El Mercado Común del Sur (Mercosur), señala entre sus objetivos "la ampliación de las dimensiones de sus mercados nacionales a través de la integración, condición fundamental para acelerar sus procesos de desarrollo económico con justicia social…". Agrega "la necesidad de promover el desarrollo científico y tecnológico de los Estados Partes y modernizar sus economías para ampliar la oferta y calidad de los bienes y servicios, a fin de mejorar las condiciones de vida de sus habitantes". Siguiendo la misma línea, las autoridades gubernamentales no han escatimado discursos grandilocuentes que señalan estos acuerdos como importantes instrumentos de bienestar y desarrollo para la región.
Esa es la teoría, pues son muchas las organizaciones sociales que reclaman que los beneficios no alcanzan a la población, menos a los sectores más deprimidos económicamente. Muchas voces se alzan para señalar que estos acuerdos se convierten sólo en fuente de más beneficios para los grupos económicos locales y transnacionales aumentando la desigualdad social y la miseria. De hecho, el 30 por ciento de la población del Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile) vive por debajo del umbral de la pobreza.
El Programa por un Mercosur Social y Solidario (PMSS), integrado por 18 ONGs de los cinco países del Mercosur, en los próximos cuatro años trabajará con cientos de representantes de organizaciones rurales, urbanas, movimientos de mujeres, jóvenes, sindicatos, etc., para poner en el tapete las limitaciones del concepto de integración que sostienen estos tratados. Entre sus objetivos está mejorar el ejercicio de la ciudadanía de las organizaciones sociales, así como de vastos sectores de la población en situaciones de pobreza y exclusión en cada país del Mercosur. Además, trabajará por la integración latinoamericana paralelamente a los acuerdos comerciales, ya que para el PMSS no sólo somos pueblos que compartimos el mismo territorio, historia y elementos culturales e identitarios, sino que esta unión puede constituirse en herramienta para el bienestar y la justicia social. Para ello cuenta con el apoyo del Comité Católico contra el Hambre y a Favor del Desarrollo (CCFD), una ONG de Francia y de la Unión Europea.
El PMSS trabaja hace varios años por construir un concepto alternativo de integración, teniendo como eje a las organizaciones sociales y de base de cada país. En julio pasado realizó en Chile el Encuentro de Organizaciones Sociales, con participación de dirigentes de los países que conforman el Programa. Se estableció un diálogo para conocer sus aspiraciones y objetivos, reforzando el trabajo colectivo en búsqueda de transformaciones para el bienestar social, la construcción de sociedades más justas e igualitarias, y una integración regional social y solidaria.
Las ONGs chilenas que participan en el PMSS, son el Programa de Economía del Trabajo (PET) y Educación y Comunicaciones (ECO). A esta última pertenece Mario Garcés, historiador y coordinador del PMSS. En el afiche del Encuentro, aparece una mujer regando una semilla en América Latina: "Esa es una metáfora que indica que estamos plantando las semillas para una integración real, que además se conecta con esos viejos sueños latinoamericanos de que unidos nuestro destino puede ser mejor", dice Garcés. Aunque reconoce que el Mercosur puede traer beneficios indirectos para la población, como disminuir costos en energía, su posición frente a estos acuerdos es crítica, "porque en lo concreto son acuerdos de negocios, y los negocios los hacen los grandes empresarios. Por lo tanto, para ellos lo importante son los beneficios, y si hay algunos beneficios para los sectores más pobres, son solo indirectos".
Impacto del neoliberalismo
A lo anterior, Mario Garcés agrega que el contexto regional, dominado por el neoliberalismo, produce consecuencias nefastas para los sectores más desposeídos. "Desde nuestra perspectiva, el resultado del neoliberalismo ha sido profundizar la desigualdad. Pero además, según investigaciones realizadas en países como Chile, Argentina y Uruguay, se ha producido un importante retroceso en los derechos sociales. Por ejemplo en salud, educación, vivienda y otros, que fueron conquistas sociales en toda la región". Según el historiador, el neoliberalismo ha penetrado de forma profunda, generando consumismo e individualismo. "En Chile, el neoliberalismo no sólo ha sido exitoso desde el punto de vista de los indicadores macroeconómicos, sino también en cuanto a debilitar la capacidad de acción colectiva que el pueblo chileno tuvo históricamente. Ese es un impacto muy grave".
Otro punto que Mario Garcés asocia al neoliberalismo, y que afecta la integración latinoamericana, es el sentimiento de superioridad chileno respecto a sus vecinos latinoamericanos. "Creo que ese sentimiento del chileno medio de alguna manera está conectado con el discurso de los grandes empresarios, con el discurso del poder. Es claro que le ha ido bien a los empresarios y a los ricos en Chile. Pero debemos tener las cosas claras, una cosa es la situación macroeconómica y otra es la situación del pueblo. Tenemos que pensar como pueblo, desde nuestras propias experiencias y no colgándonos del éxito de los empresarios o del gobierno".
