Las elecciones generales del 18 de diciembre de 2005, en Bolivia, quedarán para siempre escritas en la historia del país y del continente en su conjunto, no sólo porque se elegirá al futuro Presidente de la República ni a los parlamentarios ni menos a los prefectos, sino sobre todo se definirá, a través de las urnas, el futuro de todo un pueblo.
Evo, a pesar de haber sido durante años víctima de la cárcel, el confinamiento, la represión y la satanización a los movimientos sociales y actualmente es víctima de una guerra sucia a través del poder mediático, se ha convertido en el líder del movimiento campesino, indígena, originario, popular y de diferentes sectores sociales de Bolivia.
El líder boliviano, en esta coyuntura -aliado con importantes sectores de profesionales y empresariales incluidas casi todas las organizaciones populares- prioriza en su lucha, su discurso y su accionar diario la defensa de la dignidad y la soberanía nacional, la justicia social para las mayorías históricamente discriminadas, la recuperación de los recursos naturales y las transformaciones estructurales para la nación.
Miles de evos
Evo desciende de una familia aymara, nación indígena que tiene como pilares fundamentales en la formación de toda persona, tres palabras sabias: ama sua (no seas ladrón), ama quella (no seas flojo), ama llulla (no seas mentiroso); con el correr del tiempo se agregó otra: ama llunku (no seas servil).
Desde el momento de su nacimiento, la vida del dirigente fue muy difícil: casi muere al nacer, creció como un niño llamero que realizaba trabajos agrícolas; para continuar estudios trabajó de panadero, ladrillero, trompetista y fue deportista.
Afectado por los desastres naturales, junto a parte de su familia y vecinos de su tierra natal migraron, hacia la zona cocalera del Chapare, territorio convertido hace 25 años en su trinchera de lucha.
Su carrera sindical la empezó desde abajo: por su pasión por el deporte y por su honestidad, su primer cargo fue precisamente para organizar actividades deportivas, desde allí tuvo un ascenso vertiginoso, actualmente es secretario ejecutivo de la Federación del Trópico de Cochabamba, presidente de las Seis Federaciones del Trópico y jefe del MAS-IPSP.
En 1985, cansado de sentirse escalera política, junto a otros dirigentes sindicales, determinaron impulsar la formación de un nuevo instrumento político de las organizaciones campesinas, indígenas y originarias.
En solo 10 años y junto a otros sectores populares, el MAS-IPSP se ha convertido en la primera fuerza política de este país.
La consolidación de ser la primera fuerza política ha ocasionado una reacción inusitada en la embajada norteamericana: un informe del Consejo de Inteligencia de EEUU, denominado “Mapa del Futuro Global” identificó a Venezuela y Bolivia como dos países que forman parte del “eje del mal”. La administración de George W. Bush, bajo el pretexto de “terrorismo internacional” puso en la mira al gobierno bolivariano de Hugo Chávez y al Movimiento al Socialismo (MAS).
A Evo no sólo le acusan e “narcoterrorista”, “guerrillero” y “narcotraficante” sino que desde las esferas del sistema y del poder mediático se ha desatado una campaña contra su persona e integridad, pero sobre todo contra los movimientos sociales en su conjunto.
A pesar de esa sucia campaña, la única respuesta es la verdad.
El que fue un humilde niño llamero -como cientos y miles de los que existen hoy en el árido altiplano boliviano- se ha convertido en una pesadilla para el imperio, el neoliberalismo y las transnacionales, pero en una esperanza para el pueblo, para las mayorías nacionales.
Sin embargo, es bueno destacar que a lo largo del territorio nacional, cada vez más, crecen las voces de que en Bolivia existen miles de Evos.
La estrategia comunicacional
Sin recurrir a asesores ni expertos internacionales que significan miles y miles de dólares -un insulto para un país pobre como Bolivia- el MAS-IPSP delineó una estrategia comunicacional y de campaña horizontal, participativa, desde abajo.
Mientras los partidos tradicionales como PODEMOS del ex adenista y ex presidente Jorge Quiroga, UN del empresario ex mirista Samuel Doria Medina o AUN del ex socio del MNR Manfred Reyes Villa recurrieron al poder mediático para tratar de convencer a la población, la campaña del MAS–IPSP fue de puerta a puerta, de barrio a barrio y de pueblo a pueblo.
Por eso, a 12 días de las elecciones generales no sorprenden los resultados de las diferentes encuestas que con diferentes márgenes dan como ganador a Evo; sin embargo, también alertan que el Parlamento Nacional y las Prefecturas Departamentales podrían estar controladas por los partidos tradicionales haciendo ingobernable el país.
