La patria grande que es hoy América Latina, extensa y rica región que se extiende del río Bravo a la Patagonia, comparte similitudes históricas y culturales y, al propio tiempo, gran diversidad.
El término, utilizado por vez primera en París en 1856, en la conferencia del filósofo chileno Francisco Bilbao, tiene hoy sentido de supranacionalidad, en el cual confluyen diferentes iniciativas comunes que buscan la integración y la complementariedad regional.
Sin embargo, algunos grandes emporios de la comunicación se valen de sus ardides mediáticos y manipuladores para alterar esta verdad.
La entrevista concedida recientemente por el ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso al diario español El País así lo confirma.
Extensas fueron sus declaraciones, luego de recibir el premio John W. Kluge, que otorga la Biblioteca del Congreso de EE.UU., dotado de un millón de dólares y que reconoce la obra de académicos y personalidades cuyas disciplinas de estudio no entran en el ámbito de los Nobel.
Se valoró, en su caso, el haber sentado las bases en 1969 del concepto de “globalización", en ensayo cuya autoría compartió con el chileno Enzo Falleto.
Curiosamente, el titular del periódico se redujo al tema de la unidad latinoamericana, al cual -por cierto- Cardoso dedica un solo párrafo, el último, al menos por lo que la propia publicación dejó ver.
Henrique Cardoso habla de los títulos de Doctor Honoris Causa que ostenta y de su participación en el grupo Global Elders, fundado por el reconocido líder sudafricano Nelson Mandela.
También se refiere, en gesto algo inmodesto, a su contribución en el llamado milagro brasileño que, según cuenta El País, para buena parte del mundo tiene como protagonista al ex presidente Luis Inacio Lula da Silva.
Ante la idea de que otros lo señalan a él como precursor de la política económica e incluso del programa Bolsa Familia que tantos laureles le han granjeado a Lula, declaró: “Esas son las voces que conocen la historia y los fundamentos de la situación actual” de Brasil. ¿Y las otras no?
Fue durante su mandato, aseguró, que el país se preparó “para el mundo contemporáneo” y añadió: "Lula solo profundizó ese trabajo. Se puede decir que yo empecé y él continuó", expresó.
Para rematar dijo que a la actual mandataria Dilma Roussef le ha tocado un momento mas difícil que el del presidente Lula, “como también fue mi caso”.
A Latinoamérica dedicó solo breves palabras. Al respecto, sobre la existencia de un bloque regional sólido, apuntó: “Si se compara con la época de mi gobierno, la realidad es que hoy hay menos unión, nos hemos dispersado más. En el Mercosur no se ha avanzado, solo existen nuevas barreras arancelarias”, y … terminó.
Como una especie de suerte, y oportuna coincidencia, en esos días se publica otra opinión acerca del mismo tema: la unidad latinoamericana.
Fue la de un español residente en Francia: Ignacio Ramonet, destacado catedrático y periodista, director del diario galo Le Monde Diplomatique y autor del libro “Cien horas con Fidel”.
De paso por Quito, capital de Ecuador, donde presentó su última obra "La explosión de la comunicación", que trata sobre la relación del periodismo con Internet, ofreció una entrevista al diario digital El Ciudadano.
Allí las palabras de Henrique Cardoso tuvieron réplica. Para éste académico -estudioso de los procesos de cambios que tienen lugar en el continente, sin concesiones de enfoque- América Latina vive el mejor momento de su historia, en un contexto inédito de democracia, paz y cooperación, y con gran interés por la integración, como nunca antes.
Sabe, así lo ha expresado, que “80 millones de personas salieron de la pobreza, gracias a las políticas de gobiernos progresistas” y tras dos siglos de historia, hoy estos países celebran el bicentenario de sus independencias.
La Unión de Naciones Suramericanas, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe son muestra consecuente de la voluntad de trabajar en común.
Y aunque a algunos se empecinen en negarlo, esa es la realidad. El esfuerzo que hacen estos pueblos por la justicia y la igualdad no se podrá silenciar, ni siquiera con el poder de los grandes señores de la manipulación mediática. (AIN)
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