El futuro es la integración
Pero, ¿cuál es la importancia de la integración latinoamericana? Según Mario Garcés es de principal relevancia. En un mundo globalizado, los países pequeños no tendrán peso importante en el concierto internacional. "Chile sólo tiene quince millones de habitantes, estamos en el fin del mundo y somos extremadamente dependientes de la economía mundial. Cualquier alteración en ella hará que en dos semanas se derrumbe el actual discurso exitista". Por ello los países del Mercosur deben aliarse y formar un bloque que les dé más poder e influencia "porque en los temas del desarrollo, el crecimiento y la calidad de vida de los latinoamericanos dependen justamente de una manera de ingresar distinta al mundo globalizado, de una entrada en bloques regionales".
Garcés plantea que en esta forma de integración es fundamental poner el acento en el componente social. Las demandas de los sectores marginados en cada país son muy similares: "Entonces, si generamos redes que articulen a jóvenes, pobladores, campesinos, estudiantes, profesionales, etc., en un contexto regional, tendremos más fuerza para globalizar sus derechos". Paralelamente a los acuerdos comerciales, se tiene que trabajar en una integración desde abajo, "desde las organizaciones sociales, desde la participación, la solidaridad y la hermandad que une a nuestros pueblos".
Es en este contexto donde cobran importancia las organizaciones sociales, añade Garcés. "Porque nos damos cuenta que no sólo en Chile sino en toda América Latina cuando se han conquistado derechos y se han producido experiencias de participación y avances democráticos, hubo acción colectiva. Sin organización social, sin acción mancomunada, no hay posibilidad de ampliación de los derechos ni mayor justicia social".
Garcés explica que con el PMSS se están dando los primeros pasos para producir cambios que favorezcan la igualdad y la supremacía de las personas en cuanto a sus derechos económicos y sociales. Pese a que en el contexto actual esos objetivos se ven lejanos, el historiador ve factibles estos cambios: "Creo que a largo plazo es posible una integración latinoamericana, porque siempre en las sociedades son las organizaciones sociales las que tienen la mayor apertura a conocer la experiencia de sus hermanos. Creo que en ese sentido la sociedad no tiene fronteras, ya que la experiencia social de sobrevivencia económica, política y de creación cultural de nuestros pueblos, está abierta al diálogo".
Visión de mujer
"Los acuerdos comerciales como el Mercosur en el fondo son para que los ricos se hagan más ricos y los pobres más pobres", señala tajante Luz Bustos, presidenta de la Red de Organizaciones Sociales de La Legua, que participa en el PMSS. Para ella, este programa les permite conocer la experiencia de sus hermanos en otros países. "También nosotros podemos aportar la nuestra, para así construir en conjunto algo grande, para que el Mercosur sea más equitativo y solidario y que las riquezas sean compartidas con el pueblo". Luz Bustos señala que gracias al PMSS se les está tomando en cuenta, ya que la única forma en que logran llamar la atención de las autoridades y los medios es a través de los estigmas de la violencia y la droga que pesan sobre La Legua. "Nosotros reconocemos esos problemas, pero la represión no es el camino para solucionarlos. Nuestra organización trabaja a través del diálogo y la prevención".
Acciones similares lleva a cabo la ONG Acción Educativa de Santa Fe, Argentina, cuya representante es Mónica Rivero. "Nuestros países -dice- tienen falencias en común: todos pasamos por dictaduras, por violación de los derechos humanos y violencia que se ejerció contra nuestros pueblos. En la misma época entramos en procesos de democratización y todos creemos que tenemos democracias débiles, con clases políticas -por lo menos en Argentina- muy corruptas, con un concepto de ciudadanía restringido sólo al acto de votar". Para la dirigenta argentina, los acuerdos comerciales han trastocado conceptos como el de nación, "porque hemos hablado como naciones, y las naciones no son los pueblos. Me parece que hay mucho camino por andar, la integración no se logra por decreto. Antes debemos hacer una construcción colectiva que nos haga sentirnos parte de algo común".
La integración de organizaciones sociales latinoamericanas es factible, según Angelina Oliveira, representante de la ONG Cedac, de Brasil, pero en el largo plazo y supone también una serie de exigencias: "Tenemos que invertir en la creación y multiplicación de sujetos colectivos, capacitar a nuestros dirigentes y acabar con la fragmentación de los movimientos sociales para que juntos tengamos más fuerza e influencia".
Pero Angelina Oliveira va más allá. Asegura que es imposible que un programa como el PMSS tenga éxito dentro del modelo neoliberal imperante. "Según los datos macroeconómicos que entregan las autoridades estamos en crecimiento, pero la gran contradicción es que en realidad siguen creciendo las desigualdades y la falta de oportunidades. Mientras sigamos bajo un modelo neoliberal, esto no va a cambiar"
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