2020
(PDF - 289 kio)
Traducido al español por Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio
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