El 21 de mayo de 1879 en el Combate de Iquique el Huáscar hundió a la corbeta Esmeralda, muriendo su capitán Arturo Prat. En honor a ese episodio que hoy cumple un aniversario, nuestro homenaje. El Almirante Grau -y respetuosamente lo recuerda Godoy- ordenó el rescate de los sobrevivientes de la Esmeralda.
Prat y Grau -bajo la misma bandera y en el mismo buque- durante la guerra contra España 1861-1862, participan -con el grado de guardiamarinas- en el combate naval de Abtao. Las misivas intercambiadas por el peruano con Carmela Carvajal, además de nobleza de alma confirman que ambos héroes se conocen. Además, sorprende que aquella confrontación sea descalificada en textos y tratados como “ingenuidad americanista” de la época.
Otro dato: Condell es hijo de peruana. De ella deriva su segundo apellido: de la Haza. La progenitora es tan oriunda de Piura como Grau. Por esa vía posee cinco tíos que alcanzan altos rangos en la Marina de Perú, de ellos dos almirantes. Es el estratega de Punta Gruesa donde encalla “Independencia”, pero envilece su victoria ordenando disparar sobre los náufragos. Contrasta con la conducta de Grau respecto a los sobrevivientes de la “Esmeralda”.
Tanto el comandante del “Húascar” como Oscar Viel, comandante de la “Chacabuco” están casados, respectivamente, con las limeñas Dolores y Manuela Cavero. Ello explica que los restos del héroe de Angamos reposen -hasta 1890- en el mausoleo familiar de aquel en el Cementerio General de Santiago. Ese dato explica que Grau anote “Pido al Cielo evitarme un enfrentamiento con la Chacabuco”.
Las misivas intercambiadas entre Grau y Carmela Carvajal son algo más que hidalguía. Tendencioso es el silencio respecto al origen materno de Condell. Tanto como no narrar que tripula el “Húascar”, como teniente, un sobrino de Ramón Freire, héroe de nuestra emancipación quien, en su momento, adhiere al mariscal Andrés Santa Cruz y se manifiesta -igual que O’Higgins- adverso a la Guerra de Chile contra la Confederación Perú-Boliviana.
Estas informaciones son motivadoras para evaluar los conflictos armados en el marco subregional como guerras civiles y no internacionales. La superación de los chauvinismos permite concebir nuestro “mundo ancho y aun ajeno” como patria común. Ello invita a examinar la tesis sociológica de Nuestra América como una nación desmembrada en 20 repúblicas. En lo contingente a atajar el armamentismo y promover la complementariedad.
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