En las relaciones con la Agencia Internacional de Energía Atómica(AIEA) y las negociaciones que se sostienen en torno al dossier nuclear con el «gran trío» europeo (Gran Bretaña, Alemania y Francia), Irán está dispuesto obviamente a jugarse el todo por el todo.
En las relaciones con la Agencia Internacional de Energía Atómica(AIEA) y las negociaciones que se sostienen en torno al dossier nuclear con el «gran trío» europeo (Gran Bretaña, Alemania y Francia), Irán está dispuesto obviamente a jugarse el todo por el todo.
De qué otro modo puede interpretarse la manifestación del secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, Ali Larijani, de que si el «trío europeo» sigue insistiendo en la plena renuncia por la parte irania a tener su propio ciclo nuclear, Irán puede abandonar el Tratado de No Proliferación del Arma Nuclear y prohibirles a los inspectores de la AIEA el acceso a los objetivos nucleares iranios.
En Teherán tienen que estar conscientes de que el abandono del Tratado en cuestión sería interpretado en Europa sólo del único modo: que Irán está preparado del todo para colocar su programa nuclear sobre los rieles militares. Sería interesante saber, ¿qué respuesta en tal contexto esperan recibir en Teherán por parte de la UE y EE UU?
Por supuesto, las últimas manifestaciones de Teherán podrían analizarse a la luz de su diplomacia tradicional aplicada en el problema nuclear y conocida por constantes reticencias, leve chantaje y la aspiración a chocar entre sí los intereses de Europa, EE UU y Rusia.
También es interesante otra cosa. ¿Por qué Teherán ha empezado a actuar desde posiciones tan radicales, que excluyen cualquier componenda, precisamente hoy día?, aunque prometía promover después de las elecciones presidenciales nuevas iniciativas, que permitirían salir del atolladero, según afirmaban en la capital iraní. ¿Qué habrá cambiado? ¿Será posible que Irán esté ya muy cerca de poder crear su propia arma nuclear, si surge la necesidad de ello? Creo que no.
Da la impresión de que Irán incita adrede la entrega de su dossier nuclear al Consejo de Seguridad de la ONU, provocando a su contrincante principal, EE UU, a dar una respuesta. Si así es, ha escogido un momento oportuno para atacar las posiciones de la UE en el proceso negociador y de EE UU, que intenta influir sobre ese proceso.
Es poco probable que EE UU quiera dar hoy una respuesta militar al abandono del Tratado de No Proliferación por Irán. Existen mucho factores que hacen dudar de las posibilidades ilimitadas de la superpotencia. La situación en Iraq no se desarrolla a favor de EE UU. Son nebulosas las perspectivas de la operación antiterrorista que se realiza en Afganistán, donde este año en las zonas meridionales inesperadamente han intensificado su actividad los talibán y
Al Qaeda, mientras que muchos jefes troperos han empezado a plantear la evacuación de las tropas estadounidenses. A ello se debe añadir que las bases militares de EE UU en Asia Central de hecho han perdido su eficacia. Y por último, los huracanes Katrina y Rita han dado los últimos retoques a ese cuadro, provocando los precios récord de petróleo: 68 dólares por barril.
Irán extrae casi tres veces más petróleo que Irak La operación de EE UU en Irak ocasionó la subida de más del 100 por 100 del precio del petróleo: de 22 a 50 dólares por barril. Expertos pronostican con un elevado grado de probabilidad que de realizarse una guerra contra Irán, o hasta en caso de asestarle golpes puntuales, el precio del petróleo subiría hasta unos 90 - 100 dólares por barril.
Los países miembros de la OPEP no serían capaces de compensar tan salto de precios, lo que provocaría inevitablemente una seria crisis en el mercado de hidrocarburos o hasta lo destruiría, según sostienen muchos expertos.
Desde el comienzo mismo era poco probable la renuncia de Irán a crear su ciclo nuclear. El país ha invertido ya más de 350 millones de dólares en la creación de la respectiva infraestructura, y su desarrollo ulterior reduce a la nada la probabilidad de que Irán renuncie por completo a hacerlo.
Es más, dado que Irán posee el 11 y el 18 por ciento de las reservas mundiales de petróleo y gas, tiene una buena situación geoestratégica y goza de bastante influencia en una vasta región: desde Oriente Próximo hasta el Cáucaso del Sur, Asia Central y del Sudoeste, así como en la cuenca del mar Caspio, sería ingenuo suponer que Irán no dé pasos para constituirse en líder regional. Uno de tales pasos es, por lo visto, la firme disposición de Teherán a reservarse el derecho a crear su propio ciclo nuclear completo.
Mas todo ello son pronósticos, aunque probablemente para un futuro ya no muy lejano. Y hoy día a Teherán le importa saber cómo va a reaccionar el Consejo de Seguridad de la ONU ante su dossier nuclear en el contexto de las últimas manifestaciones iranias, y lo más importante, cual será la reacción de Washington.
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