El gobierno de Polonia se ha puesto en contacto con ciertos líderes ucranianos de oposición con vista a proponer el despliegue de una fuerza de paz en el oeste de Ucrania.
La propuesta polaca no está exenta de segundas intenciones ya que, entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, Polonia ocupó el oeste de Ucrania para “protegerla del bolchevismo”, pero acabó anexando ese territorio con la aprobación de la URSS.
Hace sólo un mes, representantes oficiales del gobierno polaco reclamaron para Polonia el enclave ruso de Kaliningrado, aunque ese territorio nunca fue polaco [1].
Fue precisamente bajo la ocupación polaca sobre el oeste de Ucrania que aparecieron los banderistas, presentándose como “nacionalistas” luchadores por la independencia. En 1934, Stepan Bandera (1909-1959), quien ya trabajaba para la Gestapo hitleriana, organizó el asesinato del ministro del Interior polaco, Bronisław Pieracki, quien había reprimido a los terroristas ucranianos.
Las aspiraciones territoriales de Polonia sobre el oeste de Ucrania abren la puerta a reclamos similares de parte de Hungría y de Rumania sobre otros territorios ucranianos.
Esos países parecen olvidar que el envío a Ucrania de soldados de países miembros de la OTAN bajo el estatuto de “fuerza de paz” no justificaría después la aplicación del famoso Artículo 5 de la alianza atlántica. O sea, la OTAN no movilizaría automáticamente a sus demás miembros si esa fuerza fuese objeto de algún tipo de acción militar.
[1] «Polonia reclama Kaliningrado», Red Voltaire, 26 de marzo de 2022.
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