Luego del terremoto del «euroexcepticismo» que sacudió al viejo continente en las pasadas elecciones del 13 de junio 2004 para el Parlamento Europeo, el distanciamiento entre los dirigentes políticos y la «ciudadanía común» siguió manifestándose.
Luego del terremoto del «euroexcepticismo» que sacudió al viejo continente en las pasadas elecciones del 13 de junio 2004 para el Parlamento Europeo, el distanciamiento entre los dirigentes políticos y la «ciudadanía común» siguió manifestándose.
El martes 15 de junio 15 mil funcionarios de las empresas estatales francesas Eléctricité de France (EDF) y Gas de France (GDF) tomaron las calles de París para protestar contra los planes de gobierno de privatizar parcialmente esas dos empresas. Las protestas, en las que los manifestantes llegaron a cortar la energía de las residencias de varios ministros de Estado, fueron la culminación de una serie de manifestaciones de los poderosos sindicatos de trabajadores del sector energético. La semana anterior, trabajadores de EDF cortaron la energía de las principales vías ferroviarias de los alrededores de París, lo que provocó atrasos y cancelaciones de viajes que afectaron a más 500.000 personas.
La ola de protestas obligó al gobierno a dar marcha atrás por el momento, y el ministro de Hacienda Nicolás Sarkozy anunció que el gobierno retiraba la propuesta llevada al Parlamento Francés. Las dos empresas son de las más grandes del país. EDF, que maneja varias empresas de energía en el exterior, tiene 167.000 trabajadores y, el año pasado, tuvo una facturación de 54.000 millones de dólares. La EGF tiene 38.000 trabajadores y una facturación de 17.000 millones de dólares.
El viernes 18 de junio 2004, luego de una serie inacabable de marchas y contramarchas, los dirigentes de la Unión Europea llegaron a un acuerdo sobre el texto de la futura constitución del bloque. No obstante, el documento lo tienen que ratificar los 25 estados integrantes de la UE, de los cuales varios ya anunciaron la realización de referendo populares sobre la medida. Es allí donde muchos observadores prevén grandes dificultades, en especial en países que históricamente han puesto obstáculos al «súper Estado europeo», como Dinamarca, Gran Bretaña e Irlanda. El periódico holandés De Volkskrants del 21 de junio resumió el problema al advertir que no obstante que los dirigentes europeos han llegado a un consenso, las disputas no se cerraron, pues el talón de Aquiles de Europa siempre ha sido que el proyecto lo han promovido los líderes, mientras que los ciudadanos se dejan siempre atrás.
En Inglaterra el periódico The Sunday Times divulgó los resultados de una investigación en la que 49 por ciento de los entrevistados se manifestaron en contra de la ratificación de la Constitución Europea, mientras que apenas 23 por ciento la apoyaron. En otra investigación, 69 por ciento afirmaron que la constitución transferirá mucho poder a los «eurócratas» de Bruselas, en detrimento del gobierno nacional.
Entre los partidos, el «euroexepticismo» no es una prerrogativa del recién creado Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), queconquistó 16 por ciento de los votos británicos para el Parlamento Europeo y cuyo líder, el ex locutor Robert Kilroy-Silk, promete provocar bastante barullo en Estrasburgo. Dando la nota de su plataforma, Kilroy-Silk comparó al primer ministro Tony Blair con Neville Chamberlain: «Es apaciguamiento. Ahí está Tony, agitando un pedazo de papel que dice «todo está OK, yo sólo cedí un poquito de nuestra soberanía».
Al mismo tiempo, el opositor Partido Conservador, que también se opone a Bruselas, pide que se convoque de inmediato a un referéndum y hasta los ismos laboristas ya crearon un bloque denominado Laboristas contra un Súper Estado. (início)
¿Irán, el blanco siguiente?
A pesar de los contratiempos de los meses pasados, que les ha obligado a reducir onsiderablemente el perfil de sus actividades, los «neoconservadores» que dominan al gobierno de Bush están muy lejos de darse por vencidos. Por el contrario, ontinúan persiguiendo activamente los objetivos iniciales de su agenda hegemónica, ue incluye una supremacía total en el Oriente Medio y sus recursos naturales, en ociedad con los círculos israelíes ligados estrechamente al primer ministro Ariel Sharon. Entre ellos, destaca en primer lugar evitar que Irán pueda convertirse en un eventual contratiempo para la hegemonía militar de Israel en la región, especialmente en el campo nuclear.
