El delito perpetrado por dos estudiantes de Arica en el Cusco consistente en estropear un venerable muro incaico invita a una reflexión pedagógica. Se refiere al influjo de dos agencias educativas: la familia y el aula. Se ignora cómo fue la socialización de estos “grafiteros” en sus respectivos hogares (comportamientos enseñados y valores inculcados). Sin embargo, lo acaecido obliga a los padres a una objetiva reflexión.
En el ámbito escolar cabe preguntarse qué es lo que aprendieron durante 12 años... 14 si se añade uno de jardín infantil y otro de universidad. Habrá que confesar que ese esfuerzo docente es un contundente fracaso. La atmósfera de los planteles que supone respeto o las clases de Historia y Etica ... fueron para esos delincuentes “paja molida”. Nada internalizaron de lo enseñado. El sistema educativo también debe meditar.
Abuelismo, destape y grafiti
Algo peor que el paternalismo es el abuelismo. Consiste en una actitud permisiva muy light respecto a la infancia, la adolescencia y la juventud. Un escenario de esta “güena onda” propia del destape es nuestro sistema escolar. Los alumnos se permiten acciones obcenas, perversas y hasta delictuales y siempre hay indulgencia. Frecuentemente, el SEREMI del ramo acude en defensa de los “chiquillos” y hasta les obsequia tratamiento psicológico. Se registra, pues un colapso de la sancionalidad correctiva. Cualquier medida disciplinaria que impone el cuerpo docente es invalidada por la burocracia del MINEDUC o el Municipio.
El ejemplo emblemático ha sido la defensa presidencial de los dos rufianes ariqueños que estroperan -con spray y plumones- edificaciones incaicas del Cusco. La Moneda, en vez de dar excusas al Perú por el agravio, opta por restar importancia a la grosería e incluso atribuye a los mamarrachos calidad artística.... Así se manifiesta el abuelismo que legitima estas prácticas vandálicas en aulas y murallas de todo el país. Ahora -como exportación no tradicional- exhiben todo el esplendor de su ordinariez sobre los vestigios de una civilización autóctona que es patrimonio cultural de la humanidad y motivo de orgullo de los suramericanos.
Grafiteros: apellidos y patriotería
Las anotadas a continuación son hipótesis. Se refieren a la conducta de los estudiantes Tamburrino y Cadima en Cuxco. Constituye un peligro cuestionar apellidos. De antemano advierto que genuinos chilenizantes y no patrioteros son un germano-criollo como Oreste Plath y el anglochileno Joaquín Edwards Bello. Tengo claro que, con esta nota de prensa, camino sobre el filo de la navaja xenofóbica. Sin embargo, es frecuente que en el hogar de los euroinmigrantes se intente legitimar una chilenidad per se exigua acicateando el desdén por los pueblos vecinos. Aun más, no es raro que se desprecie lo criollo exaltándose como superior la remota raíz europea.
Por otro lado, por motivos geopolíticos pocas comarcas del país he conocido más patrioteras que Arica. Allí se observa un prolijo cultivo del desprecio por peruanos y bolivianos. Carezco de antecedentes que me empujen a sostener que Tamburrino y Cadima protagonizan tan penosa actuación en Cusco por una u otra causal. Como se sabe -dañaron una expresión del patrimonio cultural de Suramérica. Sin embargo, apenas a título hipotético invito a discurrir sobre eventuales influjos hogareños y regionales en aquella deplorable actuación supuestamente “artística” que -desde otra trinchera- juzgamos vandálica. Queda abierta la polémica.
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