Ollanta Humala

Parece que el pueblo indígena, relegado durante siglos, cree que este hombre hace honor a su nombre. Si así fuera, ¿el Perú milenario habrá encontrado a su representante?

El gobierno de Alejandro Toledo culpó al candidato nacionalista de provocar la mayor caída bursátil desde el 2000. La Bolsa de Lima cerró en diciembre con ganancias de 30 por ciento en sus operaciones correspondientes a 2005. El año anterior había recibido beneficios del 52 por ciento. Según voceros del Banco Central, el descenso de fin de año se debió a que los inversionistas prefirieron retirar sus ganancias ante un posible triunfo de Ollanta Humala en las elecciones presidenciales del próximo 9 de abril.

En apenas tres meses el ex teniente coronel de artillería, de 42 años y líder del Partido Nacionalista Uniendo al Perú, ha desplazado del primer lugar en las intenciones de voto para el periodo 2006-2011 a la candidata de la derecha conservadora, Lourdes Flores, del Partido Unión Nacional. El militar retirado –con una maestría en Ciencias Políticas de la Universidad Católica de Lima y estudios de Derecho Internacional en La Sorbona, de París– se perfila como un serio contrincante.

Ollanta Humala representa lo nuevo, con posiciones nacionalistas e indigenistas. Suficiente para ganarse la antipatía de la prensa nacional y extranjera, que lo exhibe como nazi y, contradictoriamente, también como “discípulo de Hugo Chávez” y “aliado andino de Evo Morales”. Pero esto que causa alarma en las reducidas clases altas y medias de Lima, Arequipa o Cuzco, es motivo de esperanza en la mayoritaria población quechua y aymara, que también se ve reflejada en la vecina Bolivia.

El ex militar, nacido el 27 de junio de 1963, se graduó como subteniente en 1984. Es el segundo de ocho hermanos. Los otros siete se llaman Ulises, Antauro, Pachacutek (“reformador del mundo”, en la mitología inca), Katia Ivoska, Cusi Coyllur (“estrellita alegre”, en quechua) e Imasúmac (“la más hermosa”, en quechua). Salvo Ollanta –que estudió en el Colegio Peruano-Japonés, porque sus padres querían que conociera la cultura asiática– los demás hicieron la primaria y el secundario en el Colegio Franco-Peruano. Todos son universitarios, algunos con estudios en Francia y la ex Unión Soviética, y están altamente politizados.

El jefe de la familia, Isaac Humala, es un abogado y pensador político que habla aymara e inculcó a sus hijos la reivindicación del milenario imperio inca y la “raza cobriza”. En 1997 fundó el Instituto de Estudios Etnogeopolíticos. En la década del cincuenta estuvo vinculado al líder guerrillero Héctor Béjar, del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Posteriormente, Humala padre integró las guerrillas del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), conducido por Luis de la Puente Uceda y Guillermo Lobatón, de quienes se apartó porque se enfrentaron al ejército peruano, al que don Isaac considera imprescindible para realizar cambios estructurales en el país. También dirigió el llamado Comité Reestructurador del Partido Comunista Peruano, que se planteaba desplazar al dirigente histórico Jorge Del Prado.

El etnonacionalismo impulsado por Isaac Humala es una conjugación de raza, idioma y geografía. Sostiene que la “raza cobriza”, por ser mayoría en Perú, debe ser la que gobierne el país. “Los blancos son el tres por ciento de la población. En un gobierno verdaderamente justo participarían en el tres por ciento del poder, de la economía, de todo. No puede ser que el tres por ciento domine por 500 años al 97 por ciento de la población”.

El patriarca fue descrito como un personaje folklórico por Mario Vargas Llosa en su novela “Conversación en la Catedral” (1969). En su juventud, cuando estudiaba en la Universidad de San Marcos, el escritor fue miembro de una célula comunista en la que Isaac era instructor de marxismo-leninismo, lo cual también menciona en “El pez en el agua”, memorias publicadas en 1993.

La madre de Ollanta, la abogada y educadora Elena Tasso, es descendiente del italiano Termilio Tasso, que llegó al Perú en 1850 en compañía del naturalista y explorador Antonio Raymondi, cuyas investigaciones se equiparan con las de Charles Darwin. Raymondi fue miembro honorario de la Real Sociedad Geográfica de Londres, la Sociedad Geográfica de París y la Sociedad Italiana de Antropología, Etnología y Psicología Comparada. Doña Elena asegura que todos sus hijos, a quienes formó en historia y mitología griegas, “están preparados para gobernar”.

El 29 de octubre de 2000, el hoy candidato presidencial y su hermano, el mayor Antauro Igor Humala, se rebelaron en Locumba-Tacna, cerca de la frontera con Chile. Al frente de 70 soldados, exigieron la renuncia del entonces presidente Alberto Fujimori por “ilegítimo y corrupto”. Ambos fueron amnistiados dos meses después. Ollanta fue designado agregado militar en Francia en 2002 y al año siguiente en Corea, como una forma de “exilio dorado” que lo mantuviera lejos del país.

Antauro (“estrella cobriza”, en quechua), que había sido dado de baja del ejército en 1998 por “actividades conspirativas”, es más duro que su hermano: se encuentra en prisión por dirigir un intento de insurrección, el primero de enero de 2005, contra el gobierno de Alejandro Toledo. El levantamiento logró apoyo popular en las ciudades de Arequipa, Tacna, Huaraz, Moquegua y Cuzco. Hoy, sin embargo, Antauro se ha distanciado políticamente de Ollanta.

El ingeniero, analista político y ex diputado Carlos Tapia García afirma que el repunte de Ollanta Humala se debe a que canaliza “la ira y el rencor de los sectores excluidos, que creen que los políticos se benefician personal y colectivamente de la democracia”. Tapia García, integrante de la Comisión de la Verdad y Reconciliación de Perú, creada luego de la caída de Fujimori, considera que “si Humala lidera las encuestas es porque en el país hay un malestar contra los políticos y los partidos; las torpezas de la clase política peruana son las que han generado esta situación”.

El sociólogo y ex senador Enrique Bernales Ballesteros, director ejecutivo de la Comisión Andina de Juristas, pronostica que Ollanta podría pasar a la segunda vuelta electoral e, incluso, ganar la elección de abril próximo si consigue atraer la preferencia de la juventud, que representa el 40 por ciento de los votantes.

Vargas Llosa, buen novelista y pésimo político, es un enemigo declarado del clan Humala, aunque reconoce que “ha logrado cierto implante en los sectores más pobres y marginales. En “Payasada con sangre”, artículo publicado el 23 de enero del año pasado en El País, de Madrid, el escritor señala que “no es de extrañar que la prédica de los hermanos Humala haya encontrado un eco favorable entre estos peruanos enfurecidos y frustrados”. De paso, los califica como “ultranacionalistas”, “hitlerianos” y “nazis” que usan símbolos gays.

El sociólogo Sinesio López, director de la Biblioteca Nacional y responsable de la Maestría de Ciencias Políticas de la Universidad Católica de Lima, fue profesor de Ollanta y opina distinto. Define al candidato en ascenso como “un buen alumno, tranquilo, equilibrado”. La prensa peruana sostiene que “Ollanta es el verbo y Antauro es el predicado”.

Don Isaac Humala afirma que sus hijos son “dos brazos de un mismo cuerpo”. El patriarca va más allá: el 25 de noviembre pasado aseguró que si Ollanta no gana las elecciones de 2006, el gobierno que asuma el 28 de julio caerá antes de un año, derrocado por una masiva protesta popular encabezada por Antauro.

BAMBU PRESS