Los estadounidenses opinan que su país navega en dirección equivocada y culpan cada vez más al capitán de esta aventura, incluidas las propias bases del partido del presidente, según las encuestas más recientes.
Más de dos tercios de estadounidenses -70 por ciento- opinan que el país está avanzando en dirección equivocada, según la nueva encuesta de CBS News/The New York Times. Es el mayor nivel de pesimismo registrado en más de dos décadas. Casi dos tercios dicen que el país está en peores condiciones ahora que cuando el presidente George W. Bush asumió el poder hace seis años.
Bush ahora registra su peor índice de apoyo popular desde que llegó a la Casa Blanca, con sólo 31por ciento que aprueba su gestión. Eso lo empata con el punto más bajo de la presidencia de su padre, cuatro meses antes de ser derrotado por Bill Clinton en las elecciones presidenciales en 1992, y también es el tercer nivel más bajo registrado por un presidente en 50 años, sólo llegaron a puntos inferiores Richard Nixon y Jimmy Carter, reportó el New York Times.
A seis meses de las elecciones legislativas nacionales, las noticias no podrían ser peores para los republicanos, quienes necesitan mantener su dominio de ambas cámaras del Congreso en un clima político cada vez más adverso. La encuesta registra que ahora 55 por ciento tiene una opinión favorable de los demócratas, mientras que 57 por ciento tiene una impresión negativa de los republicanos. Un 50 por ciento opina que los demócratas comparten sus valores más que los republicanos, contra 37 por ciento que dice lo contrario. La mayoría opina que los republicanos son más corruptos, en términos financieros, que los demócratas.
La guerra en Irak, los precios de gasolina y la migración fueron identificados como los temas que más contribuyen al deterioro del apoyo popular al presidente y su partido. Ahora dos tercios desaprueban la manera en que Bush ha manejado la guerra; 56 por ciento considera que fue un error iniciar la acción bélica contra Irak (un incremento de 6 puntos desde enero). Sólo 39 por ciento cree ahora que ir a la guerra contra Irak fue la decisión correcta, un desplome de 8 puntos desde enero.
El precio de gasolina siempre es un tema particularmente volátil en el ámbito político estadounidense, y con incrementos en el precio de combustible, la conclusión general es que es culpa de los republicanos y su presidente. Sólo 13 por ciento aprueba la manera en que Bush ha manejado el incremento de precios. Por 57 por ciento a 11 por ciento los encuestados señalan que confían más en los demócratas que en los republicanos para buscar formas de reducir estos precios. Un 71 por ciento dice que las empresas petroleras lucran con los precios y una mayoría señaló que estas empresas son mucho más cercanas a los republicanos que a los demócratas.
Pero tal vez lo más alarmante para los republicanos es que esta encuesta confirma lo que fue detectado primero hace unos días por otra encuesta de USA Today/Gallup: el presidente está por primera vez empezando a perder la confianza de su base más fiel. En la encuesta de CBS News, sólo 51 por ciento de los conservadores y 69 por ciento de los republicanos en general aprueban el manejo de la presidencia por Bush; ambos registran una baja sustancial comparada con hace cuatro meses.
El Congreso controlado por los republicanos también registra un nivel pésimo de aprobación: 23 por ciento.
El único consuelo para los republicanos es que las estrellas del Partido Demócrata también carecen de confianza pública. El senador John Kerry, candidato presidencial en la pasada ronda, goza de 26 por ciento de aprobación; Al Gore 28 por ciento y Hillary Clinton 34 por ciento.
Con una nube aparentemente permanente de escándalos, corrupción, investigaciones sobre maniobras posiblemente ilegales, acusaciones de fiestas de póker y prostitutas y un creciente coro de críticos formidables -en particular ex generales y altos funcionarios de inteligencia-, el presidente, su equipo y el liderazgo republicano en la legislatura parecen estar empantanados en una crisis política. Su única salvación, por el momento, es la ausencia de una oposición efectiva y atrevida.
Lo que sí es notable es que muchas figuras prominentes de este equipo en el poder -el vicepresidente Dick Cheney, el secretario de Defensa Donald Rumsfeld, el estratega político de la Casa Blanca Kart Rove y otros- llegaron a los altos circuitos de la política nacional con el presidente Richard Nixon. Por el momento, pareciera que no aprendieron las lecciones de ese desastre histórico.
Y como señala la columnista Maureen Dowd del New York Times, a pesar de que Bush intentó hacer todo lo posible para no caminar por la misma ruta de su padre, ahora comparte justo el mismo nivel de apoyo al que cayó Bush padre: el 31 por ciento. "La presidencia de Bush ha llegado a ser sólo una aseveración de voluntad vacía", concluye.
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