Vuelve Cuba por estos días a ser noticia. Nada nuevo acompaña al suceso. Ni por la manipulada acusación ni por el dedo que culpa. El tema: la justicia.
La agencia EFE publicó la pasada semana que el Comité de las Naciones Unidas sobre la Tortura reiteró su preocupación sobre la Isla por las denuncias ante el aumento de detenciones arbitrarias en breves períodos contra opositores políticos, “defensores de los derechos humanos y periodistas independientes”.
Algunos medios digitales de la prensa norteamericana rápidamente rebotaron la noticia en sus titulares de primera plana. ¡En Estados Unidos!, el más evidente y franco violador de cualquiera y todos los derechos conocidos.
Curiosamente, como ripostó Cuba en su momento, en ninguno de los casos de muerte de detenidos durante el tiempo analizado se pudo establecer la responsabilidad de las fuerzas a cargo de la custodia. Es más, ninguna autopsia evidenció signos de violencia corporal.
Los ecos del recién finalizado VI Encuentro Internacional Justicia y Derecho también podrían servir de útil réplica. Durante tres días de debates e intercambios, la nación caribeña pudo exponer sus mejores resultados. Incluso, bajo el ojo evaluador de reconocidas personalidades extranjeras.
El doctor Elías Carranza, director del Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el Tratamiento del Delincuente, dijo ante cerca de 500 delegados de 14 países que la nación tiene grandes logros en la reducción de la criminalidad y es el más seguro de la región.
Incluso, señaló, no presenta la grave situación de violencia el cual caracteriza al actual contexto del continente, y destacó, al referirse al sistema penitenciario cubano que este no padece los males de otros lugares, como falta de espacio y el exceso de personal, con cifras que duplican y hasta triplican los números permisibles en superpoblación penal.
Rubén Remigio Ferro, presidente del Tribunal Supremo Popular, lo dejó claro durante las sesiones del evento: mientras Cuba desafíe al imperio y ejerza su derecho soberano a construir una sociedad mejor, sus enemigos siempre tratarán de sentarla en el banquillo de los acusados.
Ya sabemos quién, afirmó, pretende someterla al escarnio y al descrédito por diferentes vías.
Cuba cumple hoy, de manera eficaz, la resolución de Naciones Unidas conocida como Reglas de Tokio, destinadas a las personas sancionadas a penas no privativas de libertad.
Armando Torres, presidente del Tribunal Provincial Popular de La Habana, en conversación con la Agencia de Información Nacional, informó que la experiencia, abarcadora de todo el territorio nacional, se extiende a los privados de libertad quienes egresan anticipadamente de las penitenciarías.
Citó entre los beneficios la licencia extrapenal por enfermedad o problemas de salud, la suspensión del trabajo correccional con internamiento -normalmente se cumple en régimen no cerrado-, y las sanciones no privativas de libertad, las cuales solo imponen diversas obligaciones y prohibiciones.
También se concede el trabajo correccional sin internamiento y se les remite a un centro laboral, y se acepta que sean trabajadores por cuenta propia, mientras tengan la debida licencia y paguen los tributos correspondientes.
La inmensa mayoría, afirmó Torres, logra cumplir su condena sin necesidad de ser reenviado a prisión.
Como afirmó Remigio Ferro, el VI Encuentro Internacional Justicia y Derecho sirvió para poner a Cuba en su justo lugar.
Al parecer, el Comité de las Naciones Unidas sobre la Tortura ni se enteró de lo que en aquel evento cientos de juristas extranjeros reconocieron, e incluso desconoce la postura respecto a la Isla de un órgano casi análogo y de igual prestigio internacional: el Instituto Latinoamericano de la ONU para la Prevención del Delito y el Tratamiento del Delincuente. (AIN)
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