Hoy 18 de septiembre, el ministro de Asuntos Exteriores cubano Felipe Pérez Roque presenta su informe anual “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba” . En base a él se llevará a la Asamblea de la ONU el correspondiente proyecto de Resolución que, bajo ese mismo título, se ha estado aprobando por abrumadora mayoría desde 1992. La votación está previsto que se realice el 30 de octubre.
Foto arriba: el ministro de Asuntos Exteriores cubano Felipe Pérez Roque.
El informe recuerda que más de 7 millones cubanos nacieron con el estigma del bloqueo que Estados Unidos ha impuesto a Cuba hace más de cuatro décadas y que ha afectado sin distinción de sexo, edad, credo religioso o posición social a la totalidad de los cubanos.
El exhaustivo documento repasa elimpacto del bloqueo en los diferentes sectores de la economía y de la vida cotidiana de Cuba, como la alimentación, salud, educación, transporte y vivienda, provocando hasta el momento, perdidas por más de 89 mil millones de dólares, cifra que no incluye los daños directos ocasionados a objetivos económicos y sociales del país por los sabotajes y actos terroristas alentados, organizados y financiados desde los Estados Unidos.
Se destaca que la aplicación del bloqueo no sólo ha causado grandes sufrimientos al pueblo cubano, violando brutalmente sus derechos humanos fundamentales, sino que también perjudica los intereses y los derechos del propio pueblo norteamericano, de los cubanos residentes en los Estados Unidos, así como los de ciudadanos de terceros países afectados por el marcado incremento del efecto extraterritorial de esta política.
Resultados de las Votaciones en la Asamblea General de la ONU
El mundo no ha dejado de oponerse cada vez más al bloqueo genocida de Estados Unidos contra Cuba
(Cantidad de países que han votado en la ONU a favor de la suspención del bloqueo o no, y aquellos que se han abstenido a través de los años).
El bloqueo contra Cuba está considerado por los expertos como el más prolongado, cruel e injusto que haya conocido la historia de la humanidad. Es una Guerra Económica que supone un Acto de Genocidio, establecido y legitimado en las leyes internacionales, a lo que se le suma su Marcado Carácter Extraterritorial que se intensifica a partir de la aprobación de las leyes Torricelli, en 1992 y Helms Burton, en 1996.
Sus primeras medidas fueron instrumentadas pocas semanas después del triunfo de la Revolución, teniendo como objetivo fundamental y declarado la destrucción de la Revolución, privando al pueblo cubano de su soberanía y del ejercicio de su derecho a la libre determinación. Derecho que le es reconocido anualmente en la Asamblea de la ONU mediante al apoyo abrumador a la resolución que condena la política de Estados Unidos contra Cuba y reclama el fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de los Estados Unidos.
A lo largo de diez Administraciones Norteamericanas, la guerra económica ha sido una constante en la política de Estados Unidos hacia Cuba, pero ninguna otra Administración ha llegado a la aplicación feroz y extremos demenciales de agresividad de la actual Administración del Presidente Bush.
La intensificación del bloqueo forma parte esencial de la estrategia de “cambio de régimen” diseñada en el Plan Bush, que se ha propuesto “acelerar” el derrocamiento de la Revolución cubana.
El bloqueo impacta negativamente en la alimentación, la salud, la educación, el transporte, la vivienda, y en otros sectores sensibles para el desarrollo del país y el bienestar de la población cubana. Afecta directamente a la población de forma silenciosa, sistemática y acumulativa sin distinción de edad, sexo, raza, credo religioso o posición social. Atenta en particular contra la niñez, los ancianos y los sectores más vulnerables de la sociedad cubana, llegando incluso a negar medicamentos vitales a nuestra población en el momento necesario.
Los daños económicos directos causados por la aplicación del bloqueo, a partir de cálculos estimados y sin incluir los daños directos a objetivos económicos y sociales del país por los sabotajes y actos terroristas alentados, organizados y financiados desde Estados Unidos, superan los 89 mil millones de dólares. A modo de ejemplo, Cuba no puede: Exportar ningún producto a los EE.UU; Recibir turismo norteamericano; Utilizar el dólar en sus transacciones con el exterior; Realizar operaciones ni recibir créditos de instituciones financieras multilaterales, regionales ni norteamericanas; Importar de subsidiarias norteamericanas; Enviar sus barcos ni aeronaves a territorio norteamericano; Importar productos que contengan más de un 10 % de componentes norteamericanos; Acceder a tecnología de Estados Unidos ni utilizar su flota para trasladar mercancías, viéndose obligada a recurrir a buques de terceros países o de los EE.UU.
La hostilidad de la Administración Bush contra Cuba ha entorpecido el ulterior desarrollo de estas operaciones en condiciones comerciales normales, al amenazar con vetar propuestas legislativas dirigidas a permitir las transacciones financieras directas entre bancos de ambos países para el pago de estas ventas, el acceso a créditos comerciales y poner en riesgo con su política agresiva el suministro de alimentos norteamericanos a Cuba.
Por otro lado, ninguna empresa de un tercer país puede exportar ningún producto a Estados Unidos que contenga componente o materia prima cubana. La Administración Bush ha creado la Fuerza de Tarea Inter-agencia del Níquel Cubano para impedir las ventas de níquel cubano en el mundo.
El bloqueo amenaza a los inversionistas extranjeros en Cuba con la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton, que establece la posibilidad de entablar demandas en tribunales norteamericanos contra los mismos. Además, mediante el Título IV de la Ley Helms-Burton se han negado y se amenaza con negar visas para viajar a EE.UU. a ejecutivos de compañías y sus familiares, y empresarios que invierten en nuestro país, en particular, en sectores económicos estratégicos como son la perforación y extracción de petróleo, el turismo, el níquel, el ron y el tabaco.
Asimismo, Estados Unidos permite el robo de marcas cubanas en su territorio; prohíbe que ciudadanos o residentes permanentes en los EE.UU. puedan comprar legalmente productos de origen cubano, incluso ron y tabaco cuando visitan un tercer país o vía Internet. EE.UU. persigue las transacciones financieras cubanas e intenta entorpecer los vínculos financieros de Cuba con el exterior, incluso los existentes mediante bancos y con el empleo de monedas de terceros países.
El bloqueo prohíbe las ventas de equipos médicos que sean destinados a programas para extranjeros, intentando afectar los programas de la Revolución tanto en Cuba como en el exterior: la Operación Milagro, la Brigada Henry Reeve y el Programa Integral de Salud en más de 70 países.
La Administración Bush, en su afán por intensificar el bloqueo contra Cuba, ha establecido medidas que atentan contra las relaciones familiares, al imponer restricciones a los viajes y al envío de remesas y paquetes de los cubanoamericanos a sus familiares en Cuba.
En materia de Comercio Exterior Cubano, las afectaciones durante el 2006 sobrepasaron los 1.305.388.000 dólares. Los mayores perjuicios se registraron por la imposibilidad de acceder al mercado estadounidense.
En el orden de Importaciones, las importaciones cubanas de alimentos de los Estados Unidos están sujetas a severas restricciones y complicados procedimientos. Solo se efectúan a través de licencias especiales. Cuba debe pagar al contado y por adelantado. Los pagos se realizan a través de bancos de terceros países, por estar prohibidas las relaciones bancarias directas.
La política de bloqueo no es un asunto bilateral. Tiene un marcado carácter extraterritorial y violatorio del Derecho Internacional y de las regulaciones internacionales de comercio. La Asamblea General de las Naciones Unidas, con el apoyo casi unánime de los Estados miembros, ha aprobado quince resoluciones contrarias al bloqueo. El carácter extraterritorial del bloqueo es muestra del desprecio de las autoridades de los Estados Unidos a la soberanía de otros países del mundo. En el período comprendido entre mayo del 2006 y mayo del 2007, al menos 30 países sufrieron los efectos de esta política.
Los daños directos al pueblo cubano y el negativo impacto de la aplicación extraterritorial del bloqueo constituyen los principales obstáculos al rápido avance de los proyectos y programas en curso para el desarrollo económico y social de Cuba.
Cuba continúa enfrentando difíciles condiciones de financiamiento, en términos generalmente más costosos que los ofrecidos como promedio en el mercado internacional. Las afectaciones financieras derivadas del alto riesgo adjudicado a Cuba por su condición de país bloqueado por los EE.UU. ascendieron a 184.534.000 dólares en el 2006.
La aplicación del bloqueo viola los derechos humanos fundamentales del pueblo cubano y perjudica también los intereses y derechos del pueblo norteamericano y de otros países del mundo, afectados por el marcado incremento del efecto extraterritorial de esta política.
En este sentido, impone severas restricciones y pérdidas de oportunidades para los propios ciudadanos y el mundo empresarial de Estados Unidos, que podría tener en Cuba un mercado seguro y natural. Reduce al mínimo el intercambio académico, científico, cultural y deportivo entre cubanos y estadounidenses, en franca violación de los derechos humanos y las libertades académicas y educacionales más elementales.
Durante la Administración Bush más de 300 Universidades de EE.UU. han perdido sus licencias para desarrollar intercambios y enviar estudiantes a universidades cubanas. De igual forma, los ciudadanos norteamericanos que violen lo establecido en la política de bloqueo deben enfrentar cargos que van desde severas multas hasta 10 años de cárcel. Esto ha provocado un creciente rechazo al bloqueo en la propia sociedad estadounidense, en sectores políticos, empresariales y entre numerosas personalidades de ese país, quienes reclaman por el levantamiento de esta política, el establecimiento de relaciones diplomáticas y la reanudación de los viajes a la Isla.
A lo anterior se suma las nuevas restricciones a las visitas familiares de los cubanoamericanos a Cuba, las que han disminuido en más de un 50% durante la Administración Bush. Los viajes de los norteamericanos a Cuba también se han reducido casi la mitad, en un 45%, debido a las nuevas restricciones impuestas por esa Administración.
La política de bloqueo significa una quiebra en las relaciones naturales que deberían tener dos Estados vecinos. El gobierno de Estado Unidos tiene el firme propósito de acelerar la destrucción del orden constitucional decidido por el pueblo cubano, con la aprobación de El Plan Bush, el 6 de mayo del 2004, el cual fue actualizado con nuevas medidas el 10 de Julio 2006, en las que se incluye un anexo secreto de acciones encubiertas, que se están aplicando de forma rigurosa.
A la luz del Plan Bush, el gobierno de los Estados Unidos ha recrudecido el bloqueo con nuevas sanciones económicas, que incluyen la persecución a la actividad de las empresas, las transacciones financieras internacionales de nuestro país, el robo de marcas comerciales y de casi la totalidad de los fondos cubanos congelados en los EE.UU., por solo citar algunos ejemplos.
El gobierno norteamericano ha intensificado sus intentos de fomentar la subversión en Cuba, para lo cual ha decidido destinar más de 80 millones de USD hasta el 2008 y no menos de 20 millones cada año en lo sucesivo. Es una prueba de la desesperación del gobierno de EE.UU. y la mafia anticubana de Miami ante la capacidad de resistencia del pueblo cubano y el creciente prestigio internacional de Cuba.
Se han incrementado las trasmisiones radiales y televisivas ilegales contra Cuba, el financiamiento de campañas de desinformación a nivel internacional para proyectar la imagen de que ha llegado el momento de derrocar la Revolución.
Se designó a una especie de futuro “gobernador general” de Cuba: Caleb McCarry, un “coordinador de la transición” con la misión de coordinar y ejecutar la política de bloqueo, subversión y agresión contra Cuba. La Administración Bush presiona hasta niveles sin precedentes a gobiernos de terceros países para que se sumen a la política anticubana.
De no existir el bloqueo, en el último año Cuba hubiese podido adquirir para la alimentación de la población cubana alrededor de 180 mil toneladas métricas de fríjol de soya, 72 mil toneladas métricas de aceite de soya, 300 mil toneladas métricas de maíz y 275 mil toneladas métricas de trigo; vender aproximadamente 1,1 millones de cajas de ron Havana Club adicionales en territorio estadounidense, que permitiría ingresar unos 47 millones de dólares a la economía cubana; abastecerse de arroz y granos en un volumen superior al requerido e importarlos en breves plazos de tiempo desde los Estados Unidos, sin correr el riesgo de perder aproximadamente 189.462 dólares debido al período prolongado del almacenamiento de estos productos.
También Cuba hubiera podido adquirir los medicamentos y tecnología adecuada para atender a niños con cardiopatías congénitas y otras afecciones; disponer de la tecnología adecuada para los estudios de retina en pacientes afectados, que de no tratarse a tiempo puede provocar la pérdida de la visión; obtener equipos y productos que se utilizan en los pacientes afectados de cáncer; abaratar los costos de las compras de productos y equipamiento necesarios para el control de vectores de enfermedades en el país.
De igual forma, aceleraría el mantenimiento y reparación de los edificios escolares, así como la necesaria reposición del mobiliario escolar, materiales, medios audiovisuales y equipamiento de laboratorios; los cubanos firmarían contratos comerciales que permitieran la presencia de artistas y la actuación de agrupaciones cubanas en los EE.UU; así como estarían representados en ferias del libro, como la de Puerto Rico, considerada como una de las más importantes del área del Caribe, lo cual afecta sensiblemente la comercialización de la literatura cubana.
El transporte tampoco está exento de las consecuencias del bloqueo, Cuba ha dejado de transportar por largas distancias dentro del país a unos 197 mil pasajeros; de obtener piezas para la reparación y mantenimiento del parque de locomotoras que existen en Cuba, el cual está conformado en su gran mayoría por equipos de manufactura norteamericana o canadiense, que poseen componentes hechos en los EE.UU; hubiera podido regularizar el servicio de Metrobus en la capital del país; así como transportar aproximadamente 45 mil pasajeros más diariamente.
De no existir el bloqueo, en el último año Cuba hubiese podido participar en el mercado de importación de azúcar de los EE.UU; acceder, como cualquier otro país del mundo, a servicios gratuitos que se ofrecen en Internet; expandir y desarrollar aún más la Industria Cubana del software. De igual forma, las empresas cubanas no pueden acceder a las licencias desde su dominio “cu”, código de país que permite identificarlas en Internet, con la consiguiente negación de los servicios y productos que soliciten.
Cuba tampoco ha podido acelerar la ejecución de los planes de construcción, conservación y rehabilitación de viviendas, cuyas pérdidas se estiman en 4 millones 300 mil dólares; adquirir piezas de repuesto en el mercado estadounidense para la reparación y sustitución de las redes hidráulicas del país, entre ellas 205 equipos de bombeo de agua que se encuentran sin funcionar, afectando el servicio de agua de 176 mil 109 habitantes.
A pesar de todos los perjuicios y daños ocasionados por el bloqueo en los diferentes sectores de nuestra economía y sociedad, Cuba resiste y avanza. El desarrollo económico y las medidas de carácter social del gobierno cubano abren nuevas perspectivas al país y elevan paulatinamente la calidad de vida del cubano.
El pueblo cubano ha demostrado que no renunciará a su soberanía ni al disfrute de su derecho a la autodeterminación y espera contar una vez más con el apoyo de la comunidad internacional, en su legítimo reclamo de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos
Fuente: Rebelión, 18 de septiembre de 2007.
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter