“Los pueblos traicionados por sus gobernantes, deben soportar graves consecuencias porque les hipotecan el presente y el futuro. Deben reaccionar antes que sea tarde y defender su dignidad y soberanía”
Con mucha preocupación vemos la creciente militarización de América Latina y hechos gravísimos como los del Congreso Nacional Paraguayo que ha sancionado el ingreso de tropas de los Estados Unidos por un lapso de 18 meses, desde el 1º de junio del corriente año, hasta el 31 de diciembre del 2006.
La historia vuelve a repetirse por aquellos que entre gallos y medianoche, actúan ocultos en la complicidad, al servicio de los intereses extranjeros, en lugar de defender la soberanía y el derecho del pueblo.
Este hecho pone en evidencia la complicidad del gobierno Paraguayo y de aquellos legisladores que aprobaron esa sanción a espaldas del pueblo, hipotecando el presente y futuro del Paraguay. Es necesario tener memoria para saber que, cuando entran las tropas de los Estados Unidos en un país, no se retiran más. Los hechos lo confirman. Tenemos ejemplos de la base militar en Manta, Ecuador, la de Guantánamo en Cuba, hoy transformada en prisión y donde se violan los derechos humanos de los prisioneros, y las bases militares instaladas en los países centro-americanos.
Esta situación se agrava teniendo en cuenta la exigencia de inmunidad para las tropas de los Estados Unidos, incluyendo el personal civil. Frente a cualquier violación de los derechos humanos y del pueblo, que pudieran cometer, gozan de total impunidad, sujeta únicamente a la decisión de los Estados Unidos y no del país en el cual pudieren cometer los delitos.
Esta situación genera el estado de indefensión jurídica del pueblo paraguayo, frente a las tropas de los Estados Unidos, desconociendo el Tribunal Penal Internacional de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional. En el Convenio firmado con el gobierno Paraguayo, la gran potencia no se responsabiliza por los daños que pueda causar a las poblaciones en la salud y al medio ambiente, ni tampoco a los recursos de la población.
Estados Unidos en su hegemonía política, militar y económica tiene grandes objetivos estratégicos para América Latina, basados en su campaña contra el terrorismo y el narcotráfico. Sin embargo se cuida de no hablar sobre el “Terrorismo de Estado” que aplica en otros países.
Es necesario recordar que Estados Unidos formó en la Escuela de las Américas, en Panamá, y en las academias militares de los Estados Unidos, a más de 80 mil militares latinoamericanos para imponer la Doctrina de Seguridad Nacional que llevó a la implantación de las sangrientas dictaduras militares que asolaron a los pueblos del continente y que hasta el día de hoy soportan sus consecuencias.
Dentro del proyecto de dominación que Estados Unidos busca imponer podemos señalar algunos ejes fundamentales:
– 1º.- El Plan Puebla- Panamá; para el control de Centroamérica y Caribe. ( La reciente invasión a Haití y derrocamiento del Presidente Aristide. La agresión a Venezuela , apoyando el golpe de Estado al presidente Hugo Chávez, que fracasó).
– 2º.-El Plan Colombia, para la Región Andina, con la presencia militar en el conflicto Colombiano y con la Base militar norteamericana en Manta, cedida por el gobierno del Ecuador, para el control del Pacífico y la región andina
– 3º.- La Triple Frontera donde, desde la década del 90, Estados Unidos viene montando una campaña para definirla como “zona del terrorismo islámico”, para justificar la instalación de una base militar, que hoy le cede el gobierno del Paraguay. Los cursos previstos a las fuerzas armadas paraguayas estarán al mando del Comandante del Comando Sur - ( SOUTHCOM) y el Embajador de los Estados Unidos, lo cual afecta la soberanía nacional.
Otras son las razones que impulsan el interés de los Estados Unidos en la Triple Frontera. Es el ACUIFERO GUARANI. Una de las mayores reservas de agua potable del mundo, un bien cada día más escaso. Dentro de su estrategia continental están también los conflictos regionales, como la situación cada vez más tensa en Bolivia, país limítrofe con Paraguay, y la cada vez mayor presencia social, cultural y política de los pueblos, a quienes los percibe como una amenaza a sus intereses hegemónicos. Y Cuba que lleva ya más de 40 años soportando el bloqueo unilateral por los Estados Unidos
Con la decisión del gobierno paraguayo, Estados Unidos cierra el círculo de su estrategia hegemónica en América Latina y pone en peligro la soberanía de los pueblos, al imponer junto a su proyecto militar, sus otros ejes de dominación como el ALCA - La Asociación de Libre Comercio para las Américas- y la presión y condicionamientos de la injusta e inmoral Deuda Externa, que deben pagarla los pueblos, con su hambre, su pobreza y la exclusión social, mientras los gobernantes, que los pueblos votaron ,actúan a sus espaldas, traicionándolos.
Hacemos un llamado urgente al presidente paraguayo y a los legisladores que no hipotequen el presente y futuro del pueblo.
- Que rechacen la instalación de una base militar norteamericana en territorio paraguayo.
- Y reclamamos al gobierno y Parlamento, que actúen con dignidad y en defensa de la soberanía nacional y el respeto que el pueblo paraguayo merece.
Es necesaria la unidad y solidaridad de América Latina, en proyectos comunes y la participación de los pueblos a fin de construir la Patria Grande, libre de dominaciones.
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