En las semanas pasadas, la campaña de Washington contra el programa nuclear iraní alcanzó un estatus bastante alto, como de costumbre, con la ayuda de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA). La ofensiva es similar a la desatada meses atrás contra Brasil, también con una amplia profusión de reportajes agresivos en el aparato mediático del establishment: The New York Times, The Wall Street Journal, The Boston Globe etc. El 14 de junio, The Wall Street Journal llegó a acusar al gobierno de Bush de «aflojar el cuerpo» con Irán, junto con Europa, en lo tocante a las pesquisas nucleares iraníes.
El día 18, el portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, mostró que en esta materia, en contraste con lo que ocurre con la política para Irak, no hay grandes desacuerdos con el pentágono, acusando a Teherán de ir al extremo de «demoler instalaciones enteras para evitar que la AIEA descubriera evidencias de su programa de armas nucleares». Recordando a sus oyentes aquel célebre discurso de su jefe, el secretario Collin Powell, en las Naciones Unidas, cuando presentó una serie de evidencias inventadas sobre supuestas armas de destrucción masiva (ADMs) de Irak. Boucher afirmó: «No puedo darles ninguna información independiente, pero fotografías comerciales de satélites demuestran (sic) el total desmantelamiento de una instalación en Lavizan Shiyan». Aquel lugar fue señalado previamente como relacionado a posibles ADMs iraníes.
Según la red de televisión ABC, la fuente de la información sobre Lavizan Shiyan era el Consejo Nacional de la Resistencia del Irán, un grupo de oposición al régimen de Teherán en el exilio, que el propio gobierno de Estados Unidos cree tiene vínculos con grupos terroristas. (¿Recuerda el lector al Congreso Nacional de Irak del hoy desacreditado Amhed Chalabi?).
El viernes 18, el AIEA aprobó una resolución que, incluso reconoce algunos progresos en las negociaciones con Teherán, aunque lamenta que los iraníes todavía necesitan satisfacer una serie de requisitos sobre su supuesto plan de enriquecimiento de uranio. La atención principal de la agencia se concentra en una instalación subterránea en Natanz, a 400 kilómetros de la frontera con Irak, donde supervisores de la agencia habían encontrado ya rastros de uranio con grado de enriquecimiento militar, que las autoridades iraníes habían atribuido a una contaminación del equipo derivada de los proveedores rusos.
Según el periodista Seymour Hersh (The New Yorker, 21/06/2004), desde hace varios meses el complejo de 72,000 m2 se encuentra en construcción y el techo está proyectado para ser cubierto con arena. (início)
El crecimiento interrumpido de América Latina
En un artículo publicado en la edición del 15 de junio de la revista Business Week, el director del Centro de Investigaciones Económicas y Políticas (CEPR) de Washington, Mark Weisbrot, dice que América Latina necesita cambiar el curso de sus doctrinas económicas, luego de un cuarto de siglo de malos resultados de las doctrinas del llamado «consenso de Washington». El autor sostiene que «no existe periodo anterior que se compare con el estancamiento regional, al menos en el siglo pasado, incluyendo la Gran Depresión. De 1960 a 1979, sus economías crecían a ritmos decentes, que llegaron a un aumento de 80 por ciento de la renta personal. A pesar de que América Latina ostenta los índices mundiales más grandes de desigualdad de la distribución del ingreso, eso fue suficiente para mejorar sustancialmente las condiciones de vida de la vasta mayoría de la población, en particular la mayoría de los pobres».
Sin embargo, desde entonces «algo salió mal, y ello puede tener mucho que ver con las doctrinas defendidas por el «consenso de Washington». De 1980 a 1999, el ingreso per cápita aumentó apenas 11 por ciento. Los años ochenta se conocen como la «década perdida» de América Latina, cuando el ingreso personal de la región, de veras, cayó. Los años noventa produjeron tan sólo un crecimiento modesto y, hoy, la primera década del siglo 21 parece que también puede ser contada entre las pérdidas. La primera mitad de la nueva década, según las proyecciones del FMI para 2004, muestran un crecimiento de cerca de 1 por ciento para esos cinco años».
«¿No es espantoso? Todos pensarían que luego de 25 años de reformas -apertura del comercio, inversiones internacionales, privatizaciones de las empresas estatales, presupuestos impositivos y disciplina monetaria, y más medidas que causaron bastante dolor y trastornos a los ciudadanos-, sus países tendrían algo que mostrar de positivo. La verdad es que el problema ha recibido poca atención y todavía causa asombro. Recuerden que 2004 es también el año del décimo aniversario del TLC y, no obstante la cantidad impresionante de informes que encomia el enorme crecimiento comercial y de las inversiones extranjeras directas que recibió México en la década pasada, pocos mencionan cuan bajo fue el ritmo de crecimiento... menos de 1 por ciento de crecimiento anual del PIB per cápita -casi la cuarta parte de lo que alcanzaba en las décadas anteriores a 1980», afirmó.
