El análisis de la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo a 30 años del golpe de Estado genocida.
Las preguntas fueron siempre las mismas: “¿Dónde estabas Hebe, el 24 de marzo del ’76?”. Y “¿cuál es el balance de estos treinta años?”.
La vida de las Madres de cada persona fue diferente; los que nos igualaron fueron los hijos, fue su entrega, fue su lucidez, fue la alegría de vivir soñando con la revolución.
¿Por qué será que ningún periodista nos preguntó por ellos? ¿Es que todavía estos periodistas tienen miedo a las respuestas, tienen grandes prejuicios sobre la vida y entrega de nuestros hijos?
Me sobran los dedos de las manos para señalar a los medios de prensa -como se dice comúnmente- que recuerdan a aquellos más de 150 periodistas que no se callaron y hoy integran la lista de los desaparecidos. Desde el gobierno se entregan algunas menciones, pero que no recuerdan a todos.
Las Madres de nuestra Asociación, desde hace más de 20 años comenzamos a reivindicar a nuestros 30.000 hijos como revolucionarios, los que nos marcaron el camino, los que con su ejemplo como el Che, dejaron a las nuevas generaciones el amor por la libertad, la justicia; los que se enfrentaron a los políticos que apoyaban la Triple A, a los militares que junto a los radicales asesinaron a los compañeros de Trelew.
Nuestros hijos se enfrentaron también con algunos partidos de izquierda que, como el Partido Comunista, decía que había generales democráticos.
Por todo esto es que cuando el presidente Néstor Kirchner dijo que nuestros hijos eran sus compañeros, lo sentimos como una reivindicación a su lucha. Y cuando el 24 de marzo nos invitó a participar del acto en elColegio Militar, nos conmocionamos. Cuando entré a ese lugar, donde se formaron tantos milicos asesinos, temblé. Pero el discurso del Presidente, su actitud, el abrazo, me llenaron de orgullo por estar viviendo este maravilloso momento político. Sabemos que falta mucho todavía, que la desocupación, el hambre y la cárcel para los genocidas están en nuestra lucha de cada día.
Seguimos insistiendo para que esta sociedad que se expresó de manera diferente para exigir lo que es justo, deje de tener miedo de reconocer que los 30.000 desaparecidos tenían razón en ofrendar sus valiosas vidas enfrentado a la dictadura y sus verdugos, para defender a su pueblo.
¡Viva la vida! ¡Viva la revolución que todavía nos falta conseguir!
Se fue una Madre
Se fue Teresa Oberti de Suárez. Decidió cambiar de casa. Estoy segura que se pintó, se arregló el cabello con un precioso moño y se puso los tacos altos. Con sus 94 años se cambió de casa y allí nos está esperando hasta que cada una se mude a ese lugar.
Hebe de Bonafini
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