El arte purifica el alma, descorre las cortinas del espíritu humano e imprime valores imperecederos en las personas, no importan la edad ni los escenarios por escabrosos que puedan resultar.
Los estragos devastadores ocasionados por el paso a través de Cuba de dos poderosos huracanes -Gustav e Ike- con intervalo de solo ocho días entre uno y otro, dejaron huellas imborrables en millares de cubanos quienes, de la noche a la mañana, se hallaron que lo habían perdido todo, menos la vida.
En medio de tal desolador panorama un pequeño rayo de bondad se ha depositado en los ardientes corazones esperanzados de quienes deberán emprender -ya lo hacen- a reconstruir su universo desde cero.
El pintor cubano Alexis Leyva, Kcho, nativo de la Isla de la Juventud, fue el primero en organizar una brigada artística que arribó horas después del cruce de devastadores huracanes por ese territorio. Arte, música, actuaciones, llenaron el vacío espiritual de los pobladores de ese espacio al sur de Cuba, notablemente deteriorado en su fondo habitacional.
A esta cruzada siguieron otras, integradas por otros representantes de las diversas manifestaciones del arte en el país, que han visitado todas las ciudades y territorios afectados por los meteoros, tocando la sensibilidad de todos y colocando un granito de amor y solidaridad en los corazones de los damnificados.
El grupo de teatro infantil La Colmenita, de renombre internacional, regaló amor y mucha solidaridad por La Palma, en las montañas pinareñas, cuando invadieron ese otro rincón cubano con su actuar y su manera personalísima de hacer. Los pequeños se ganaron el corazón de los serranos del occidente de Cuba.
Jorge Perugorría, actor de valía dentro y fuera de fronteras y quien incursiona en el campo de la pintura, promueve el proyecto Arte por arte, para donar óleos, grabados, dibujos y, con el dinero recaudado en la subasta, contribuir a restañar instituciones culturales, en particular las del Cine Pobre en Gibara, en la costa norte oriental. En el país sufrieron daños de consideración 146 de esas instalaciones.
Hasta Gíbara también se desplazaron Pancho Amat y su Cabildo del Son, Beatriz Márquez, Buena Fe, Corina Mestre y Osvaldo Doimeadiós, quienes con sus maneras de hacer colmaron de placenteros momentos a los pobladores de la llamada Villa Blanca, plaza estimada por artistas y cineastas de Cuba y el mundo.
Artistas del proyecto comunitario Villa Azul, de Mariel, partieron hacia el oriente del país para recrear con su accionar artístico a los residentes en las regiones más dañadas en esa porción del territorio nacional.
Múltiples han sido, y continuarán, las iniciativas que ejecutan creadores de todas las ramas de las artes en la Antilla Mayor, para alegrar y ensanchar las mentes y los corazones de sus compatriotas, a quienes esos desastres naturales han mordido con toda su crudeza.
La propia Unión de Escritores y Artistas de Cuba ha apelado a la “sensibilidad de intelectuales y artistas de todas partes del mundo para que reclamen el inmediato levantamiento del genocida bloqueo económico, comercial y financiero norteamericano y promuevan acciones de solidaridad y ayuda hacia nuestro país”.
Suscrito por 170 personalidades, entre ellos los escritores Roberto Fernández Retamar y Miguel Barnet; la directora del Ballet Nacional de Cuba Alicia Alonso, los músicos Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Omara Portuondo, Chucho Valdés y Leo Brower.
Al pronunciarse sobre este mensaje enviado al planeta y que ya ha recibido más de cinco mil adhesiones, Alicia Alonso remarcó: “A ellos (al gobierno de Estados Unidos) les decimos ¡despierten! No pedimos limosna, pedimos el derecho humano a ser iguales y vivir en el mismo mundo donde vivimos todos y tenemos que defender la vida y la existencia de este mundo”.
De una punta a otra del archipiélago cubano músicos, pintores, actores, intelectuales integran estas brigadas y se han volcado hacia los sitios de mayor dolor y paliar con sus acciones y solidaridad los momentos difíciles por los que atraviesan miles de cubanos.
Amor, hermandad, entrega artística y humana, de hombres y mujeres también de este pueblo capaz, que con su arte, escriben la epopeya de los tiempos que nos ha tocado vivir.
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