Para Weisbrot «el crecimiento económico -y no la reducción de las tarifas o el presupuesto equilibrado- es lo que determina si un pueblo tiene mejor condición de vida que la de sus padres o la de sus abuelos. Cuando la economía crece es posible al menos dirigir una parte de la nueva renta y la nueva riqueza a los menos favorecidos. Cuando la economía no crece significa que todo la ganancia en la base tiene que ser a expensas de otro».
«Los defensores de las reformas del consenso de Washington dicen cuando se les presiona que la verdad es que no debemos contar con los años ochenta, ya que en ellos hubo muchos remanentes de los superpréstamos de los años setenta. Dicen también que el crecimiento de las décadas anteriores no era sostenible. Pero América Latina tuvo crecimiento decente por 30 años, a partir de los años cincuenta, y, así, la idea de su insustentabilidad es difícil de creer. Corea del Sur mantiene un ritmo de crecimiento medio per cápita de más de 6 por ciento anual -mucho mayor que el de América Latina en sus mejores momentos- por cuatro décadas. Cualesquiera que hayan sido los errores políticos cometidos en los años setenta, es un poco inútil seguir culpándolos por la caída económica del siglo 21», dijo.
«Es justo emplear 1980 de línea divisoria para el desempeño económico latinoamericano, porque 1979 fue un pico de ciclos de negocios de los Estados Unidos, destino de cerca de dos terceras partes de las exportaciones de la región. Pero, aunque restrinjamos nuestra atención a los años noventa, el crecimiento regional fue reducidísimo: apenas 14 por ciento per cápita para toda la década. Si eso es lo mejor que se pudo hacer... hay algo muy equivocado».
No es difícil ver lo que puede ser. Vean a Brasil, que fue una de las economías de más rápido crecimiento del mundo. De 1960 a 1979, su renta per cápita creció 160 por ciento. Si tal crecimiento continuase, el país tendría hoy una condición de vida semejante a la de Europa Occidental. Pero, desde 1980 sólo ha crecido cerca de la octava parte de aquel ritmo impresionante. En 2003 la economía brasileña se encogió. Mientras tanto, su banco central conserva las tasas de interés en 16 por ciento. Con la inflación se aproxima a 6 por ciento, lo que significa una tasa de interés de más de 10 por ciento. Es terriblemente alta para una economía que lucha para recuperarse de la recesión... Brasil aumentó también su superávit primario a 4,25 por ciento del PIB.
Dichas directrices económicas cíclicas son con frecuencia promovidas por el FMI, que está dominado por el Departamento del Tesoro. El economista y premio Nóbel Joseph Stiglitz dice en broma que el FMI escribió una señal equivocada en el cuadro negro, en los años cincuenta -escribió una señal de menos en vez de una de más- y todavía no la corrige.
«Se necesitará más independencia y alejarse del «consenso de Washington» si América Latina quiere volver al camino del crecimiento normal, lo cual, probablemente, será bien recibido. Pero ayudaría si más políticos al norte del río Grande al menos quisieran reconocer que pudieran no saber qué es lo mejor para sus vecinos del Sur». (início)
La soya, Brasil y la oportunidad para librarse de los carteles
El ministro de Agricultura de Brasil, Roberto Rodríguez, anunció aliviado el 21 de junio, que China había suspendido el embargo a las importaciones de soya brasileña iniciado al final de abril, al regresar un cargamento que contenía una gran cantidad de semillas tratadas con agro defensivos. Otros seis cargamentos fueron vetados por el gobierno de China, que puso en la «lista negra» a las principales empresas que comercializan la soya brasileña, determinando en la practica, la interrupción de la comercialización del producto con aquel país.
Con la reserva de los daños financieros de corto plazo, el episodio debería ser visto también bajo la óptica de los intereses estratégicos de Brasil, que bien podrían coincidir con el punto de vista de quien tiene la enorme responsabilidad de alimentar a un cuarto de la población mundial. Por eso, el gobierno chino manifestó su firme intención de negociar la compra de soya directamente con los productores brasileños, sin la intermediación de las grandes comercializadoras multinacionales que controlan verticalmente la cadena de soya en el país y funcionan como un virtual oligopolio.
