Señores miembros del Cuerpo Diplomático y Consular, señores académicos y estudiantes, señores representantes de entidades que adhieren a este evento, queridos amigos y queridas amigas:
Nos reunimos al amparo de la Biblioteca Nacional con el patrocinio de la Cátedra “Francisco de Miranda” de la Universidad La República. Contribuyen con su adhesión el Foro Chile-América, el Instituto “Eugenio González Rojas”, ATTAC, Corporación AYUN, Corporación ProAndes, OLCA y el Centro de Estudios Chilenos CEDECH. Tanto este templo de la cultura como la Casa de Estudio aludida garantizan una atmósfera de pluralidad y tolerancia para el examen del tema.
Nos congrega el afán por abrir debate sobre Chile y el Cono Sur, específicamente, los nexos de nuestro Estado con las patrias vecinas. Hay consenso en afirmar que las Relaciones Exteriores no deben constituir monopolio de la Cancillería. A los ciudadanos nos asiste el derecho y la obligación de opinar sobre los vínculos de la chilenidad con otros países y, de modo particular, con nuestra América y, en lo inmediato, con las repúblicas limítrofes.
Ellos son nuestros vecinos. No podemos ni queremos cambiarnos de barrio. Hondamente chilenos nos proclamamos latinoamericanos y, más acotadamente, conosureños. Rechazamos el excepcionalismo racista condensado en la frase: “Somos los ingleses de América del Sur”. Todo lo contrario -igual que O’Higgins y Neruda, que José Antonio Vidaurre y Gabriela- juzgamos que nuestro patriotismo asume solidez sólo en el común destino latinoamericano.
Hubiésemos preferido potenciar el MERCOSUR. No obstante, sin debate -con prensa y TV manipuladas- nos precipitan al Tratado de Libre Comercio. Se trata de un pacto asimétrico -asociación de una hormiga y un elefante- y en el texto hay peligrosas cláusulas con letra chica y otras secretas que inquietan. Sorprendió la extraña unanimidad con que se acatara el citado Tratado que pareciera el plan piloto del ALCA. No hubo disidencia. Ninguna voz de protesta. El Congreso Nacional acorde con el viejo estilo del Soviet Supremo lo apoya.
Con Bolivia no hay diálogo. Somos los que promovemos un entendimiento para poner fin a la mediterraneidad y complementar ambas economías. Chile necesita el gas de Tarija y la patria de Sucre un borde costero. En consecuencia, discrepamos de la actitud de nuestro Presidente en la Cumbre de Monterrey. Se retrocede respecto avances protagonizados por el régimen militar. Recuérdese la Declaración de Ayacucho, el Acta de Charaña y el Diálogo de Montevideo.
Con Perú hay una antigua estructura de desconfianza hasta hoy no disuelta. No se trata sólo de la retención de trofeos de guerra como el “Huáscar” que son un agravio para la peruanidad, sino de una restricción del horizonte oceánico de Tacna e Ilo. Ello debido al trazado geométrico y no cartográfico de las 200 millas que ignora la curvatura de la costa suramericana. Sin embargo, La Moneda expresa: no hay asuntos pendientes con Lima.
Con Argentina se registran dificultades. Durante el gobierno militar a horcajadas de la mediación vaticana se resuelve el litigio del Beagle. Hoy reaparecen baches. Son no sólo el suministro de gas, sino el espionaje de que fue víctima el Consulado trasandino en Punta Arenas y la extraña aparición de un helicóptero de la FACH en Neuquén. Estos datos están en la carpeta con material de apoyo distribuido a vosotros.
Hay pareciera afán de generar fricciones con los vecinos. Hay creciente deterioro de las relaciones con La Paz, Lima y Buenos Aires. Se prepara un huracán de patriotería. Esto comienza al no suscribir la doctrina Toledo que apunta a congelar el armamentismo. Quizás se juzgue el lubricante más eficaz para nuevas compras de pertrechos. Se ha metido entre pecho y espalda, entre ceja y ceja a cada chileno la noción que el país es, por exitoso, víctima de la envidia de los vecinos.
Estos vecinos son los enemigos de ayer, de hoy, de mañana y de siempre. Si se hace doctrina del armamento para la “disuasión” de modo implícito se asume que los vecinos son -en potencia- agresores. Ante ellos no queda sino aplicar la máxima romana: “si quieres la paz, prepárate para la guerra” y preconizar una política de defensa sobre la base de la “paz armada”. Es el Síndrome de la Fortaleza Asediada (SFA). Se rechaza este fatalismo. Las epidemias chauvinistas y xenófobas ameritan nuestro repudio.
La Biblioteca Nacional y la Universidad La República a través de la Cátedra “Francisco de Miranda” saludan a los concurrentes e invitan al diálogo sobre un asunto: nuestras RREE. Reitérase: no son monopolio de la Cancillería. A las fuerzas vivas del país asiste el derecho y la obligación de analizar la materia. He presentado el tema y también postulado enfoques. Digo enfoques y no dogmas.
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter