Aún se sienten los efectos del gas lacrimógeno y las fogatas en el amanecer de Sucre, la Capital de Bolivia, aún se lamenta la muerte del trabajador minero Carlos Coro Mayta, aún existe cierta incertidumbre en el futuro del país, pero en la mayoría de los rostros curtidos de los bolivianos y bolivianas existe el mensaje del deber cumplido en tres semanas de convulsión social porque desde el final de la noche de ayer, esta nación tiene como nuevo Presidente de la República al abogado Eduardo Rodríguez Veltzé.
Ayer, la apacible y acogedora ciudad de los cuatro nombres que recibió a los parlamentarios del país para que sesionen en Congreso Nacional y designen al sucesor de Carlos Mesa, fue escenario de violentos enfrentamientos entre miles de manifestantes de diversos sectores sociales con efectivos militares y policiales.
Después de toda la jornada violenta, al promediar las 23h30, fue posesionado como Jefe de Estado el abogado Rodríguez.
¿Qué pasó? Las horas de convulsión social, vividas no sólo en esta ciudad sino en todo el territorio nacional prácticamente obligaron a que los presidentes del Senado Nacional, Hormando Vaca Diez (MIR) y de la Cámara de Diputados, Mario Cossío (MNR), renuncien a sus aspiraciones presidenciales para que, mediante la sucesión constitucional, recaiga la alta misión en quien fue hasta anoche presidente de la Corte Suprema de Justicia.
La renuncia de Vaca Diez y Cossío, no sólo que fue un duro golpe a los partidos neoliberales sino también al interés de las transnacionales, la oligarquía cruceña y tarijeña sino a la propia embajada norteamericana.
"Concurro a este acto, en cumplimiento de un deber constitucional que ha traído a esta posición, como un juez de la República que debe cumplir un mandato constitucional. Y lo hago imbuido del mejor sentido no solamente de responsabilidad patriótica, sino convencido de que la democracia, el sentido de unión y paz, es el mejor destino para los bolivianos", afirmó el flamante Presidente de la República.
Aseguró que su mandato de transición tendrá la difícil misión de llevar adelante el proceso eleccionario para presidente, vicepresidente y parlamentarios; pero además para solucionar en forma estructural los temas referidos a la Asamblea Constituyente y las autonomías.
Respecto a los recursos hidrocarburíferos, enfatizó que de acuerdo a la Constitución Política, "son del dominio originario del Estado" y que se debe ver "la mejor manera de recuperar aquello que la naturaleza dio a este país".
El dirigente de la Federación de Juntas Vecinales (FEJUVE) de El Alto, Abel Mamani, sostuvo que esa organización y otras del país continuarán planteando la nacionalización de los hidrocarburos.
Los demonios andan sueltos Mientras era posesionado el nuevo Jefe de Estado, desde diferentes puntos de la ciudad, se escuchaban petardos y muestras de júbilo: “Sí, se pudo!, sí se pudo!”, gritaba una multitud. En cambio, con el rostro que denotaba muestras de preocupación, Vaca Diez señaló que la situación caótica que vivió el país se debía a que “los demonios habían sido desatados”.
El senador mirista que fue socio del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, acusó a Carlos Mesa y el dirigente Evo Morales de haber organizado la confabulación contra el sistema político del país. Horas antes de su dimisión, Vaca Diez, en un operativo policial espectacular, huyó de la plaza 25 de Mayo para refugiarse en el cuartel militar del Regimiento Sucre II de Infantería de El Tejar. “Asesino, asesino, asesino...!”, le gritaron los manifestantes a Vaca Diez cuando huía. “Este señor que representa a las logias y la oligarquía cruceña está escapando como una rata, como un vulgar delincuente, jamás será presidente”, afirmó Moisés Tórres, dirigente del Movimiento Sin Tierra de Bolivia (MST-B).
Varios representantes del “Pacto de Unidad” se trasladaron a Sucre para demandar al Congreso Nacional soluciones por la unidad del país y no del separatismo. Contradictorio como él sólo, después de renunciar a la posibilidad de ser Presidente de la República, el senador dijo: "A los organismos internacionales queremos decirles que los bolivianos no somos revoltosos; ellos nos dijeron que debemos vender todo, liberalizarlo todo, que el mercado garantiza una mejor distribución de la riqueza. Esa experiencia del neoliberalismo salvaje es la que nos causa todos los problemas”.
Tumba de tiranos
En estas tres semanas de convulsión social, las demandas legítimas de los bolivianos: Asamblea Constituyente y Nacionalización de los Hidrocarburos, lograron un nuevo triunfo político contra el sistema.
No se consiguieron concretamente esas demandas, pero cada vez están más cerca.
En este tiempo de convulsión, primero renunció el presidente Carlos Mesa y a través de la presión social, con inmensas movilizaciones, huelgas de hambre y bloqueo y corte de caminos y carreteras, se cortaron también las aspiraciones presidenciales de Vaca Diez y Cossío.
Es necesario remarcar que en octubre de 2003, los bolivianos y bolivianas, los alteños y las alteñas, lograron derrocar del gobierno al tirano de Gonzalo Sánchez de Lozada.
Triple derrota para los partidos neoliberales y la embajada norteamericana.
El diputado y presidente del Movimiento al Socialismo (MAS), Evo Morales Aima, señaló que los gobiernos que en el continente obedecen sólo las órdenes del imperialismo y los organismos internacionales son derrotados por el movimiento popular.
“Nosotros somos soldados de los movimientos populares, de los pueblos indígenas, campesinos y originarios. En este tiempo de gobierno transitorio estaremos vigilantes para que se cumplan con las demandas del pueblo”, aseveró.
Desde muy temprano, con un nuevo Jefe de Estado, las actividades en este país empiezan a normalizarse paulatinamente.
Bolivia vivió tres semanas de confrontación entre hermanos, tres semanas de convulsión social, tres semanas de paralización total de pobre aparato productivo, tres semanas de paralización y aislamiento entre regiones; pero, Bolivia vivió también tres semanas de esperanza...
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