Este tema fue objeto de un artículo del periodista Luiz Nassif en el periódico Folha de S. Paulo del 18 de junio pasado. Mostrando que el llamado complejo soya ( soya en grano, harina y aceite) está dominado por algunas multinacionales que están verticalizando sus operaciones bajo un esquema conocido como «soya verde», financiando a los soya-productores la compra de insumos, la producción, el transporte y la comercialización de la producción. El diario Gazeta Mercantil del 22 de junio agrega que los cuatro mayores exportadores de soya del país -las multinacionales ADM, Bung, Cargill y Dreyfus- detentan entre 60% y 80% de las ventas brasileñas del producto.
Las condiciones que crearon el espacio para esa verticalización fueron creadas en el gobierno del presidente Fernando Collor de Mello, al disminuir drásticamente el papel del banco do Brasil como agente financiero de la producción agrícola. El proceso se consolidó en el gobierno de Fernando Henrrique Cardoso.
Este episodio debería ser aprovechado para que Brasil retomara el control de una actividad económica de enorme peso estratégico, la producción y comercialización de alimentos, cuyo valor agregado debía permanecer en el país para ser reinvertido en obras de infraestructura. (início)
Legisladores mexicanos denuncian fraudulentos procesos destinados a privatizar PEMEX
El senador Manuel Bartlett y el diputado Francisco Frías Castro, Presidentes de la Comisiones de Puntos Constitucionales del Senado de la República y de la Cámara de Diputados, respectivamente, interpusieron la denuncia más enérgica, extensa y rigurosa hasta el momento ante la Auditoria Superior de la Federación para detener conductas y acciones, conducentes a la privatización de Petróleos Mexicanos.
En la denuncia, los legisladores en mención sostienen que existe una conducta deliberada de funcionarios y autoridades del gobierno de Vicente Fox, para debilitar a PEMEX hasta provocar su extinción, privilegiando la participación creciente y vigorosa, pero anticonstitucional, de Shell, Repson, Marathon Oil, Sempra y Chevron-Texaco.
Entre otras cosas, los legisladores abundan en los hechos que demuestran que va de la mano debilitar y terminar con la existencia de una de las empresas públicas más importantes de Ibero-América y saquear sus recursos financieros para destinar sus ingresos al pago de la deuda externa, aunque ello signifique acabar con la gallina de los huevos de oro. «La inversión pública en petróleo con recursos propios está en proceso de extinción; está siendo sustituida por inversión con capital privado» a la vez que
«En una franca violación a los objetivos constitucionales y legales de la industria petrolera, se acelera la extracción y la exportación para cubrir las deficiencias de la recaudación fiscal y asegurar el pago de la deuda externa...», sostiene el documento entregado a la prensa nacional el pasado 16 de junio.
Mientras se habla de crear competitividad y condiciones de mercado, favoreciendo la proliferación de las empresas extranjeras, a PEMEX se le reduce, limita, inmoviliza y debilita «siguiendo la técnica sugerida por el Banco Mundial de llevar a la empresa a punto de privatización». «A la empresa pública, se le concentra en la extracción y exportación de crudo, se le impide ejercer el oficio de petrolero, se le niegan actividades operativas, se le aplican controles excesivos e inmovilizantes que resultan en ineficiencias; se le impide desarrollo de tecnología; se le desmontan equipo técnicos y se le reduce selectivamente al personal».
De acuerdo con los legisladores, en 2002, Pemex tuvo ingresos totales por 487 mil millones de pesos, que después de descontar costos de operación, gasto por cubrir el pasivo laboral y los intereses de la deuda, se redujo a utilidades por 263 mil millones de pesos. Al restarle 293 mil millones para cubrir impuestos y derechos, la pérdida neta ascendió a 30 mil millones de pesos. Desde 1998 la empresa reporta pérdidas después de impuestos.
«Se le obliga a endeudarse, al no tener suficientes recursos propios y dentro de esa política, la Secretaría de Hacienda obliga a utilizar el sistema de Pidiregas, que se considera de menor impacto macroeconómico al considerarse la mayor parte como pasivo contingente. Sin embargo, señalan los legisladores, la dirección de Pemex suma ambos pasivos para ampliar, ante la opinión pública, el efecto del endeudamiento. Y, finalmente, se le improvisan pasivos. Esto es, los pasivos laborales y ambientales son contabilizados como si la empresa fuera a entrar en un rápido proceso de liquidación...»
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