¿A qué juega el poder mediático? Por una parte, a tratar de intimidar a una parte de la población de los cambios estructurales que se vienen y por otra, a favorecer a los candidatos del sistema, sobre todo a PODEMOS y UN.
La guerra sucia propiciada por los partidos tradicionales no sólo llegó a involucrar a los principales candidatos del MAS: Evo y el intelectual Álvaro García Linera, sino sobre todo a la dignidad, el sentimiento y la honorabilidad de todos los bolivianos y bolivianas que, además en esta coyuntura no necesitan simples promesas sino propuestas concretas.
Definitivamente los bolivianos y bolivianas, del campo y la ciudad, cambiaron radicalmente en los últimos años. Recordemos que en dos años expulsaron a dos presidentes y en los últimos cinco echaron a dos transnacionales.
Los movimientos sociales -incluso sin un solo interlocutor político, ahora ese rol lo juega el MAS-IPSP- se encuentran más fortalecidos que nunca.
Por eso, las tendencias mediáticas que obedecen a los intereses empresariales no quieren hacer ver esta realidad, sino la otra ficticia que Bolivia camina hacia la ingobernabilidad.
El MAS-IPSP en su programa de gobierno resume las demandas populares: la nacionalización e industrialización de los hidrocarburos para que todo el gas y el petróleo que salgan de los pozos sean propiedad boliviana y no de las transnacionales; la Asamblea Constituyente para refundar el país con y para todas las naciones originarias y todos los sectores sociales; las autonomías para los pueblos que significa la refundación y descentralización política de la República para que las regiones cuenten con capacidad de decisión política y administrativa; el plan de desarrollo productivo que es un nuevo modelo económico de reciprocidad y complementariedad económica; la ley contra la corrupción y la impunidad que está basada en la investigación de fortunas, eliminar los gastos reservados y crear una nueva escala salarial para los funcionarios públicos.
Además el plan se complementa con una ley de tierra productiva que tiene como meta acabar con el latifundio y la inmediata titulación de tierras para pueblos indígenas, campesinos y pequeños propietarios y la seguridad jurídica para todos quienes trabajan la tierra; un plan eficaz de seguridad ciudadana para llevar a cabo una política de seguridad desde una perspectiva preventiva, con base en la inclusión social; la creación de un nuevo Sistema de Seguridad Social para dar cobertura de salud en tres niveles: nivel primario (consultas de medicina familiar), nivel secundario (de internación y especialidades) y el tercer nivel (hospitalario) y una ley para transformar la educación y revalorización de la cultura con la abrogación de la Ley de Reforma Educativa, garantizando la vigencia y calidad de la educación fiscal gratuita en un solo sistema educativo nacional y lograr una educación comunitaria fundada en la interculturalidad respetando la plurinacionalidad y el plurilingüismo.
Esas demandas recogidas en el programa del MAS-IPSP fueron planteadas en las guerras de octubre de 2003 y mayo y junio de 2005, ningún otro partido las hizo suyas por temor a los cambios estructurales necesarios para el país
Con podemos, no jodemos
De acuerdo a todas las encuestas, el segundo lugar en la preferencia electoral lo ocupa el candidato preferido de la embajada de Estados Unidos, las transnacionales y los políticos tradicionales: el jefe de PODEMOS, Jorge Quiroga Ramírez.
Quiroga Ramírez, adenista, sucesor del extinto presidente Hugo Banzer Suárez, privatizó en su corta gestión de gobierno las refinerías petroleras, emitió un decreto que liberó a las transnacionales de su obligación de perforar un pozo por parcela, concedió adjudicaciones mineras a empresas norteamericanas dentro de los 50 kilómetros de las fronteras, ordenó la sustracción de 19 millones de dólares correspondientes a los gastos reservados 48 horas antes de abandonar el gobierno.
Además, este candidato, cuando estalló la “guerra del gas”, se encontraba en Miami (Estados Unidos) recordando -tal vez- los 33 ciudadanos bolivianos asesinados en su corta gestión.
Esa es una pequeña parte de las acciones del candidato de PODEMOS que, contrariamente a lo que plantea el MAS-IPSP, se opone a la nacionalización de los hidrocarburos, quiere una reforma de la constitución y no una Asamblea Constituyente, se inclina por una autonomía para beneficiar a los grupos de poder y además pretenden consolidar los pilares de la política neoliberal.
Como afirmó Evo, en una masiva proclamación en la población de Tupiza (Potosí), las elecciones de diciembre no sólo servirán para cambiar gobernantes ni un programa de gobierno, sino la propia historia. “En una balanza están en juego: el poder de la prebenda, la corrupción y la política tradicional y el poder de la conciencia, de las mayoría nacionales, del cambio”.
Los bolivianos y bolivianas, del campo y la ciudad, tienen la palabra, la decisión y su suerte…
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