Para Héctor García Páez, amigo del alma de Francisco Reyes
I. Para conocer y admirar el universo donde Vincent van Gogh plasmaba sus sublimes fantasías, se tiene uno que meter de lleno a sus exposiciones; por ejemplo al magistral libro de Victoria Charles: Van Gogh, de la pintura a las letras, que es una exposición de sus lienzos, trozos de las cartas a su hermano Theo y comentarios apoyados en una bibliografía especializada. Necesariamente debe uno entrar a las ediciones de Cartas a Theo, que es la autobiografía de Vincent. Y a la novela-biografía que ha escrito Camilo Sánchez: La viuda de los Van Gogh, para conocer a la extraordinaria Johanna Bonger, la que fuera esposa de Theo y admiradora de la obra de Vincent, en lo que es el cruzamiento de tres vidas con un factor común: la conmovedora pintura de arrebatos singulares y originalidad única. Este genio de la pintura logró crear cientos de colores más en el espectro de luz, que logramos distinguir debido a la reflexión y refracción de la luz dentro de las gotas de agua de la atmósfera; y que es un fenómeno denominado “arco iris” (Rita G Lerner George L Trigg, Enciclopedia de la Física; Alianza Diccionarios). Su genial maestría nos emociona al contemplar sus estremecedoras pinceladas, como estética del sentimiento puro de amor a lo humano y a la naturaleza (Hermann Cohen, La estética del Sentimiento Puro).
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