Pensamos que nuestro 30 de abril y el 1º de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, están ligados, y no por casualidad, sino por una causalidad.

Cuando las Madres pensamos en los nuevos hijos que tenemos, nos damos cuenta que nuestros hijos están acá, están en todos los que nos acompañan. Mientras tantos piensen como ellos, mientras tantos luchen como ellos, mientras tengamos esa cosa tan hermosa de creer y de luchar por el otro, ellos seguirán. Y seguirá la lucha por eso que ellos querían: el derecho a la vida, al trabajo, a la vivienda, a la salud, a la educación.

Por luchar por todo ello es que se los llevaron. Pero igualmente no pudieron; ellos están acá, están presentes, no solamente acá sino en todos los que siguen la misma lucha y que la van a continuar. Hemos hecho muchas cosas junto a nuestros compañeros: nuestra Universidad Popular tan hermosa, de donde van a salir tantos para enseñarles a los demás que tienen derechos y cómo se deben defender; esas escuelas primarias que pensamos hacer próximamente; la Biblioteca, la Videoteca, la Editorial. Esas son las cosas que nosotros creemos que tienen que ser, porque eso es lo que nuestros hijos querían.

Las Madres de Plaza de Mayo creemos que la memoria tiene que ser eso. Nuestros hijos no están muertos; mientras todos luchemos y continuemos con sus mismas intenciones y su misma fuerza para seguir luchando por lo que ellos querían, ellos no morirán.

Por lo tanto, nunca, nunca los vamos a dejar morir. Nunca morirán mientras haya uno que siga la lucha que ellos tenían. Por eso las Madres decimos, que en nuestra Plaza, donde hubo tantas botas, donde hubo tantas marchas militares; en nuestra Plaza, compañeros, hoy se toca La Internacional.

¡Vivan nuestros hijos que lucharon por la internacionalidad y por el mundo!