Acciones criminales ejecutadas por terroristas agrupados en organizaciones anticubanas entrenadas y financiadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EE.UU., solo en el mes de agosto afectaron intereses de 20 países en un lapso de 39 años.
De los más de 70 ametrallamientos, colocación de bombas, secuestros de naves aéreas y marítimas, asesinatos y amenazas entre los años 1959 y 1998, en el octavo mes de cada año, Cuba ha sufrido las mayores consecuencias, pero también 49 sucesos han involucrado a territorios y propiedades extranjeras.
En propio suelo norteamericano, especialmente en Miami, se registran 22 de los señalados hechos, lo que implícitamente responsabiliza a las autoridades estadounidenses que apañan a terroristas como Luis Posada Carriles, Orlando Bosch y otros de igual calaña, quienes actúan en la Florida bajo la protección de Washington.
La larga relación de naciones que de alguna forma han padecido ese permisivo terrorismo incluye también a Bahamas, República Dominicana, Costa Rica, Japón, Gran Bretaña, Francia, Venezuela, Puerto Rico, Jamaica, Canadá, México, Argentina, Colombia, Perú, Panamá, Italia, Chile y la antigua Unión Soviética.
En fecha tan temprana como el cuatro de agosto de 1959 ya el accionar terrorista destruía cuatro aviones C-46, a un costo de medio millón de dólares cada uno, propiedad del gobierno cubano, los cuales se encontraban pendientes de entrega en un hangar de la Air International Corporation, en Miami.
Fue solo un anticipo de lo que vendría, incluidas 12 acciones piratas en aguas marítimas aledañas a la Antilla Mayor.
El primero de agosto1963 fueron atacadas tres embarcaciones pesqueras cubanas, en el canalizo El Sombrero, zona de Cayo Galindo, en Matanzas —100 kilómetros al este de La Habana—, por un grupo terrorista a bordo de una lancha artillada procedente de Estados Unidos.
En igual día del año siguiente resultó saboteado el mercante cubano Manuel Ascunce Doménech, con saldo de un marinero muerto.
Otro primero de agosto, pero de 1974, fueron capturados por unidades de la Marina de Guerra Revolucionaria, en aguas próximas a Boca Ciega, norte de la ciudad de la Habana, los terroristas Luis Manuel Zúñiga, Miguel Sales y Rodolfo Juan Verdecia, quienes pretendían infiltrarse en Cuba.
Embajadas cubanas en otras naciones han sido blanco recurrente para los agentes de la CIA. El primero de agosto de 1975 colocaron una bomba en la Embajada de Costa Rica en Washington. El dos de igual mes, del año 1968, el blanco escogido fue la sede diplomática de Cuba en Japón, donde el artefacto explosivo causó pérdidas por siete mil dólares.
Sin importarles las consecuencias dramáticas que acarrean sus acciones, los criminales escogieron las comunicaciones aéreas como blanco de sabotajes el seis de agosto de 1969.
Ese día la autodenominada organización terrorista "Poder cubano" colocó bombas en líneas aéreas de Francia y Japón, ambas en territorio de EE.UU.
El ocho de agosto de 1994 fue asesinado el teniente de navío Roberto Aguilar Reyes al ser secuestrada, en el Mariel, provincia de La Habana, una nave auxiliar de la Marina de Guerra Revolucionaria por un individuo que logró huir hacia Estados Unidos, donde permanece en libertad.
La demencia criminal no ha respetado ni los escenarios del arte, como lo evidencian los sucesos del 28 de agosto de 1998, cuando se colocaron sendas bombas incendiarias en el centro MIDEN durante una actuación de Francisco Repilado, "Compay Segundo", y en el club Amnesia también en Miami, donde actuaría otro artista cubano.
Ese mismo día fueron agredidos violentamente personas que asistieron a la presentación en Miami de la orquesta cubana Van Van, mientras se recibía amenaza de bomba en el hotel Seville, de la propia ciudad, donde debía aparecer la vedette Rosita Fornés, lo que obligó a cancelar ese espectáculo.
Mucho más queda en el teclado, disponible para quien desee hurgar en la memoria del terrorismo de Estado, ejercido por diversos gobiernos norteamericanos a través de agentes propios y vulgares mercenarios, que a lo largo de la historia no han respetado fronteras para dañar y asesinar.
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