Hugo Rafael, jamás estarás muerto. Tus banderas flamean alto en toda nuestra América. Tu herencia, retos, proyectos, ideas, viven en los pueblos de estas tierras a las cuales consagraste tus mejores energías.
Aun en los últimos dos años, cuando batallaste contra el implacable cáncer que te arrancó la vida, no dejaste de blandir el estandarte bolivariano de la dignidad y tu amor por la existencia de todos nuestros pueblos.
La patria, el futuro, la unidad, la batalla y tu fe inquebrantable en la victoria, colman el sentir de los hombres y mujeres de esta nación gigante que se yergue desde el Río Bravo hasta la Patagonia.
Todos sabemos el luto que embarga al mundo porque te reconoce en los grandes y hermosos proyectos por la vida y la prosperidad continental llevados a cabo bajo tu influjo combativo e imbatible.
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), la Unión de Naciones del Sur (UNASUR), tienen la impronta de tus ideas y se convierten cada día en valiosas herramientas por la independencia y en la lucha contra el subdesarrollo y por el bienestar de los pueblos de esta parte del orbe.
En cada proyecto hecho realidad, tanto fuera como dentro de tu amada Venezuela, están el sentimiento y las ideas de Simón Bolívar de convertir a las tierras americanas en una enorme nación plena de libertad y justicia social. Ese mundo mejor posible ya anda gracias a tu indoblegable quehacer.
Los venezolanos han perdido físicamente a un gran hijo. Su obra está latente y presente en cada barrio y municipio, entre los pobres y los indios, en las universidades, en las fuentes de trabajo, en las viviendas, la salud y en todas y cada una de las Misiones acometidas o en vías de hecho en aras de demostrar que tus ideas sobre el socialismo del siglo XXI no son quimeras.
Legas una patria libre e independiente, y el dolor que hoy embarga a todos, hombres y mujeres de muchas latitudes, se revertirá en librar las nuevas y grandes batallas que tienen por delante tu patria y el resto de las naciones del planeta en las cuales sembraste las ideas de la dignidad y la justicia social como hechos posibles y realizables.
Comandante Presidente Hugo Rafael Chávez Frías tu sonrisa y la manera de decir siempre acompañarán a todos los hombres dignos en cualquier sitio en que se hallen.
Este cinco de marzo pasará a la historia como un día infausto porque nos dejaste físicamente. Pero tus retos, proyectos, batallas y victorias nos hacen sentirnos como tú; Chávez.
Hombre gigante, el gran dolor que embarga a toda la América nuestra, hace entonar aquella canción de Alí Primera quien, sin proponérselo en el momento de escribirla, te sintetiza en uno de sus párrafos: “Los que mueren por la vida, no pueden llamarse muertos”.
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