La OTAN ya tiene un dispositivo nuclear en el Mediterráneo, con arsenales atómicos en Italia y Turquía –países que violan el Tratado de No Proliferación al aceptar armamento nuclear en sus territorios– y ahora está preparando un despliegue idéntico en el Ártico. El experto en temas militares Valentin Vasilescu explica cómo trata la OTAN de sacar partido de posibles debilidades de Rusia en el Ártico.
Los ejercicios Trident Junction 2018 que la OTAN realizó en Noruega, desde principios de octubre hasta finales de noviembre, fueron los más grandes realizados en los países occidentales desde 1980. Su realización, por primera vez, en las condiciones invernales de la región ártica está vinculada a la intención de Estados Unidos de retirarse del Tratado INF.
Es probable que, además de la región báltica, la OTAN quiera abrir un segundo frente contra Rusia en la región ártica. El objetivo de ese corredor balístico ártico es facilitar la ofensiva naval y aeroterrestre contra Moscú. Después de retirarse del Tratado INF, Estados Unidos podría emplazar misiles balísticos nucleares de alcance medio e intermedio en el territorio de varios países miembros de la OTAN en el Ártico, con lo cual aprovecharía el hecho de Rusia dispone de un número menos elevado de sistemas de detección en su frontera norte.
Desde el norte de Noruega, país miembro de la OTAN, hasta Moscú hay menos de 1 500 kilometros y sólo 1 000 hasta San Petersburgo. La distancia entre el archipiélago de Svalbard, territorio noruego, y Moscú es de 2 000 kilometros. Groenlandia, perteneciente a Dinamarca –otro país miembro de la OTAN– está a 1 500 kilómetros de la frontera rusa y a 3 000 kilómetros de Moscú. El norte de Canadá –también miembro de la OTAN– está a 2 300 kilómetros de la costa ártica rusa y a 3 900 kilómetros de Moscú, si se siguen trayectorias por encima del Polo Norte. Es necesario recordar aquí que el Tratado INF, firmado en 1987, prohíbe la fabricación de sistemas de misiles balísticos terrestres con un alcance de entre 1 000 y 5 500 kilómetros.
Todo lleva a que Rusia adopte medidas para proteger la región ártica.
1 – Las brigadas motorizadas independientes 80 y 200, que pertenecen al 14º Cuerpo de Ejército Ártico de Rusia, en cooperación con la Flota del Norte y el VI Ejército Aéreo, tienen como misión defender las regiones de Murmansk, Arcángel y Nenets. Ambas brigadas están equipadas con tanques T-80, vehículos blindados de transporte de infantería BTR-82A, cañones automotores 2S19 Msta y vehículos anfibios Trekol-39294 capaces de desplazarse sobre la arena, el hielo, la nieve y en pantanos gracias a sus grandes neumáticos tubeless.
Los vehículos destinados al transporte de tropas han sido reemplazados por vehículos DT-30 Vityaz articulados, de esteras y equipados con remolques, vehículos que son capaces desplazarse a 60 km/h. Esos vehículos DT-10 y DT-30 son plataformas para los sistemas antiaéreos móviles Tor-M2DT y Pantsir-S1 (ver foto) adaptados a las condiciones árticas y los sistemas antitanques 9K114-Shturm.
Las unidades de reconocimiento y de operaciones especiales de las dos brigadas ya mencionadas se desplazan en vehículos especiales para la nieve que disponen de cabinas con calefacción y equipamiento de geolocalización vía satélite del tipo TTM-1901 y As-1. Esos vehículos especiales para el desplazamiento sobre la nieve pueden ser aerotransportados por helicópteros Mi-8/17.
2 – La fuerza aérea rusa ha emprendido la restauración y modernización de 7 aeródromos cerca del círculo polar ártico, que estaban abandonados desde 1990. Cinco escuadrones de intercepción aérea, equipados principalmente de aviones MiG-31 han sido desplegados nuevamente en esa región.
3 – Los radares antibalísticos Voronej-DM y Voronej-M de Dunayevka (en el enclave de Kaliningrado) y de Lejtusi (en San Petersburgo) han sido remodernizados para compensar la desactivación del radar de Skrunda (en Letonia). Esos radares rusos tiene un radio de acción de 6 000 kilómetros.
También ha sido modernizado el radar antibalístico del Volga así como el de Hantsavitchy (en Bielorrusia), cuyo radio de acción es de 2 000 kilómetros. Hay otro radar ruso antibalístico Voronezh-VP operativo en Olenegorsk, en la Península de Kola (limítrofe con Finlandia). Otro radar de nueva generación del tipo Daryal ha sido emplazado en Pechora, en el círculo polar ártico. Para terminar, en 2018 un radar entró en operaciones en el archipiélago de Nueva Zembla.
Todos esos radares son parte de una red de alerta, denominada Código 590, bajo el control del 29B6-Container, situado en Nizni Novgorod, a 250 kilómetros de Moscú. Aunque su radio de acción no sobrepasa los 3 000 kilómetros, este último dispone de memorias de almacenamiento y de servidores con una potencia de tratamiento de datos de última generación que se completan con sistemas de comunicación vía satélite. Todos esos radares son del tipo OTHR (Over The Horizon Radar, o sea capaces de “ver” más alla del horizonte) y, para las detecciones a muy grandes distancias, utilizan la reflexión ionosférica de las ondas electromagnéticas.
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