Los partidos nacionalistas de todas las tendencias (SDA musulmán, HDZ croata y SDS serbio) mueven cielo y tierra para bloquear cualquier evolución por temor a perder el poder, y con frecuencia son apoyados por las autoridades religiosas de su campo. La tradición autoritaria del Estado todavía es fuerte en Bosnia, y los que militan por el cambio, los partidos no nacionalistas y la sociedad civil aún emergente, pasan mucho trabajo para hacerse oír.
Nacionalismo y corrupción están aquí indisolublemente ligados. Según un proverbio bosnio, «si cada país tiene su mafia, en Bosnia la mafia tiene su país «Tráfico de mujeres, de niños, de armas o de alcohol, aquí, todo se compra. Los partidos nacionalistas en el poder están poco interesados en que eso cambie, ya que ellos mismos mantienen su propia red de corrupción. Según Transparency International, organismo de vigilancia de la corrupción, aproximadamente
37 millones de euros al año serían desviados sólo en el sector de la reconstrucción y, según los europeos, unos 600 millones de euros –más que el presupuesto de la Federación Croata-Musulmana– pierde el gobierno cada año debido a los fraudes de tipo declaración de falsas empresas o empresas registradas ¡a nombre de personas fallecidas!
Hoy, en Bosnia, el Estado de Derecho sigue inexistente, aunque sólo fuere constitucionalmente, ya que los habitantes del país no son considerados como ciudadanos sino como miembros de una comunidad étnica; y esto tiene repercusiones, como a nivel electoral: así, un judío o un budista no pueden legalmente presentarse a una elección presidencial. Hay que ser representante de una de las tres comunidades étnicas. Por otra parte, las violaciones de los Derechos Humanos siguen siendo numerosas.

Fuente
L’Humanité (France) ">L’Humanité (France)

«Les forces non nationalistes et la société civile peinent à se faire entendre», por Srdjan Dizdarevic, L’Humanité, 19 de noviembre de 2005.