Un animal político, un león de raza, instinto de supervivencia, capaz de elevarse por encima de minucias y pequeñeces, diestro en olvidar agravios y navegar por sobre olas encrespadas de la discrepancia; un organizador y operador político que, al modo de un conductor de orquesta, proyecte su mando sobre todos los instrumentos, es lo que Perú requiere con urgencia y necesidad vital como primer ministro.
Políticos y periodistas mediocres que trabajan para intereses ajenos al país, sobran y de aquellos podemos prescindir porque la historia no los recordará y de esos está empedrado el suelo de la mentira e hipocresía.
La campaña electoral terminó ya y son de sobra conocidos los resultados. Lo que nadie puede negar es que pertenecen a un capítulo absolutamente cerrado.
Y como una cosa es con guitarra y otra con cajón, bien ha podido decir Felipe Ortiz de Zevallos refiriéndose al presidente electo Kuczynski, lo siguiente:
“Pero tiene un perfil más técnico y no tan político, ¿verdad?
………. Como él es alguien que ha sido muy exitoso logrando cosas, ahora siendo presidente debe plantear una estrategia política que le sería muy importante de cara, por ejemplo, a los veintitantos gobiernos regionales y al propio Congreso. Puede tender a manejar las cosas, una por una, y se le puede acumular todo, cuando en realidad puede dedicarle tiempo a la precisión de una estrategia política, y delegar en función a esos principios que ha establecido.
Debería asegurarse de tener operadores políticos, entonces.
PPK no maneja el mundo político a nivel de campaña. El mundo político lo maneja a nivel de que él es ministro y tiene que conseguir que el Parlamento le apruebe la ley. Entonces, él va y explica y tiene todos los puntos en la cabeza, y convence al resto. Por supuesto no es tímido; es proactivo.
No tiene una formación política en el sentido de que si uno le pregunta cuáles fueron las diez cosas mejores y peores del gobierno de Fujimori, Toledo, García… Lo puede desarrollar pero con una visión más macroeconómica, no tan sociocultural. Ahí creo que rodearse de operadores políticos le puede servir de mucho.” [1]
La importantísima labor del Primer Ministro
En honor a la verdad, el presidente pilotea la nave del Estado, quien debe articular el racimo de ministerios es el llamado premier cuya fundamental virtud es la de un articulador dinámico, un conversador eximio, un cuadro capaz de hacer que el humor construya caminos de avenida y alamedas de consenso. Destacar como académico, ejecutivo o director de grandes empresas te hace un excelente cuadro técnico, pero no asegura, de ninguna manera, credenciales para ser el principal operador político del Perú, sobre todo, en una coyuntura como la del próximo lustro.
A nadie le es ajeno qué y cómo se ha desempeñado y con qué orientaciones, el hoy presidente electo Pedro Pablo Kuczynski, por tanto exigirle que gobierne con miras nacionales es un deber ineludible, obligatorio.
El premier no es un gerente general
El premier no es un gerente general por la sencilla razón que el país no es una empresa en que solo mandan las estadísticas y los números. Medir todo bajo el principio de costo-beneficio y en términos económicos es preciso para el sector privado pero no garantiza un papel eficiente frente al pleno del Congreso que por ser de absoluta oposición, procurará despedazar al Ejecutivo.
Decir que el primer ministro es algo así como un gerente general es una barbaridad y parece que hay personas que piensan al Estado como un negocio lucrativo y no como el ente rector en pro del beneficio de 30 millones de peruanos.
¡Precisamente, la prevalencia de números, resultados y rentabilidades, nos dieron ministros serviles al capitalismo salvaje de cifras frías y de explotación inmisericorde y teniendo como última prioridad al ser humano, razón principalísima de cualquier proyecto nacional!
Seguir escogiendo sólo cuadros técnicos que provienen de las grandes corporaciones con enfoques empresariales para el Estado, sería una necedad. Los resultados electorales reflejan descontentos ciudadanos pronunciados sobre la función estatal en los últimos 25 ó 30 años.
No se puede prescindir de los cuadros políticos para buscar consensos y gobernar. La administración de Pedro Pablo Kuczynski necesita un animal político, un león vigoroso, en el premierato, con credenciales y experiencia, articulando voluntades en pro del Perú.
[1] «FOZ: “PPK es, en el fondo, un progresista de los sesenta”», Barbara Salas, Semana economica, 27 de Junio de 2016.
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