En 1953, James Watson y Francis Crick desarrollaron el modelo de doble hélice de la molécula del ácido desoxirribonucléico ADN, lo que constituyó un aporte trascendental a la biología. El modelo de ADN propuesto por Watson & Crick se convirtió en la piedra angular de la biología moderna porque permitió conocer e interpretar la base biomolecular de la herencia, aparte de que el análisis atómico molecular del ADN, ARN y otras substancias dio origen en la década del 1950 y 1960 a la biología molecular, lo que incidió en forma determinante en el avance de las ciencias biológicas.

Por el mencionado trabajo Watson y Crick junto con Maurice Wilkins recibieron el Premio Nobel de Medicina en 1962. De los tres investigadores, el norteamericano James Watson alcanzó mayor notoriedad en la comunidad científica internacional por sus contribuciones a la biología molecular que fueron ampliamente difundidas en revistas científicas y en varios libros, principalmente la Biología Molecular del Gen, que fue publicado con el respaldo de la Universidad de Harvard y el Cold Spring Harbor Laboratory.

Empero, la brillante carrera científica de James Watson de casi cinco décadas empezó a eclipsarse por sus declaraciones racistas. Los medios de comunicación de todo el mundo dieron cuenta de las declaraciones de Watson en las que expresara que los negros son menos inteligentes que los blancos. “Todas nuestras políticas están basadas en el hecho de que su inteligencia es la misma que la nuestra, mientras todas las pruebas muestran que no es realmente así”. Estas ideas no son nuevas en James Watson, pues en los años noventa realizó una declaración polémica cuando manifestó que “se debería otorgar a las mujeres la posibilidad de abortar si los análisis preparto mostraran que su hijo va a ser homosexual”. Con estas declaraciones Waston reveló un modo de pensar similar al de ciertos científicos conservadores y se ubicó en el ojo del huracán de la polémica a pesar de que luego ofreció disculpas públicamente. (1)

Cabe recordar que el tema de la inteligencia humana es en extremo complejo. Tiene una base genética pero el mayor o menor desarrollo de la inteligencia depende del entorno sociocultural. El genoma por sí solo no determina la inteligencia, sino que está fuertemente influenciada por las condiciones ambientales en las que se desenvuelve el niño o el joven: la alimentación, la salud, el medio social y cultural, entre otros.

La psicología moderna y las neurociencias conceptualizan a la inteligencia humana en forma diferente, pues ya no se la considera como única y convergente sino múltiple y diversa. Los diferentes tipos de inteligencias coexisten, conviven y se combinan según múltiples factores culturales, sociales, biológicos y ambientales. La inteligencia, o en sentido más amplio: las inteligencias, son un producto social y cultural. Lo que se consideraba como “la inteligencia” debe ser tomada con cierta relatividad; lo que es inteligente en una cultura podría ser irrelevante en otra. (2)

La teoría de las inteligencias múltiples surgió en la psicología hace varias décadas, pero la sistematización realizada por Gardner es la que más se acepta en los ámbitos académicos mundiales debido a que incluye la idea de categorías mentales amplias y diferenciadas, con lo cual supera la vieja idea de la inteligencia única y monolítica. La teoría de las inteligencias múltiples valora la noción de inteligencia como el conjunto de habilidades, talentos y capacidades mentales. Según esta teoría, la inteligencia humana posee varias dimensiones - de ocho a diez- según las diferentes corrientes psicológicas: inteligencia lingüística, inteligencia lógico-matemática, inteligencia visual-espacial, inteligencia corporal y cinestésica, inteligencia musical, inteligencia intrapersonal, inteligencia interpersonal e inteligencia naturalista. De esto derivan todas las potencialidades humanas y su desarrollo multifacético.

La genética moderna ha demostrado que los distintos tipos de inteligencia son atributos determinados por varios pares de genes; pero aún no es posible establecer con exactitud cómo los genes determinan el mayor o menor grado de desarrollo de cada una de las inteligencias, por lo que cualquier afirmación en este ámbito podría ser apresurada.

Es explicable, por lo mismo, que las declaraciones de James Watson hayan causado mucha preocupación dentro y fuera de los Estados Unidos, a tal punto que el Cold Spring Harbor Laboratoy decidió suspenderle de las responsabilidades de director, lo que precipitó la renuncia de Watson al instituto en el que trabajó 43 años; luego de que el Comité Directivo del Cold Spring Harbor Laboratory afirmara que “los comentarios son personales y no reflejan los puntos de vista de la entidad”. Más aun, expresó desacuerdo e indignación con tales declaraciones y aclaró que el Laboratorio no realiza ninguna investigación susceptible de sustentar aseveraciones como las de James Watson.

La Universidad de Edimburgo, en Escocia, decidió suspender una conferencia de James Watson bajo la consideración de que las declaraciones son “incompatibles” con los valores que defiende la institución; y hay “indignación” por las “declaraciones racistas inaceptables” según una exposición oficial de esa universidad, según la información de la agencia AFP que fue difundida en el portal James Watson. Además, se conoció que el Museo de Ciencias de Londres canceló la disertación que el científico que tenía programada (3). Lo que para un científico de la talla de Watson debió ser un gran desaire jamás imaginado.
La posición racista que adoptó James Watson a sus 79 años y luego de una brillante carrera de investigador marcó el ocaso de uno de los científicos más eminentes del siglo XX, lo que podría tener un efecto en el debilitamiento de posiciones fundamentalistas que han penetrado el ámbito científico y social.

La ciencia ha demostrado que el cerebro y la inteligencia no tienen color ni raza. Prueba de eso es el triunfo de Barack Obama a la presidencia de los Estados Unidos, que demuestra al mundo hasta dónde puede llegar un hombre de color. En enero del próximo año entrarán con honores a la Casa Blanca Barack Obama, un afroamericano descendiente de un keniano negro y una norteamericana blanca, y su esposa Michelle Obama tataranieta de un esclavo negro cultivador de algodón en Carolina del Sur. ¿Qué pensará Watson ahora?

Desde la óptica que motiva este análisis se prevé que en los círculos académicos se retome la discusión teórica sobre temas que están cruzados por prejuicios raciales y políticos de los cuales no están excluidos los científicos, ni siquiera los premios Nobel.

Referencias
(1) Diario El Comercio, Quito, 21 de octubre 2007

(2) Shneider, S. 2003. Cómo desarrollar la inteligencia y promover capacidades. Editorial Círculo Latino Austral, S.A. Montevideo.

(3) Agencia AFP, 19 octubre 2007. Página Web: James Watson.