Este mini documental fue realizado el 2009, en el cono norte de Lima, en Puente Piedra, La Alborada en la punta del cerro en el Zapallal, con el único objetivo de que las autoridades puedan ver la realidad en que mucha gente vive en "Lima", que por supuesto las estadísticas y los medios de comunicación no nos informan, deseamos que los protagonistas del gobierno puedan interesarse en este "bello" paraje, sé que no lo es en lo tangible, y no es burla ni escarnio, pero en lo subjetivo si lo es para mí, porque cuando gente que vive en condiciones tan paupérrimas te acoge con tanto amor y tanto respeto, y en donde has aprendido durante muchos años que tus problemas no son nada al lado del de estas mujeres y niños, aprendes a ver mas allá de lo visible y de las apariencias, aprendes a leer los corazones.
Vilma me ve llegar, se alegra, corre hacia mí y me abraza y llora sin detenerse, le correspondo sus gestos de cariño y en unos minutos lloro también con ella.
Y es que esa es la amistad que no entiende de nada, solo del respeto mutuo que sentimos ambas, la quiero mucho y sé que ella me estima también a mí desde el 2005 cuando nos conocimos.
Ella nació en una cuna de papel y yo, aunque suene disímil y no es bajo ninguna circunstancia arrogancia, en cuna de oro, ella vivió los primeros años de su vida en escasez premiosa y yo en un descomunal lujo; vivió casi como una presa y yo como una mujer sin carencias, pero nos hicimos grandes amigas y mientras todas esas temporadas que paso en su comunidad, siempre me invita a pasar a su pequeña casa de humildes esteras de apenas dos metros de ancho por dos metros de alto, me siento en un sólido bulto de paja que ha convertido como en un "mueble" de su sala, en vez de piso hay polvo, en reemplazo del techo hay esteras con bolsas, todos los ambientes de su hogar, incluido el baño, se concentran en un solo lugar, observo que ella y sus tres hijos viven allí.
Al dirigirme a la pequeña casa central donde desde hace muchos años damos charlas y muchísimas campañas de apoyo, solidaridad y colaboración, esa tarde llevé muchas cosas para la comunidad, pero de poco en poco la incomodidad y un sentimiento de tristeza y congojo me hace sacar mi abrigo, mi casaca, mi chaleco, mi chompa y mi chalina, es inevitable, sentí que así quedara completamente desnuda, nunca iba a lograr abrigar los mas execrables sufrimientos de aquellas hermosas mujeres de papel.
Las llamo mujeres de papel, porque el Estado las ha ignorado completamente casi casi como cuando escribes algo inconveniente en un cuaderno, luego lo tachas, lo arrancas, lo envuelves y lo envías directo al tacho de basura.
Ellas no son frágiles, todo lo contrario, son muy aguerridas y valientes, ¡qué coraje!, fuimos a enseñarles y nosotros como equipo salimos luego con grandes "doctorados" en aprendizajes crudos y extremos, de vida arraigada en los mas profundos dolores del alma.
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