En estos días se adelanta la puja por el nombramiento del nuevo Secretario General de la OEA, en reemplazo del titular anterior, César Gaviria. Todavía no hay acuerdo.
Sudamérica se ha unificado en torno al nombre del ministro del Interior de Chile, José Miguel Insulza, socialista. El canciller mexicano, Luis Ernesto Derbez, ministro de Relaciones del gobierno de México, perteneciente a la derecha de ese país, ha ido llevando a México a una alianza y entrega cada vez mayor a los intereses y objetivos políticos de Estados Unidos, después de que México se había convertido en el símbolo latinoamericano de resistencia frente al Imperio, que en el pasado histórico se apoderó militarmente de más de la mitad del territorio de la nación azteca.
La política imperial ha tenido siempre la habilidad especial de encubrir sus agresiones contra América Latina al punto que nuestros pueblos ignoran aquellos vergonzosos procesos. Muy pocos ciudadanos comunes saben o recuerdan que Estados Unidos despojó a México de 2.400.000 kilómetros cuadrados de su territorio en 1848, el doble del territorio actual de Colombia, y que ocupó militarmente Haití, Guatemala, República Dominicana, Panamá, Granada, agredió a toda Centroamérica, el Caribe y se quedó con Puerto Rico. Se convirtieron en países manejados por títeres de Estados Unidos.
Con la Revolución cubana, la situación del Caribe y de Centro y Sudamérica cambió radicalmente, pues Cuba se convirtió en el más importante baluarte histórico de la resistencia al imperialismo militar, económico, social y político de los gringos en nuestro Continente.
Colombia fue, por desgracia, el país que encabezó la lucha contra la Revolución cubana en cumplimiento de un encargo específico del gobierno Kennedy, como recuerda en su correspondencia Carlos Sanz de Santamaría, ministro en Washington. Por eso presentó en Punta del Este, el 21 de enero de 1962, el texto de las seis resoluciones en contra de la Revolución cubana, que condenó a Cuba y la expulsó del Sistema Interamericano.
Como confesó el ministro de Relaciones Exteriores colombiano, José Joaquín Caicedo Castilla, en su informe al Congreso: “De los nueve proyectos adoptados en Punta del Este, seis lo fueron textualmente, tal como los presentó Colombia” por el llamado Grupo de los Catorce, integrado por todas las dictaduras centroamericanas y del Caribe al servicio de Estados Unidos: Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Panamá, Haití, República Dominicana, Jamaica y otros. Votaron en contra o se abstuvieron: México, Brasil, Argentina, Chile, Uruguay, Ecuador, Paraguay, Venezuela, Perú y Bolivia, o sea, los que constituyen hoy la Unión Sudamericana de Naciones.
Estados Unidos impuso su voluntad contra Cuba. Sudamérica enfrentó al Imperio gringo. Colombia se colocó a su servicio, como hoy, cuando la elección del nuevo Secretario General de la OEA ha vuelto al pasado porque Estados Unidos quiere un secretario general títere que le sirva, y nada mejor que el derechista mexicano Luis Ernesto Derbez, del gobierno reaccionario de Vicente Fox, contra la voluntad del propio pueblo mexicano.
Hemos retrocedido 50 años porque el gobierno Uribe Vélez, según informa la prensa, abandonó a Sudamérica, se entregó a Bush y apoyó su candidato a Secretario General de la OEA. Es otra traición a la causa de los países sudamericanos, como ya lo hizo al apoyar la guerra y crímenes de Bush contra Irak. Esto no lo perdonarán nuestros pueblos.
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