Thierry Meyssan ya había señalado recientemente lo que se desprende, aunque no está dicho, del informe de la OTAN titulado NATO 2030: United for a New Era. Manlio Dinucci resalta ahora las imprudencias de los redactores de ese informe, donde apoyan el despliegue de misiles nucleares de Estados Unidos en suelo europeo.
La OTAN mira hacia el futuro. En una videoconferencia realizada el 4 de febrero, el secretario general de la alianza atlántica, Jens Stoltenberg, exhortó a estudiantes y jóvenes líderes de los países miembros de ese bloque militar a proponer «nuevas ideas para la OTAN 2030». Esto es parte de una maniobra en la que se busca que universidades y escuelas se impliquen en la estrategia del bloque militar, incluso con un concurso sobre el tema «¿Cuáles serán las mayores amenazas contra la paz y la seguridad en 2030 y cómo tendrá la OTAN que adaptarse para combatirlas?»
Los jóvenes ya tienen en sus manos un libro de texto sobre el asunto. Se llama NATO 2030: United for a New Era y es el texto redactado por el grupo de 10 expertos nombrado para ello el secretario general de la OTAN [1]. Entre esos expertos está la italiana Marta Dassu, quien –luego de haber sido consejera en política exterior del primer ministro italiano Massimo D’Alema durante la guerra de la OTAN contra Yugoslavia– ha asumido importantes cargos en los posteriores gobiernos italianos y fue nombrada por el primer ministro Matteo Renzi para ser miembro del consejo de administración de Finmeccanica (actualmente Leonardo), la mayor industria bélica de Italia.
¿En qué consiste la «nueva era» que plantea el grupo de expertos? Después de haber definido la OTAN como «la alianza más exitosa de la historia», que ha «puesto fin a 2 guerras» –la guerra contra Yugoslavia y la guerra contra Libia, que en realidad fueron desatadas por la OTAN–, el informe de estos expertos describe un mundo caracterizado por «Estados autoritarios que tratan de extender su poder y su influencia», lanzando a los miembros de la OTAN «un desafío sistémico en todos los campos de la seguridad y de la economía».
En un relato que en realidad invierte los hechos, el informe afirma que la OTAN ha tendido a Rusia una mano amistosa pero que Moscú ha respondido con «la agresión en el área euro-atlántica» y que, violando los acuerdos, «provocó el fin del Tratado sobre las Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF)». Rusia, según esos expertos, es «la principal amenaza que la OTAN tiene ante sí en este decenio».
También sostienen que la OTAN se encuentra además frente a crecientes «desafíos contra la seguridad que plantea China», cuyas actividades económicas y desarrollo tecnológico pueden, afirman ellos, «tener un impacto sobre la defensa colectiva y la preparación militar en el área de responsabilidad del Comandante Supremo Aliado en Europa» –cargo que, por cierto, siempre está en manos de un general estadounidense nombrado directamente por el presidente de Estados Unidos.
Después de dar la alarma sobre tales «amenazas» y otras más, que supuestamente vendrían del sur del mundo, el informe de los 10 expertos recomienda «cimentar la centralidad del vínculo transatlántico», o sea el vínculo de Europa con Estados Unidos en el seno de la alianza militar, bajo las órdenes de Estados Unidos. Recomienda simultáneamente «fortalecer el papel político de la OTAN», subrayando que los miembros de la alianza «deben reforzar el Consejo del Atlántico», el principal órgano de la OTAN, cuyos ministros de Defensa y de Exteriores se reúnen periódicamente, al igual que sus jefes de Estado y/o de gobierno. Dado el hecho que, según las normas de la OTAN, las decisiones no se toman por mayoría sino siempre «por unanimidad y de común acuerdo», o sea fundamentalmente estando de acuerdo con lo que ya se decidió en Washington, el ulterior fortalecimiento del Consejo del Atlántico Norte equivale a debilitar los parlamentos europeos, principalmente el de Italia, ya actualmente privado de verdadero poder de decisión sobre los temas militares y la política exterior.
En ese contexto, el informe propone reforzar las fuerzas de la OTAN, en particular en el flanco oriental, dotándolas de «capacidades militares nucleares adecuadas», adaptadas a la situación creada por el fin del Tratado sobre las Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF), tratado anulado por Estados Unidos.
En otras palabras, los 10 expertos piden a Estados Unidos que acelere el despliegue en Europa no sólo de las nuevas bombas nucleares B61-12 sino también de nuevos misiles nucleares de alcance intermedio –similares a los mal llamados «euromisiles» de los años 1980.
Estos expertos piden, en particular, «proseguir y revitalizar los acuerdos de compartición nuclear», que permiten que países formalmente “no nucleares” –como Italia– se preparen para utilizar armas nucleares bajo las órdenes de Estados Unidos. Estos 10 expertos recuerdan, finalmente, que es indispensable que todos los países miembros de la OTAN cumplan el compromiso –contraído en 2014– de incrementar, antes del año 2024, sus presupuestos de defensa en al menos un 2% de su PIB. Eso significa que Italia tendría que aumentar los actuales 26 000 millones anuales de gastos militares hasta 36 000 millones al año.
Ese es el precio que habrá que pagar para disponer de lo que el informe define como «el paraguas de la OTAN».
Traducido al español por Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio
[1] «El rompecabezas de la OTAN», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 8 de diciembre de 2020.
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter