Vergonzoso empeño el de sepultar realidades con palabras y frases destinadas a mentir sobre la realidad cubana. Tal es actualmente el objetivo cimero de los medios de prensa internacionales, principalmente europeos y también estadounidenses cuando se refieren a Cuba.
Buscar las expresiones más adecuadas para ocultar, obviar, omitir o manejar los calificativos más apropiados encaminados a la distorsión, son las metas más socorridas y constituye otro insultante ángulo de la desinformación sobre la Isla.
Actualmente, cualquier acontecimiento doméstico cubano, que pueda ser manejado contra su Gobierno y sistema social, alcanza notoriedad mediática por los referidos comunicadores.
No ocurre así cuando las situaciones involucran a naciones aliadas de Estados Unidos.
El mejor ejemplo fue el reciente ataque perpetrado por fuerzas especiales israelíes contra la flotilla “Free Gaza” que conducía ayuda humanitaria para el pueblo palestino.
La cobertura noticiosa a hechos como ese, siempre será limitada y su análisis parcializado por los intereses de los centros de poder derechistas que hoy predominan y de hecho dominan en el mundo desarrollado.
Los términos aplicados para calificar ese acto de barbarie sin razón, pasaron por el tamiz de una benevolencia afín a los intereses de Estados Unidos y sus aliados principalmente europeos.
Es así que los medios de prensa occidentales han querido reforzar ese ataque contra activistas civiles desarmados, como un acto defensivo del estado de Israel.
Se ha querido enfatizar su presunto carácter de “país sitiado por extremistas” y el supuesto desconocimiento de parte de las autoridades israelíes, sobre “lo que verdaderamente conducían los buques de la flotilla”.
Para Cuba los medios de difusión masiva europeos y estadounidenses tienen hoy reservado un rasero muy diferente.
En la actual cruzada mediática, cualquier preso común o un llamado disidente que inicie una huelga de hambre, obtiene un inmediato pasaporte a la notoriedad internacional, aupado con calificativos de “disidente”, “preso de conciencia”, ”luchador anticastrista” y otros por el estilo.
Es una fórmula con gran desgaste a resultas de un uso desmedido.
El manejo de los términos “más convenientes” y “convincentes” a los efectos de la cizaña, le son reservados a los temas sobre la Isla y se muestra especial énfasis en la localización y hasta fabricación de opositores y si éstos son susceptibles de convertirse en “mártires”, mucho mejor para sus fines.
Existen muchos casos ilustrativos del afán necrofílico de la gran prensa estadounidense y de otros países y sus manejos distorsionadores contra la ínsula.
Aunque no de brazos cruzados, debemos estar siempre a la espera de nuevas patrañas ante algunos comunicadores a la caza de hechos “relevantes” y para ellos siempre fáciles de tergiversar.
También se dedican a la pesquisa de opositores al proceso cubano susceptibles de notoriedad y de “héroes vivos” o para ellos preferiblemente finados.
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