Después tratan de contarnos que el inquilino de la Casa Blanca hizo un alto en su diaria agenda bélica para representar un sainete telefónico con tres orejas peludas, característica somática que identifica a soplones pretendidamente encubiertos, pero realmente descubiertos por su contubernio mercenario con quien puntualmente les paga en devaluados billetes verdes.

La guarida del conciliábulo electrónico no podía ser otra que la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, con lo cual ya esta puede solicitar su primicia mundial en el libro de récords Guiness de sede diplomática públicamente reconocida como violadora de cuanta norma internacional regula las relaciones internacionales.

Es así porque los expertos que redactaron hace muchos años los tratados internacionales de Viena y de Ginebra no pudieron imaginarse en su momento que existiría en la historia un ejecutivo como W., capaz de hacer el ridículo público por cuenta propia.

Hay que reconocer, no obstante, que el mandatario norteamericano no estuvo solo. Junto a él, escuchando, asesorando, como siempre, y hasta acompañándolo después en las diatribas, estuvieron los inefables Carlos (Charlitín para sus amigos) Gutiérrez, secretario de Comercio, y la inefable señorita Condoleezza Rice, secretaria de Estado.

Del lado habanero del bejuco telefónico estaban las orejas peludas de tres conocidos mercenarios.

¿Tema de la charla?: Al decir del Herald se desconoce en esencia y solo se sabe que las orejas peludas dieron a conocer un “comunicado de prensa”.

En realidad fueron tan malos redactores que no se entiende lo que quieren decir, ¿o será que trastocaron el mensaje?

Un funcionario de la sede diplomática se encargó de armar el galimatías: ‘‘Los cubanos presentes dieron una explicación, con sus criterios, a título personal, con el enfoque de la situación política, económica y social del país’’.

De lo que comentaron la Señorita y el Comerciante no se dice ni papa. De lo que dijo el Guerrero mayor, solo se transcribe: ’’El Presidente se refirió a que la libertad de estos (se refiere a mercenarios presos) sería un primer indicio para su país’’.

Como no se sabe realmente qué quiere decir, inferimos que se trata de uno más de los conocidos “bushismos”, que alimentan el repertorio de los humoristas.

Agrega el comunicado que Bush señaló estar “impresionado por la valentía de los opositores”.

Confieso que yo también me quedé impresionadísimo ante tanta cáscara de piña verde. ¿No tendrá W. Bush otra cosa más importante de que ocuparse en su atribulada nación, que atraviesa una franca declinación económica y está empantanado sin salida en una criminal invasión en Iraq?

Finalmente, no me queda claro si el Presidente habló en español o en inglés. No importa, después de todo fue un trabalenguas macarrónico.

Agencia Cubana de Noticias