La instauración de la PESCO aclara definitivamente el proyecto llamado «Europa de la Defensa» para que sepamos que nunca será una entidad soberana capaz de competir con la OTAN… sino que sólo podrá complementarla. Se supone que la próxima etapa pondría esta «Europa de la Defensa» bajo el control de Francia, en el sector nuclear, y de Alemania, en materia de fuerzas convencionales. Pero todo el conjunto sólo podrá ser utilizado bajo el mando del Pentágono, que le confiaría algunos de sus objetivos militares.
La ministra de Defensa de Italia, Roberta Pinotti, anuncia que, luego de 60 años de espera, finalmente nacerá en diciembre la PESCO (Permanent Structured Cooperation) de la Unión Europea para el sector militar, con la participación inicial de 23 de los 27 países miembros de la UE.
Pero quien explica qué es la PESCO es Jens Stoltenberg, el secretario general de la OTAN. Al participar en el Consejo de Relaciones Exteriores de la Unión Europea, Stoltenberg subraya en efecto «la importancia, resaltada por numerosos líderes europeos, de que la defensa europea se desarrolle de manera que no compita con la OTAN sino que la complemente».
La primera forma de lograr eso es que los países europeos incrementen sus propios gastos en el sector militar. La PESCO estipula que entre «los ambiciosos y más difíciles compromisos comunes» está «el aumento periódico en términos reales de los presupuestos de defensa para alcanzar los objetivos acordados». Al presupuesto en continuo aumento de la OTAN, a la que pertenecen 21 de los 27 países de la Unión Europea, se agrega ahora el Fondo Europeo de Defensa a través del cual la UE destinará anualmente 1 500 millones de dólares al financiamiento de los proyectos de investigación en materia de tecnologías militares y la compra de sistemas de armamentos comunes. La suma mencionada es sólo la inicial y está destinada a crecer con el paso de los años.
Además del incremento de los gastos en el sector militar, entre los compromisos fundamentales de la PESCO figuran también «el desarrollo de nuevas capacidades y la preparación para participar juntos en operaciones militares». Esas capacidades complementan las exigencias de la OTAN, que en el Consejo del Atlántico Norte realizado el 8 de noviembre, decidió adaptar la estructura de mando para aumentar en Europa «la capacidad de reforzar a los aliados de manera rápida y eficaz».
Para eso se han creado dos nuevos mandos: un Mando para el Atlántico, cuya misión consistirá en mantener «libres y seguras las líneas marítimas de comunicación entre Europa y Estados Unidos, vitales para nuestra alianza atlántica», y un Mando para la movilidad, encargado de «mejorar la capacidad de movimiento de las fuerzas militares de la OTAN a través de Europa».
Para que las fuerzas y el armamento puedan desplazarse rápidamente en territorio europeo, según explica el secretario general de la OTAN, es necesario que los Estados europeos «eliminen numerosos obstáculos burocráticos». Mucho se ha hecho desde 2014, pero mucho queda por hacer todavía para que se «apliquen plenamente las legislaciones nacionales que facilitan el paso de fuerzas militares a través de las fronteras». La OTAN, agrega Stoltenberg, necesita además disponer en Europa de suficiente capacidad de transporte para soldados y armamentos, capacidad que proviene en gran parte del sector privado.
Más importante aún, también necesita la OTAN que en Europa «se mejoren las infraestructuras civiles –como carreteras, puentes, vías férreas, aeropuertos y puertos– de manera que se adapteb a las exigencias militares de la OTAN». En otras palabras, los Estados europeos tendrán que costear los trabajos necesarios para adaptar infraestructuras civiles a un uso militar. Por ejemplo, un puente con características técnicas suficientes para garantizar la circulación de automóviles y vehículos de transporte pesado de tipo comercial tendrá sin embargo que ser reforzado para permitir el paso de tanques de asalto.
Es en esa estrategia que viene a insertarse la PESCO, expresión de los círculos dominantes europeos que, a pesar de tener intereses que no coinciden con los de los círculos estadounidenses, se alinean, en el marco de la OTAN, cuando entran en juego los intereses fundamentales de Occidente, que un mundo cambiante hace peligrar. Nos hablan entonces de la «amenaza rusa» ante la cual se levanta esta «Europa unida» que, mientras reduce los gastos sociales y cierra sus fronteras internas a los migrantes, incrementa los gastos militares y abre sus fronteras internas a la libre circulación de soldados y tanques de guerra.
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter