Una prueba dinámica, la capacitación de más de 190 mil ciudadanos a laborar en los colegios y el contacto de los candidatos con alrededor de millón y medio de electores, son apenas rasgos evidentes de la esencia participativa de estos comicios generales, muestra del perfeccionamiento de la democracia.

Comprender el sistema político del país presupone remontarse a la Primera Asamblea Legislativa celebrada el 10 de abril de 1869, pocos meses después del inicio de la guerra contra la metrópoli española, y desde ahí hasta el triunfo de la Revolución en enero de 1959, hecho que propició condiciones para ejercer las ansias constitucionalistas y parlamentarias.

Esos derechos, no pocas veces escamoteados, hallaron entonces la vía expedita. La consulta con las masas sentó pautas, si bien durante los primeros 15 años los máximos esfuerzos se dirigieron a la lucha por la supervivencia frente a constantes agresiones de sucesivos gobiernos estadounidenses.

Tras esa etapa pudo plantearse la institucionalización, para aprobar en 1976 las medidas más importantes en ese sentido, entre ellas la creación de los órganos del Poder Popular y la primera Constitución Socialista, cuyo artículo encabezador define: "Cuba estado socialista de trabajadores, independiente y soberano, organizado por todos y para el bien de todos...".

Tales preceptos guiarán otra vez al pueblo, convocado al voto unido, a las urnas de unos 39 mil colegios activos en la nación, cifra superior a los establecidos cuando la selección de los delegados a nivel de circunscripción en octubre pasado, en pos de facilitar la labor de las mesas encargadas ahora de computar los resultados de dos sufragios, con boletas diseñadas al efecto.

Este incremento obedece también a no tratarse de elegir el delegado a escala de las barriadas, característica que permite al ciudadano, en llamadas excepciones, votar en sitio diferente al establecido por su lugar de residencia, y por ese motivo se abrieron colegios en hospitales y terminales de transportación para garantizar el ejercicio a todos de sus derechos.

Lo más trascendental de estos comicios en cuanto a diferencia ética entre este sistema y el capitalismo recae en la selección de los candidatos, quienes no gastan un centavo en propaganda y solo se exponen públicamente su retrato y biografía.

Cuba plantea el voto unido no como movimiento de unanimidad falsa, sino porque los nominados son el resultado de las propuestas de las comisiones de candidatura compuestas por las organizaciones de masas y sociales, presididas por la CTC, es decir, nacieron del pueblo.

A la par el proceso electoral cobra un significado particular en el actual contexto, como indican expertos, pues el enemigo está pendiente de si se erosiona el consenso popular, pretensiones urgidas de mostrar al mundo que somos un haz de voluntades, herencia del pensamiento de próceres de la talla inmensa de José Martí, precursor de la necesaria unidad latinoamericana.

Frente al proyecto desestabilizador e injerencista del imperialismo, nuestro plan se basa en pilares de unidad, independencia, soberanía, Patria, Revolución y socialismo, que no son mera consigna, sino acto de conciencia, y prueba de ello lo constituye la posibilidad existente de votar por uno, por varios o por todos, según la decisión personal.

Jamás se laceran las libertades cívicas del pueblo, un pueblo de alta escolarización (unos 800 mil graduados universitarios y sedes de estudios superiores en cada municipio) y de elevada cultura política, por el contrario, se trata de respaldar a candidatos escogidos en virtud de méritos propios y no de influencias, como señaló Fidel en los comicios generales de 1992-93.

Dijo entonces también el Comandante en Jefe ante los candidatos: "... confiamos en el espíritu patriótico y revolucionario de nuestro pueblo y en que actuará a la altura de las circunstancias en este combate,... nos conviene un país unido, nos conviene un país fuerte...".

Contempló asimismo en aquel momento la posible actitud de quienes quieren la destrucción del proceso revolucionario, con la anulación de boletas u otras artimañas.

Hoy el panorama se repite en mercenarios internos pagados por el gobierno norteamericano.

El despertar de este domingo, por tanto, será el de la meta de defender la herencia de una educación, una cultura, una idiosincrasia. Será una nueva oportunidad de que cada hombre y mujer sepa cuán importante es como individuo y en colectivo, si de garantía de futuro se trata.

Agencia Cubana de Noticias