Se cogieron el dedo con la puerta quienes alentaron -vía mediática- los sucesos que podían acaecer durante la visita que realizara a Cuba entre los días 26 al 28 el Papa Benedicto XVI.
Sus palabras de condena al bloqueo, los llamados a la paz, la reconciliación, la unidad… devinieron rotundo mentís contra la andanada de algunos medios de comunicación que preveían caos o desórdenes durante sus días en Santiago de Cuba y La Habana.
Lo vaticinado por las autoridades del país de que la presencia de Benedicto XVI en Cuba “sería un acontecimiento memorable”, se cumplió a plenitud. En todas las palabras del Sumo Pontífice en Cuba así lo puso de manifiesto.
Aquellos que desde sus madrigueras trataron de convertir la visita pastoral en comidilla para sus manipulaciones políticas, fracasaron. El pueblo, patriótico, instruido, respetuoso, orgulloso de su cultura y tradiciones, representado por millares en Santiago de Cuba y La Habana, así lo evidenció.
Benedicto XVI encontró al pueblo abnegado, trabajador, incansable, el cual en medio de disímiles dificultades y enfrascado en profundas transformaciones, lucha por su futuro, pero sobre todo, creyentes o no, prendado de civismo y respeto ante tan alta personalidad mundial.
Aún debajo de la lluvia, durante el recorrido del Papa hacia la terminal aérea, los cubanos permanecieron a pie firme para ofrecerle su más cordial y sincera despedida.
Las palabras expresadas por el Canciller Bruno Rodríguez durante la conferencia ofrecida en La Habana en la inauguración de los centros de prensa (la capital y Santiago de Cuba), fueron elocuentes y reales: “(…) Encontrará a un pueblo comunicativo y hospitalario que hará todo lo posible por hacer que la visita de Su Santidad sea trascendente y que guarde una cálida memoria de un hecho que será necesariamente importante y memorable”.
Así aconteció. Sin embargo, algunos medios de comunicación, en sus reportes, trataron de entresacar palabras de las pronunciadas por Joseph Ratzinger para cumplir con la “política editorial” de sus órganos de prensa que, en mi opinión, para nada opacan la realidad de lo acontecido y sí desmienten sus despachos. Estamos acostumbrados.
El Papa, a contrapelo de los desinformadores, se declaró "convencido de que Cuba, en este momento especialmente importante de su historia, está mirando ya al mañana, y para ello se esfuerza por renovar y ensanchar sus horizontes". Dicho de otra manera más íntima y nuestra: “Cambiar todo lo que deba ser cambiado”.
Desde luego, lo sabemos de memoria, las campañas continuarán y el bloqueo también. Pero estamos preparados, a no dudar. La visita del Peregrino de la Caridad, Benedicto XVI, fue exitosa, llena de fe, patriotismo, respeto y altruismo. Los cubanos, pésele a quien le pese, ¡somos así!
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