El 19 de abril se cumplirán dos años desde que el terrorista internacional Luís Posada Carriles fuera liberado y viajara a Miami, donde aún se refocila con la crápula anticubana bajo la sombrilla protectora que le abrió el gobierno de W. Bush.
En las últimas horas el sonado caso registró hechos que fueron noticia en las páginas de la prensa mundial, aunque tratados con tibieza por la norteamericana. .
Tras la disposición de la Corte de Apelaciones del quinto circuito de Nueva Orleans de que el criminal fuera sometido a nuevo juicio por presunto fraude migratorio y falsos testimonios, la jueza Kathleen Cardone fijó para el 10 de agosto dicha vista y la Fiscalía estadounidense anunció sorpresivamente, y por primera vez, que le añadirá 11 nuevos cargos por haber mentido también sobre su implicación "en solicitar individuos para realizar atentados en Cuba".
Se trata de la serie de sabotajes con explosivos desencadenados en La Habana en 1997, documentada por las autoridades cubanas quienes oportunamente facilitaron las pruebas al Buró Federal de Investigaciones de EE.UU.
En aquella ocasión Posada contrató al mercenario salvadoreño Raúl Cruz León para ejecutar atentados en instalaciones turísticas de la Isla. Una de esas acciones, en el hotel Copacabana, provocó la muerte del joven italiano Fabio Di Celmo.
Posada confesó su implicación en esos hechos a publicaciones de Estados Unidos, además de que existen pruebas documentales irrefutables demostrativas de su activa participación.
Llama aún la atención que no obstante el abultado expediente terrorista del ex agente de la Central de Inteligencia norteamericana, la intención divulgada por la Fiscalía Federal todavía se limita a cargos adicionales de perjurio y obstrucción a la justicia, los cuales debe presentar en el tribunal de El Paso, Texas, el 10 de agosto.
La jueza será Kathleen Cardone, la misma que liberó hace dos años a Posada, cuando con fino tono irónico dio a entender que los cargos culposos contra este sujeto deberían haber sido mejor precisados por el gobierno, regenteado entonces por W. Bush, y no como simple mentiroso.
Es como si la máquina del tiempo hubiera retrocedido luego de haberle regalado un amplio período de gracia al terrorista más peligroso del hemisferio occidental.
Reportes de agencias internacionales de prensa dejan traslucir cierto nerviosismo entre los abogados bien pagados para defender al terrorista, a quien le fue fijada una fianza que suma 350 mil dólares para permanecer en libertad y, según se ha dado a conocer, podría llevar una especie de pulsera electrónica para monitorear su paradero las 24 horas del día.
Adicionalmente, a Posada le prohibieron comunicarse con sus homólogos en el “oficio”, con algunos de los cuales celebró en Miami un “congreso de ex presos políticos”, al cual, violando toda ética, asistió la representante federal Ileana Ross-Lethinen, quien públicamente alardeó de su hoja de servicios como integrante de la mafia anticubana.
La alusión a los socios del terrorista mayor engloba a Santiago Álvarez, Oswaldo Mitat, José Pujol, Rubén López Castro y Ernesto Abreu, quienes se negaron a testificar en la causa de Posada.
¿Llegará la sensatez y la Fiscalía procederá conforme esperan los amantes de la justicia para que el terrorista sea encausado por sus crímenes y no solo por mentiroso?
José Pertierra, abogado que representa a Venezuela en la solicitud de extradición del criminal –naturalizado venezolano—, acaba de manifestar:
“Es un buen primer paso, porque por primera vez se le vincula al terrorismo internacional, porque esta nueva causa lo acusa de mentir y no de matar”.
El jurista recordó que el principal crimen de Posada es haber saboteado un avión de pasajeros con 73 personas a bordo, y que el juicio debe ser por esos asesinatos, no por mentiras. Esa demanda está fundamentada desde el 2005 y Caracas va a seguir insistiendo para su .extradición.
El tratado vigente en la materia entre EE.UU y Venezuela, la convención internacional que protege a los pasajeros en aviación civil, exigen que sea extraditado, o juzgado en EE.UU. por los verdaderos cargos criminales, no por simple embustero.
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