Filiberto Ojeda Ríos, eligió morir combatiendo frente a enemigos que, sabiéndolo herido, intentaron humillarlo dejándolo morir desangrado. TRECIENTOS EFECTIVOS DEL FBI CONTRA UN HOMBRE DE 72 AÑOS, ENFERMO DEL CORAZÓN, que además trató de proteger a su mujer.
Los revolucionarios nunca han sido mayoría ni han tenido a su favor la correlación de fuerzas. Caer en combate es un riesgo calculado.
Filiberto Ojeda Ríos, eligió morir combatiendo frente a enemigos que, sabiéndolo herido, intentaron humillarlo dejándolo morir desangrado. TRECIENTOS EFECTIVOS DEL FBI CONTRA UN HOMBRE DE 72 AÑOS, ENFERMO DEL CORAZÓN, que además trató de proteger a su mujer.
Doblegado por la edad, por los rigores de 15 años de clandestinidad y persuadido de que la lucha por la independencia podía seguir otros derroteros, Ríos había depuesto su beligerancia activa.
No era ya un peligro para los norteamericanos, era algo más: un símbolo y los símbolos no se matan. Por eso trataron de empequeñecerlo dejándolo morir inerme, como él no hubiera querido.
Músico de profesión, Ojeda Ríos se destacó entre los luchadores por la independencia de Puerto Rico por la que luchó a los largo de casi 50 años. El 12 de septiembre de 1983, en Connecticut, encabezó el comando que asaltó un camión blindado de la Wells Fargo, apropiándose de siete millones de dólares. Las autoridades estadounidenses aceptaron como atenuante que el dinero se empleó en la lucha por la independencia de Puerto Rico y no para lucro personal.
Fue juzgado y condenado a 55 años de prisión. En 1990 se deshizo del dispositivo de seguridad electrónico con el que se controlaba su desplazamiento, pasando a la clandestinidad. El único mandato con que contaba el FBI, contra él era una orden de arresto emitida por un Tribunal de Distrito.
La envergadura de la operación y la violencia con que se la efectuó fueron desproporcionadas.
Después del tiroteo en el que Ojeda resultó herido, el FBI mantuvo el cerco a la vivienda durante horas, tiempo en el que el herido se desangró.
Tan escandalosa fue la actuación del FBI que el Gobernador Aníbal Acevedo Vilá anunció que pedirá a las autoridades federales una investigación sobre la forma en que se llevó a cabo el operativo y las circunstancias de la muerte de Ojeda Ríos. Por primera vez un gobernador coincide con el Movimiento Independentista.
La autopsia practicada por patólogos del Instituto de Ciencias Forenses en San Juan y presenciada por el doctor Héctor Pesquera, representante de los familiares, confirmó que la herida recibida por Ojeda no era suficiente para matarlo instantáneamente, por lo que se puede presumir que de haber recibido asistencia medica pudo haber sobrevivido.
La muerte de Filiberto Ojeda Ríos ha conmocionado a la sociedad boricua que, cualquiera sea su posición ante la independencia de la Isla, evidencia su respeto hacía el combatiente caído.
El derecho de los puertorriqueños a luchar por su independencia es una prerrogativa inalienable y una continuidad de lo que en el pasado hicieron los hijos de todas las repúblicas iberoamericanas, apoyarlos es un compromiso de principio.
No importa que sean minoría. Mientras exista un puertorriqueño que quiera la libertad y luche por ella, en él estará Puerto Rico.
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