Como las administraciones de los tres presidentes anteriores –George W. Bush, Barack Obama y Donald Trump–, la administración Biden decidió el 27 de junio de 2021 bombardear a sus “enemigos”, en este caso milicias vinculadas a Irán presentes en Siria e Irak.
Sin embargo, por primera vez en 20 años, no justificó esos bombardeos invocando la AUMF 2001 (Authorization for Use of Military Force of 2001) –texto que autorizaba la «guerra sin fin» concebida por el secretario de Defensa Donald Rumsfeld y el almirante Arthur Cebrowski [1]– ni la AUMF 2002 (Authorization for Use of Military Force Against Iraq Resolution of 2002) –que se aplicaba únicamente a Irak.
Esta vez, la administración Biden invocó los poderes presidenciales de guerra como los define la Constitución estadounidense, lo cual implica que el presidente Biden tendría que rendir rápidamente cuenta ante el Congreso sobre ese acto de guerra y que no podrá ordenar nuevamente acciones de ese tipo sin apoyo del Congreso.
Esta modificación del marco jurídico tiene lugar después del encuentro realizado el 16 de junio en Ginebra entre el presidente Joe Biden y el presidente ruso Vladimir Putin –reunión que debe ser considerada como una especie de “Yalta II”, entre Rusia y Estados Unidos– y en momentos en que la Cámara de Representantes ya votó a favor de la abrogación de ambas “autorizaciones para el uso de la fuerza militar”.
Actualmente, la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos está debatiendo –a puertas cerradas– la abrogación de esas dos disposiciones, cuya adopción fue justificada en su momento invocando los hechos del 11 de septiembre de 2001.
[1] «El proyecto militar de Estados Unidos para el mundo» y «La doctrina Rumsfeld-Cebrowski», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 22 de agosto de 2017 y 25 de mayo de 2021.
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter