Censura y rectificación en Canal 7 contra el programa Huella Digital. ¿Cuál es la función de los medios públicos? Privatizadas, la agenda mediática y los fantasmas con tijeras.
El hecho de que el programa “Huella Digital” haya sido censurado es una cuestión preocupante. La censura en los medios de comunicación es siempre una muestra de la prepotencia impune de los que detentan el poder de decidir que hay cosas que no se pueden decir. Cuando esto sucede, muchas voces de nuestra sociedad, a la que tantas veces se intentó silenciar, repudian y denuncian el acto.
En los medios privados, si la expresión censurada trata sobre las empresas privatizadas, no es difícil observar los intereses compartidos entre estos y aquellos, o incluso la participación de los mismos grupos económicos en medios y privatizadas. Pero, ¿qué significa que un programa periodístico sea censurado en el canal público cuando versa sobre empresas privatizadas en el marco de la renegociación de los contratos?
Mientras en Canal 9 se puede observar que los damnificados por los paros en Aerolíneas son la empresa, los usuarios y la “imagen” argentina en el exterior, “Huella Digital” trataba el tema de los trenes desde los trabajadores y las violaciones de la empresa a los compromisos de inversión asumidos con el Estado.
El programa periodístico “Huella Digital” salió al aire en la emisora estatal por primera vez en octubre de 2003, en coproducción con el canal hasta diciembre del mismo año. Los ciclos de 2004 y 2005 fueron producidos exclusivamente por Canal 7.
En la historia no tan reciente -y en la reciente también- los medios públicos nacionales en general fueron manipulados y censurados por quien detentara el Poder Ejecutivo. Durante el gobierno actual, esto se dio en menor grado, y menos aún en el caso de los programas periodísticos de Canal 7, con la presencia saludable de Ana de Skalon. Ahora la directora periodística del canal está licenciada por enfermedad. Con ella ausente, se produce, en palabras de Enrique Federico (productor ejecutivo del programa), la pérdida de una protección.
El método de la censura se dio con el levantamiento de la promoción puntual del programa el martes 15 de noviembre (con el argumento de evitar llamadas del gobierno), y la no emisión del programa el jueves 17 de noviembre, con una orden directa desde la Casa Rosada como pretexto, según la notificación del Coordinador General del Sistema. El programa no decía ni más ni menos que lo que la información pública está diciendo, con un informe de la Auditoria General de la Nación. Inclusive con la invitación fallida a un representante del Estado, manifiesta la producción del “Huella Digital”.
La posibilidad que brinda el canal estatal es la de armar una agenda diferente de la de los medios privados, cuyos contenidos están signados por los propios intereses. En este caso, es crear una agenda alternativa hacer no sólo un repaso del proceso de privatizaciones, sino también un planteo del escenario actual de renegociación de contratos.
Hay más cuestiones en la política mediática del gobierno que tienen que llamar a la reflexión: la aparición de los mercenarios de la información en alianza con sectores del gobierno, como el desembarco de funcionarios del grupo Hadad en medios públicos, evidencian una dolencia en la idea que se maneja en partes del gobierno nacional. Los grupos mediáticos no se manejan con lealtades políticas, transan posiciones por poder y prebendas. Su única motivación es la conveniencia. La situación vivida hace poco en la agencia de noticias TELAM, con despidos y castigos a los trabajadores que llevaron adelante un reclamo salarial y el desembarco de los personajes espurios que tienen que ver con la transa mediática también es una señal preocupante sobre lo qué es un medio público para el gobierno argentino.
Al día siguiente del levantamiento del programa “Huella Digital”, la aparición del tema en los medios y el respaldo de colegas periodistas, la UTPBA y otras organizaciones, dieron como resultado la revisión de la medida y la exhibición del programa para la semana siguiente. Veinte horas después del levantamiento, aparecía la rectificación.
La agenda diferente, en el caso de la renegociación con las privatizadas, es un aspecto necesario para informar sobre las razones que motivan una posición presidencial. La instalación de temas en los medios masivos de comunicación no puede ni debe ser monopolio de los intereses privados. El 23 de noviembre, a la semana siguiente de la censura en Canal 7, el presidente Kirchner aclamaba que hay que tener cortitos a los concesionarios de trenes. Mauro Federico (conductor del programa), un día después, en la emisión del programa antes censurado, señalaría que no hay discordancia entre el mensaje presidencial y la línea editorial del programa. Así existiera una diferencia en las apreciaciones e ideas sobre las concesionarias de los trenes, la censura es condenable, no existiendo es también incomprensible. Esto más allá de la posterior rectificación: que se actuó para golpear a uno de los productos más genuinos de la televisión actual.
Desde el episodio que se relata, incluso después de la rectificación, hay dos programas periodísticos que no tienen promociones puntuales al aire, sólo generales: “Huella Digital” e “Historias Prestadas”.
Las posturas disonantes del gobierno van en concordancia con la composición del directorio del canal: mientras Ana de Skalon es directora de Noticias y No Ficción, con su trayectoria comprometida y coherente, Leonardo Bechini en Ficción y Entretenimientos permanece en las cercanías del poder desde el gobierno de De la Rúa y, junto con el Interventor SNMP, Ricardo Palacio, se dedican a hacer negociados dudosos con coproducciones externas que sólo buscan un rédito económico a costa del erario público, y a reemplazar las producciones propias con enlatados de baja calidad, tolerando trabajadores en negro y violaciones de los convenios y las leyes laborales vigentes, según afirma un comunicado de prensa de los trabajadores de UTPBA - Canal 7. Al mismo tiempo, se produce la venta de dos horas semanales (dos emisiones de media hora y una de una) para los evangelistas Billy Graham y su hijo Franklin, con el programa “Mi esperanza”. Mientras un ala del gobierno apoya el emprendimiento de “Huella Digital” y la postura comprometida de Skalon, la Jefatura de Gabinete (de quien depende la Secretaría de Medios desde la actual presidencia) no entona la misma melodía.
En el proceso de construcción de una democracia participativa y protagónica es importante la herramienta comunicacional. Estas son palabras del Ministro de Comunicación e Información de Venezuela, Yuri Pimentel, y continúa: Romper con el monopolio en el que sólo los medios comerciales tenían el poder comunicacional, mientras se le entregaban equipos técnicos a radios y televisoras alternativas. A la misma hora, en otra latitud, hay funcionarios en la Argentina que objetan la constitución de radios con contenido social, refugiándose en la Ley de Radiodifusión que crearon los genocidas. Que las Madres tengan voz, para el Bárbaro Interventor del COMFER es pasar los límites.
“Huella Digital” tiene contrato con Canal 7 hasta el 29 de diciembre del corriente año. Enrique Federico manifiesta la expectativa de permanecer en el canal porque, señala, en ningún otro emisora ni empresa periodística privada tendrían la libertad que tienen en Canal 7, donde existe la posibilidad de discutir las temáticas. Así sucedió hasta este episodio. Justamente porque las agendas temáticas de los otros canales de aire están determinadas por intereses económicos y especulaciones de poder. La permanencia del programa en el canal está amenazada por la tendencia de Bechini y Palacio a reemplazar programas de contenidos informativos y culturales por productos de entretenimientos y bailanta.
Los integrantes del programa se manifiestan muy conformes con el producto realizado y esperan poder seguir haciéndolo el año que viene.
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter