Al cabo de diez años de la firma de los Acuerdos de Dayton, Bosnia no oculta su angustia y su miedo a un futuro incierto. Un miedo que no cesa de aumentar con los múltiples intentos estadounidenses de imponer una nueva constitución ajena a estos acuerdos, con el pretexto de crear una cohesión política acorde con los cambios internos y con la nueva correlación de fuerzas existente en el país.
Esos acuerdos, por muy limitados que sean, sin duda han dejado huellas en la historia de Bosnia y de toda la región. Determinaron el cese de una guerra étnica que hizo correr mucha sangre sin que evitaran encerrar a las diferentes comunidades, como enemigas, en una misma celda. ¡Fue la solución para poder reinstaurar el orden y fundar una federación! Esos acuerdos, impuestos por miles de soldados de la OTAN y por miles de dólares, lograron devolver la vida al Estado de Bosnia. También hicieron posible el retorno de un millón de refugiados que abandonaron sus refugios durante la guerra.
Así, después de diez años de negociaciones y de la designación de diversos cuadros institucionales de conformidad con las diferencias raciales y culturales, la comunidad internacional multiplica sus esfuerzos tratando de convencer a los diferentes protagonistas para que modifiquen el texto de los Acuerdos de Dayton, modificación significativa que permitirá elaborar una nueva constitución capaz de regir el país sin excluir a ninguna comunidad.
Será necesario crear condiciones de cooperación entre los diversos representantes de las comunidades en Bosnia y los responsables en el escenario internacional, tales como la Unión Europea o la Organización de las Naciones Unidas, cooperación ésta cuyo objetivo último es fundar un Estado con un solo presidente, un gobierno unido y un parlamento representativo de todas las comunidades.
««دايتون» البوسنة بعد عشر سنوات من», por Mohamed Khalaf, Al Watan, 24 de noviembre de 2005.
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